"Quiero vivir con mi novia, evolucionar"

?scar Mart¨ªn-Blas, 25 a?os, sabe que es el tercero en discordia: "Al principio, lo llev¨¦ un poco mal. Es complicado meterse a vivir con una pareja. Me gustar¨ªa tener m¨¢s intimidad. Soy un hombre y no puedo pasearme por la casa en pa?os menores. O cuando hay roces entre ellos, entonces me voy al rinc¨®n, que es mi habitaci¨®n, para que lo solucionen".

Desde hace tres a?os, ?scar vive con Ruth Palomares y Borja Cu¨¦llar, ambos de 24 a?os y pareja desde hace tres, en un piso de 50 metros cuadrados en Paterna (Valencia). "Los primeros d¨ªas yo estaba un poco cortado pero ya es como un amigo", cuenta Borja. Compartir piso es la opci¨®n m¨¢s econ¨®mica pero tambi¨¦n, hoy por hoy, la ¨²nica para los tres. No tienen dinero para m¨¢s. Desde que empezaron a convivir, ?scar, que trabaja en una consultora de mercados, no ha ganado m¨¢s de 800 euros mensuales. Ruth (que estudi¨® un grado superior de Automoci¨®n) y Borja (que curs¨® un m¨®dulo de Dise?o Gr¨¢fico) no han tenido estabilidad laboral ni un sueldo superior a 1.200 euros. Y ahora est¨¢n en paro.

"Es dif¨ªcil compartir casa con una pareja. Me gustar¨ªa tener m¨¢s intimidad"

"Necesito tener mis cuatro paredes, pero todo se retrasa: el piso, la boda..."

La emancipaci¨®n depende del trabajo y el precio de la vivienda. Durante la expansi¨®n econ¨®mica el porcentaje de los menores de 34 a?os que pudieron abandonar la casa familiar no par¨® de crecer. Mientras que en 2002 solo pudo hacerlo un 35%, en 2008 la relaci¨®n hab¨ªa subido al 46,3%. Pero con el estallido de la crisis la tendencia se ha estancado. La previsi¨®n es que siga as¨ª.

Al igual que ?scar, Ruth y Borja, cada vez son m¨¢s los que comparten piso. Las b¨²squedas en idealista.com de este tipo de habitaciones han aumentado un 95% en el ¨²ltimo a?o. El precio medio por un cuarto es de 353 euros. "Y lo interesante es que hace tres a?os la media de los demandantes era de 25 a?os y ahora es de casi 29", apunta C¨¦sar Oteiza, director de operaciones del portal.

Pero no todas las parejas est¨¢n dispuestas a compartir piso. Laura Fern¨¢ndez (27 a?os) y Alfonso Castellano (29) ni se lo plantean, aunque s¨ª llevan un a?o deseando vivir juntos. "Es la edad", explica Alfonso. Pero de momento es inviable. Ella, licenciada en Derecho, est¨¢ preparando la oposici¨®n de t¨¦cnico de la Administraci¨®n General del Ayuntamiento de Sevilla -"las plazas se han reducido de 50 a 15 por el recorte de gastos"-, y ¨¦l, tambi¨¦n licenciado en Derecho, gana 1.000 euros "como mucho" en un despacho de abogados. Est¨¢n registrados desde hace m¨¢s de dos a?os para acceder a una vivienda de protecci¨®n oficial que "nunca sale".

"Yo me agobio m¨¢s que Laura porque lo que quiero es de una vez evolucionar, tener un pisito y cuatro paredes. Vivir con mi novia", asegura Alfonso. "La cosa est¨¢ chunga. Todo se retrasa: el piso, la boda, todo", a?ade. Los dos sienten que el tiempo se les echa encima. Mientras tanto, acuden puntuales cada viernes a su lugar de encuentro: el Centro Comercial de Nervi¨®n Plaza, donde van a cenar y al cine.

Las autonom¨ªas y el Ministerio de la Vivienda ofrecen distintas ayudas para el alquiler. El Gobierno aprob¨® en 2008 la Renta B¨¢sica de Emancipaci¨®n (RBE), que consiste en 210 euros mensuales durante cuatro a?os a los j¨®venes de entre 22 y 30 a?os con ingresos inferiores de 22.000 euros brutos al a?o. Seg¨²n el Ministerio de Vivienda, 213.257 j¨®venes se han beneficiado de esta ayuda.

En el caso de los que prefieren adquirir un piso, el Observatorio Joven de Vivienda estima que los ingresos netos m¨ªnimos al mes necesarios para comprar una vivienda libre en Espa?a son de 2.379 euros, un ingreso al alcance de pocos. Adem¨¢s, los bancos han endurecido las condiciones de concesi¨®n para la compra de un piso. Entre otras cosas, muchos exigen que el interesado pueda dar de entrada al menos una tercera parte del coste y demostrar una estabilidad laboral.

"En Espa?a estamos cambiando la estructura social tal y como la entend¨ªamos. Los j¨®venes empiezan a asumir, cosa que no deber¨ªan, el hecho de que no van a poder emanciparse f¨¢cilmente y que si lo logran, lo har¨¢n mucho m¨¢s tarde", afirma Ricardo Ibarra, presidente del Consejo de la Juventud.

Sol Pascual, de 21 a?os y estudiante de una doble licenciatura (Comunicaci¨®n Audiovisual y Administraci¨®n y Direcci¨®n de Empresas), se siente frustrada y acepta que ah¨ª fuera le esperan nubarrones: "Empezar¨¦ ganando poco, lo tengo asumido, pero me agobia". Sol, que vive en el pueblo madrile?o de Becerril de la Sierra, queda cada d¨ªa con Roberto Aguilera, su novio, de 23 a?os. Tras siete a?os trabajando de carnicero, a finales de septiembre Roberto se queda sin trabajo. De ganar 1.200 euros despachando en el puesto -"empec¨¦ cobrando 400"- pasar¨¢ a estudiar una oposici¨®n para polic¨ªa local: "Busco una estabilidad". Ambos pensaron en irse a vivir juntos hace un a?o, cuando el resto de sus amigos, que "trabajan en negocios familiares y ganan lo suficiente para alquilar un pisito", se emanciparon. Pero saben que a ellos les tardar¨¢ en llegar el momento. "Nadie te regala nada", repite una y otra vez Roberto, que con su Citro?n Saxo blanco recorre varias veces a la semana los ocho kil¨®metros que separan El Boalo, su pueblo, de Becerril de la Sierra para recoger a Sol e ir juntos al Centro Comercial de Villalba. "Si tienes tu casa, gastas menos", insiste Roberto. "Y mola hacer lo que t¨² quieras cuando t¨² quieras".