Pastel espiritual al servicio de la reina
Ni el mis¨®gino m¨¢s cerril podr¨ªa negar la hermosura de Julia Roberts, poseedora de un rostro del que es imposible desviar la enamorada mirada. Todo en ella chorrea atractivo, clase y sensualidad. No hace falta exprimirse el cerebro para comprender el eterno estrellato de esta preciosa mujer, que aunque las arrugas empiecen a amenazarla siga gustando a todo cristo. Tambi¨¦n es una excelente actriz. Pero si repasas su obra descubres una lamentable ausencia de grandes pel¨ªculas, admitiendo el derecho y la sinceridad de los infinitos admiradores de Pretty woman a considerarla como lo m¨¢s inolvidable y emocionante que les ha ocurrido en una sala de cine.
El Premio Donostia a la carrera de justificados dioses le ha ca¨ªdo en otras ediciones a actores y actrices que no solo eran majestuosos en su arte sino que tuvieron la intuici¨®n, la lucidez o la suerte de protagonizar bastantes obras maestras. Hablo de Mitchum, Peck, Glenn Ford, Pacino, De Niro, Bette Davis, Meryl Streep, gente as¨ª. Al conced¨¦rselo no solo est¨¢s homenajeando a aut¨¦nticas leyendas, sino que tambi¨¦n garantizas la presencia en el festival de esos mitos, algo que va a concentrar el fervor del p¨²blico y el generalizado inter¨¦s de los medios de comunicaci¨®n. Si adem¨¢s de contar con ellos en el escenario, en entrevistas y en la calle, se da la fortuna de que al exhibir su ¨²ltimo trabajo este tenga las caracter¨ªsticas de una obra de arte, el ¨¦xito es absoluto, el festival ha salvado esa edici¨®n.
Imagino que est¨¢n calculadas las entradas que puede vender esta se?ora
Lo incongruente es que a cambio de disponer en vivo y en directo de la estrella, tengas que promocionar el horror que acaba de interpretar. Come reza ama (el t¨ªtulo ya induce al mosqueo) es un lujoso y cursi veh¨ªculo al servicio exclusivo de su majestad Julia Roberts y lo que te fascina es como se dise?a un producto como este. Imagino que est¨¢n calculadas las entradas que puede vender a nivel planetario cada nueva pel¨ªcula de esta guap¨ªsima se?ora, que se gasta tanto en marketing como en la producci¨®n de la pel¨ªcula, que la historia y el gui¨®n est¨¢n calculados al mil¨ªmetro para que Julia Roberts ofrezca a su anhelante p¨²blico lo que esperan de ella, que es condici¨®n obligatoria que aparezca en cada plano, que halla un ej¨¦rcito de sastres y maquilladores adornando su presencia hasta el m¨ªnimo detalle. Inevitablemente, el resultado nunca ser¨¢ una pel¨ªcula de autor, sino de un mercenario que sabe conducir inmejorablemente a su destino la carroza de la reina.
El origen literario de Come reza ama es un best seller que no he tenido la previsible desgracia de leer. Al parecer, la autora cuenta las experiencias reales que le ocurrieron cuando intent¨® solucionar su crisis sentimental y de identidad viajando a Italia, India y Bali en busca de espiritualidad, meditaci¨®n, mantra, karma, paz interior, esencias de la religi¨®n y todo tipo de cosas trascendentes para el alma. Imagino que un equipo de psic¨®logos y soci¨®logos deducir¨ªan que este personaje era ideal para que lo encarnara Julia Roberts, que estar¨ªa irresistible haciendo de yuppy atormentada, con matrimonio quebrado y otra relaci¨®n amorosa amenazada por el vac¨ªo, llena de incertidumbres y de miedos, que va a redimirse y a encontrar el equilibrio interior gracias al dolce far niente italiano, la oraci¨®n hind¨² y los consejos y las predicciones de un cham¨¢n de Bali. Pero no todo van a ser rezos, b¨²squeda interior y misticismo. Trat¨¢ndose de Julia Roberts, tiene que andar cerca alg¨²n enamorado pr¨ªncipe azul que le devuelva la alegr¨ªa de vivir en la cama y en las puestas de sol, la necesidad de volver a entregar su hipersensible y temeroso coraz¨®n.
El director Ryan Murphy no busca complicaciones en una historia en la que cualquier espectador con dos dedos de frente sabe todo el tiempo lo que va a ocurrir. Y lo que ocurre responde a la cursiler¨ªa sentimental, el exceso de merengue, el discurso pretendidamente trascendente, la espiritualidad de manual, el turisteo de lujo, el empalago visual, el desfile de modelitos ex¨®ticos que exhibe la deprimida que quer¨ªa encontrarse a s¨ª misma, el infalible happy end. Casi todo resulta falso, indigerible, artificial, meloso y pesadito. Imagino que a dos actores tan s¨®lidos y preocupados por su curr¨ªculo como Richard Jenkins y Javier Bardem les tienen que haber ofrecido un past¨®n por hacer de mariachis humanistas de la reina. Y a ella, aunque la est¨¦tica sea relamida y una majader¨ªa el argumento, siempre apetece mirarla. Pero lo que verdaderamente me agrede en esta tonter¨ªa de dise?o es que en su banda sonora aparezcan dos canciones sublimes de mi amado Neil Young y fragmentos de la m¨²sica verdaderamente rom¨¢ntica y l¨ªrica que compusieron Gato Barbieri y Oliver Nelson para ?ltimo tango en Par¨ªs. La l¨®gica exigir¨ªa que ambientaran esta pel¨ªcula con canciones del juglar Julio Iglesias.
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