Presupuestar es f¨¢cil
Carlos Otero D¨ªaz, al que muchos profesores universitarios, economistas y juristas gallegos s¨®lo podemos recordar con agradecimiento y reconocimiento, fue una persona clave en el desarrollo de nuestro autogobierno. Tras poner en marcha la primera Facultad de Ciencias Econ¨®micas y Empresariales de Galicia en Compostela, como primer conselleiro de Econom¨ªa y Hacienda de la Xunta fue responsable de elaborar nuestro primer presupuesto auton¨®mico. Ya en los a?os 90, fue el encargado de echar a andar el Consello de Contas y presidirlo nueve a?os, hasta convertirlo en una de las instituciones m¨¢s prestigiadas dentro de su ¨¢mbito tanto en Espa?a como en Europa.
No le faltaba al admirado don Carlos, en definitiva, experiencia en materia presupuestaria. Como docente, Otero ten¨ªa una capacidad legendaria para facilitar la comprensi¨®n de conceptos complejos (como el de utilidad marginal decreciente) con explicaciones simp¨¢ticas y adaptadas a la audiencia (el consumo de tazas por el Franco, primero; el de cubatas por la zona nueva de Santiago, ya con la movida). Pose¨ªa, ciertamente, el don de resumir en una frase comprensible la complejidad de las instituciones financieras. Por ejemplo, las t¨¦cnicas presupuestarias: "Presupostar ¨¦ f¨¢cil, o caso ¨¦ ter os cartos", sentenci¨® en una ocasi¨®n en medio de un debate universitario sobre las nuevas t¨¦cnicas presupuestarias p¨²blicas.
El endeudamiento se va a reducir a la mitad y los ingresos tributarios no mejorar¨¢n a corto plazo
Hoy, m¨¢s que nunca, esta afirmaci¨®n se revela completamente atinada. Desde 1982, ejercicio en el que Carlos Otero present¨® al reci¨¦n estrenado Parlamento de Galicia las primeras cuentas auton¨®micas, el volumen total de recursos de la administraci¨®n gallega no dej¨® de crecer.
Y lo hizo constantemente, y a tasas muy elevadas (de entre el 5% y el 10% anual en los ¨²ltimos 15 a?os) no siempre (o ¨²nicamente) explicables por la asunci¨®n de nuevas competencias, hasta alcanzar pr¨¢cticamente la cifra de 12.000 millones de euros (dos billones de pesetas) en el ¨²ltimo a?o del bipartito. Y as¨ª fue justo hasta 2010, en el que por vez primera disminuyeron los ingresos no financieros (transferencias del Estado e ingresos propios) de la comunidad aut¨®noma, una ca¨ªda que s¨®lo parcialmente se pudo compensar con el recurso al endeudamiento y con la promoci¨®n de inversiones p¨²blicas financiadas con capital privado.
Y no estamos ante una situaci¨®n pasajera: en 2011, en relaci¨®n a 2010, y con el objetivo de cumplir los objetivos de d¨¦ficit y deuda que nos ha impuesto la Uni¨®n Europea, la capacidad de endeudamiento se va a reducir pr¨¢cticamente a la mitad, y va a seguir haci¨¦ndolo en el futuro; al tiempo que, como es bien sabido, las tasas de crecimiento previstas para la econom¨ªa espa?ola no van a permitir, tampoco, una mejora sustancial en los ingresos tributarios a corto plazo (ni siquiera, como algunos proponen, subiendo el IRPF a los "ricos").
A mayores de la ca¨ªda de los ingresos no financieros por la menor recaudaci¨®n de los impuestos propios y la ca¨ªda de las transferencias del Estado, -esto ¨²ltimo a causa de un sistema de financiaci¨®n auton¨®mica que no favorece a las comunidades aut¨®nomas (CC AA) de menor renta y al poco autonomista entendimiento del principio de lealtad institucional que aplica el Gobierno de Zapatero- (que hizo recaer en las CC AA parte del coste de decisiones fiscales adoptadas unilateralmente: cheque beb¨¦, deducci¨®n de 400 euros en el IRPF, y otras); y tambi¨¦n a mayores de la ca¨ªda de los ingresos financieros, por los m¨¢s estrictos l¨ªmites al endeudamiento que nos impone el entorno comunitario, la comunidad aut¨®noma ver¨¢ adicionalmente mermada su capacidad de invertir y financiar los servicios p¨²blicos que gestiona. Eso, como consecuencia de la tambi¨¦n poco sensible con las CC AA obligaci¨®n de devolver los anticipos a cuenta que el Estado adelant¨® en 2008 y 2009, debido a sus irreales previsiones de crecimiento de la econom¨ªa espa?ola. En nuestro caso 2.500 millones de euros, a raz¨®n de 500 millones/a?o.
Este, y no otro, es el entorno en el que la hacienda p¨²blica gallega se va a mover en los pr¨®ximos a?os. Con muchos menos recursos se va a tener que hacer frente a compromisos de gasto asumidos en el pasado, por gobiernos y conselleiros de todos los colores, y muy especialmente por el bipartito, que consolid¨® como gasto corriente buena parte de los ingresos adicionales con los que cont¨®.
Siendo esta la situaci¨®n real, intentar comparar las cantidades licitadas en la actualidad con las realizadas en los a?os de crecimiento presupuestario (a veces por encima de los ingresos reales, como en 2008 y 2009) puede calificarse, como m¨ªnimo, de oportunista. Y criticar al mismo tiempo que crezca el endeudamiento, de incoherente. Algo as¨ª como criticar a quien recoge los restos de la fiesta por no seguir sirviendo tazas y copas. Entre 2005 y 2009 presupuestar era f¨¢cil. Hab¨ªa cuartos. Incluso cuartos que, como los 2.500 millones de 2008 y 2009, ahora tendremos que devolver.
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