Falta alojamiento en los campus para acoger innovaci¨®n y talento
La escasez de residencias universitarias lastra la competitividad espa?ola
Atraer talento e innovaci¨®n es el reto y, hoy por hoy, la mercanc¨ªa m¨¢s rentable es el conocimiento. Pero este s¨ª ocupa lugar y necesita infraestructura. Por ejemplo, oferta para acomodar a profesores e investigadores en los campus, algo que en Espa?a escasea.
En Madrid, universidades con solera como la Complutense y Aut¨®noma ocupan recintos sin apenas capacidad para edificar. Y para los visitantes reservan un escaso n¨²mero de plazas en colegios mayores -que piden ser reformados a gritos- residencias privadas y, ocasionalmente, hoteles. Contrastan con la Vila de la Universidad Aut¨®noma de Barcelona (UAB) con 230 hect¨¢reas, 14 facultades, y "m¨¢s de 20 institutos y centros de investigaci¨®n en el propio campus y un edificio con 217 apartamentos para profesores y posgrados", seg¨²n indica su gerente, Jos¨¦ Luis Albertos.
En 25 a?os la oferta de plazas ha subido gracias a la iniciativa privada
El presidente de la Asociaci¨®n Espa?ola de Colegios Mayores y Residencias Universitarias, Jos¨¦ Luis Muzquiz, lo deja claro: los proyectos de investigaci¨®n europeos requieren desplazarse a otros campus y, a su vez, invitar a profesores extranjeros al propio.
Poder ofrecer un alojamiento cercano a bibliotecas y otros servicios es una ventaja comparativa para Jos¨¦ Manuel Velasco, profesor de Derecho Internacional en la Universidad de Castilla-La Mancha. "Cuando estableces contacto en campus como el de Oxford y eres invitado a dar conferencias tiene que haber reciprocidad", indica. En el campus de Toledo puede invitar a sus colegas a un edificio con 30 plazas, junto al vicerrectorado. En ¨¦l se convocan cursos de posgrado en los que participan jueces, magistrados y ex ministros. Para su colega, Arturo Molina, profesor de M¨¢rketing, contar a priori con el alojamiento "es un indicativo de buena imagen universitaria y de la importancia que una sociedad da a su universidad".
"Es esencial tener noticia de los avances que se dan en otros campos del conocimiento y residir en el campus permite contrastar ideas y conocer lo ¨²ltimo de primera mano", dice la profesora de la Universidad de Zaragoza Aurora Egido, reconocida experta en literatura barroca espa?ola.
La penuria econ¨®mica es determinante. "Para las universidades, el alojamiento no deja de ser complementario: priorizan docencia e investigaci¨®n. Antes un buen laboratorio que m¨¢s habitaciones", apunta Ricardo Nieto, de la Universidad Aut¨®noma. M¨²zquiz cree llegado el momento de equilibrar ambas cosas.
Cuando se crearon algunas de las facultades en los setenta, la demanda proven¨ªa de estudiantes de provincias. Pocos. Despu¨¦s aument¨® con la creaci¨®n de nuevos centros y, sobre todo, con programas como el Erasmus y, actualmente, con la readaptaci¨®n para incorporarse al Espacio Europeo de Educaci¨®n Superior, fruto del proceso de Bolonia que implica la libre circulaci¨®n de conocimiento, estudiantes y profesores universitarios.
Oferta escasa se corresponde con una d¨¦bil demanda. Y para el despegue, en las universidades falta capital y flexibilidad para moverse en un mercado regido por las leyes de la hosteler¨ªa. La soluci¨®n ha venido de la mano de fundaciones y del sector privado, que mov¨ªa 425 millones de euros hace dos a?os, seg¨²n la consultora DBK. Contabiliza 89.600 plazas repartidas en unos 200 colegios mayores y 885 residencias. "Cada universidad ha dado una respuesta diferente, pero durante los ¨²ltimos 25 a?os la oferta de las p¨²blicas ha aumentado gracias a convenios con la iniciativa privada. Conviven los colegios mayores con las residencias privadas que son promovidas y gestionadas por particulares sobre suelo p¨²blico o privado", dice Ricardo Nieto.
No todo es un problema econ¨®mico. En la UCM, llaman la atenci¨®n dos promociones de viviendas, sobre suelo de su propiedad, con las que no se puede contar para la necesaria internacionalizaci¨®n. Los pisos de la profesorera de la UCM son ocupados por los profesores de forma vitalicia, al igual que sucede en la Universidad de Zaragoza.
Y, por otra parte, la ubicaci¨®n de algunos campus limita la posibilidad de vivir en ellos. Es el caso de la del Pa¨ªs Vasco. "En Bilbao no se pueden hacer alojamientos porque la facultad se hizo a finales de los sesenta en la cima de un monte", comenta la f¨ªsica Idoia Garc¨ªa de Guturbay. De su estancia en Cambridge destaca que "los alumnos son capaces de hablar de cualquier tema" y que residir en el recinto docente facilita participar en las actividades culturales. "En Bilbao, a las seis de la tarde la Universidad se vac¨ªa".
Claro que nada tienen que ver los 35.000 alumnos de la UAB con los 5.000 de la Universidad de Zaragoza en Teruel, donde la demanda de alojamiento supone una revitalizaci¨®n de la ciudad, al igual que sucede en Salamanca.
El polo de desarrollo que supone una universidad puede ser muy potente. El alojamiento es un acicate, la salsa, pero el ingrediente principal es una ense?anza especializada y de calidad. Los profesores consultados cuestionan la proliferaci¨®n de facultades con ofertas similares en diferentes ciudades.
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