"Lo importante es que el p¨²blico haga de Dios y yo, de gu¨ªa juglaresco"
"Si el lenguaje es el espejo del poder, el Jes¨²s que retrata san Juan es un esc¨¢ndalo. Ejerce violencia po¨¦tica sobre el lenguaje caduco del mundo, lo subvierte con fuerza; su libertad de expresi¨®n choca brutalmente contra la inercia opaca del poder. Y finalmente el poder crucifica la Palabra". As¨ª habla Rafael ?lvarez, El Brujo, curtido y popular actor, de su ¨²ltimo espect¨¢culo, El evangelio de san Juan. Con ¨¦l ha abierto la temporada 2010- 2011 del Centro Dram¨¢tico Nacional.
El espect¨¢culo, que se representa hasta el 17 de octubre en el teatro Mar¨ªa Guerrero, incide en algo que nadie como ¨¦l y Dario Fo dominan: la narraci¨®n basada en la tradici¨®n oral. "Cuando hice el texto de Dario", dice en referencia a San Francisco, juglar de Dios, "se me abri¨® un campo de posibilidades, descubr¨ª la veta de la narrativa oral llevada al teatro, la tradici¨®n juglaresca, que viene del narrador solitario que cuenta vidas de h¨¦roes y de santos", se?ala. Con este montaje, el de Fo y El ingenioso caballero de la palabra cierra una trilog¨ªa basada en antiguas t¨¦cnicas de transmisi¨®n y narraci¨®n oral donde el humor es nota dominante.
El artista estrena 'El evangelio de San Juan" en el teatro Mar¨ªa Guerrero
El origen de El evangelio de san Juan no deja de ser curioso. "Me refugi¨¦ unos d¨ªas en el monasterio de Silos; los monjes me invitaron a hacerles fragmentos de teatro en el refectorio; a partir de ah¨ª considero a estos cracks musicales, superventas en Estados Unidos, mis ¨ªntimos amigos; uno me dijo 'por qu¨¦ no cuentas los Evangelios, la vida de Jes¨²s' y contest¨¦ que c¨®mo iba a vender a los Ayuntamientos algo tan en desuso y a contracorriente", se?ala ri¨¦ndose de su recuerdo.
Pero ley¨® el Evangelio de san Juan y le fascin¨®: "Son peque?os cuentos llenos de ternura". Dos a?os m¨¢s tarde alguien le dijo que ten¨ªa que hacer algo del evangelio. "Interpret¨¦ esas coincidencias como una sincron¨ªa de las de Jung, era una especie de mensaje", se?ala el actor que ha presentado el montaje en festivales como Almagro y M¨¦rida.
Ha acudido al evangelio que m¨¢s ha sacudido y conmovido a m¨²ltiples creadores y artistas como Rossellini, Moli¨¨re, Pasolini, Zeffirelli, Leonardo, Chaplin, Kierkegaard, Bach o Einstein. Newton le dedic¨® los ¨²ltimos a?os de su vejez, cuando aprendi¨® griego cl¨¢sico y arameo para leer el original.
"Es menos realista, casi es una composici¨®n abstracta, tiene humor; el lenguaje est¨¢ lleno de acci¨®n, no es narrativo; es est¨¦tico, m¨ªstico, inspirado en El cantar de los cantares", dice ?lvarez. "Veo este evangelio como una extrovertida ceremonia popular con la frescura y espontaneidad que le confiere al teatro la risa y la sensualidad del contacto con el p¨²blico, pero con cierto aire de exaltaci¨®n m¨ªstica, o mist¨¦rica, si se quiere", sostiene.
El Brujo se ha atrevido en el escenario y la pantalla a hacer de p¨ªcaro, Quijote, Lazarillo, contrabajista, borrachuzo, asesino, incluso de San Francisco, pero nunca se hab¨ªa atrevido a hacer del mism¨ªsimo Dios de los cristianos. "Lo de menos es de qu¨¦ haga yo, lo importante es que el espectador haga de Dios", dice este hombre interesado desde hace d¨¦cadas por la narrativa popular y que tiene El Mahabbaratha como libro de cabecera.
"El acceso a esos textos est¨¢ mediatizado por una educaci¨®n cat¨®lica que, tal y como la percib¨ª, era una religi¨®n de tinieblas, y en la historia de esta Iglesia hay muchos seres luminosos", dice. "Hay muchas corrientes, secretos por descubrir. La Iglesia de Rouco no es la de Sobrino
[Jon, jesu¨ªta y defensor de la teolog¨ªa de la liberaci¨®n] y menos a¨²n la de los benedictinos; para ellos el pecado no es lo mismo; el ¨¦nfasis no est¨¢ en el pecado, sino en la gracia, no hay una connotaci¨®n moral sino cognitiva".
Para hacer la s¨ªntesis le ayud¨® mucho la m¨²sica. "El espect¨¢culo es como una fuga musical en la que act¨²o como si fuera un cicerone que muestra una catedral que se sabe de memoria y cuela chistes, inventa algo y de vez en cuando les cuenta algo de su vida, soy un cicerone juglaresco".
Si bien en el espect¨¢culo la direcci¨®n, la versi¨®n, la escenograf¨ªa y la interpretaci¨®n corren a cargo de El Brujo, hay un elemento primordial que ha aportado el compositor Javier Alejano, director musical de un peque?o grupo de viola, voz, saxo y percusi¨®n que participa en el montaje.
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