La pr¨¦dica de El Brujo
Si la Iglesia tuviera para los asuntos pastorales la vista que tiene para los asuntos financieros, fichar¨ªa a El Brujo para que instruyera a sus p¨¢rrocos en el arte de la elocuencia. Ex¨¦gesis como esta que hace de El evangelio de San Juan llevar¨ªan a misa a muchos no practicantes, turistas y agn¨®sticos. Sus espect¨¢culos ¨²ltimos son rituales profanos con un halo de misterio, ora sobre la personalidad cuasi ang¨¦lica de San Francisco de As¨ªs (San Francisco, juglar de Dios), ora sobre la identidad proteica de Miguel de Cervantes par¨®dicamente autotransmutado en Cide Hamete Benengeli (El caballero de la palabra).
Dice San Juan que en el principio era el Verbo, y que este era Dios. Con El Brujo, el verbo se hace hombre, comenta los hechos de Cristo, establece analog¨ªas entre su ¨¦poca y la nuestra, formula hip¨®tesis desprejuiciadas sobre la naturaleza divina, imita los retratos que de los ap¨®stoles hay en los vitrales de las catedrales, le pone a uno de ellos la voz de Fernando Fern¨¢n G¨®mez para quien lo pille y hace mil comentarios breves, certeros y jocosos sobre pasajes significativos del m¨¢s teol¨®gico, vigoroso y exc¨¦ntrico de los cuatro evangelios, sin faltarle al respeto. No todo es oro ni cobre. En las dos horas y veinte minutos que dura su pr¨¦dica, punteada en vivo por cuatro buenos m¨²sicos, hay chistes perfectamente prescindibles y zonas nebulosas que quiz¨¢ se definan con el transcurso de las representaciones, porque El Brujo hace y rehace en contacto con el p¨²blico.
EL EVANGELIO DE SAN JUAN
Versi¨®n: Rafael ?lvarez, El Brujo. M¨²sicos: Juan de Pura, Kevin Robb y Daniel Su¨¢rez, Sena. M¨²sica: Javier Alejano. Escenograf¨ªa, interpretaci¨®n y direcci¨®n: El Brujo. Teatro Mar¨ªa Guerrero. Hasta el 17 de octubre.
En este espect¨¢culo, cobran especial relieve las frases en griego cl¨¢sico que, en su voz envolvente, destilan misterio y musicalidad, como las divinas palabras latinas con que Pedro Gailo apacigua a la muchedumbre dispuesta a lapidar a su esposa en la c¨¦lebre tragicomedia de Valle-Incl¨¢n. Lo mejor es la atenci¨®n con que el actor cordob¨¦s pone el evangelio en contexto, las notas que mete a pie de p¨¢gina, su capacidad para desdoblarse en Cristo, en la Virgen y en quien haga falta, con aliento c¨®mico y pulso sacro. Nunca se hab¨ªa parecido tanto al Dario Fo de Misterio Bufo, pero todav¨ªa le queda no poco que pulir y enderezar para rozar la altura de sus dos trabajos anteriores.
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