La esencia del paisaje americano

Su extensa obra ha servido, como muy pocas otras cosas han logrado hacerlo, para difundir la esencia del paisaje norteamericano. En sus escenarios naturales confluye la aridez de las monta?as, de las cataratas y de los r¨ªos con el crecimiento incontrolado de la ciudad de Nueva York y el nacimiento del concepto americano de naci¨®n.

Asher B. Durand (1796-1886) es el paisajista m¨¢s influyente de su tiempo y uno de los pioneros del grabado, y est¨¢ representado en algunas colecciones particulares en Espa?a, pero hasta el momento su obra no se hab¨ªa visto en profundidad. La fundaci¨®n Juan March de Madrid inaugura hoy una exposici¨®n retrospectiva en la que, a trav¨¦s de 140 obras, muestra su buc¨®lico concepto de la belleza de los campos de Norteam¨¦rica.

Su obra evoca el nacimiento del concepto americano de naci¨®n

La exposici¨®n arranca con sus primeros trabajos como grabador

Testigo de casi todo el siglo XIX (vivi¨® 90 a?os), su obra es un compendio de paisajismo intelectual y descriptivo de lo genuinamente americano, entreverado de formas europeas de contemplar el mundo. Los fondos proceden de la Historial Society de Nueva York, el museo m¨¢s antiguo de la ciudad.

La exposici¨®n, comisariada por Manuel Font¨¢n, director de exposiciones de la Fundaci¨®n March, pretende ser el segundo viaje de Asher Durand a Europa. El primero se produjo en junio de 1840 y se prolong¨® durante un a?o. Acompa?ado de varios amigos artistas, visit¨® los escenarios clave de lo que ellos consideraban que constitu¨ªan los hitos del arte antiguo. Visit¨® los grandes museos y copi¨® obras maestras de fama mundial. En ese aprendizaje de la concepci¨®n del paisaje europeo aprendi¨® secretos t¨¦cnicos y desvel¨® misterios que le ayudaron a enfrentarse de una manera nueva con las escenas de la naturaleza.

Nacido durante la presidencia de George Washington en una aldea de Nueva Jersey, Durand vivi¨® casi toda su vida en Nueva York, con el r¨ªo Hudson como punto de referencia. Particip¨® desde la primera fila en el desarrollo de la naci¨®n y en la lucha de los l¨ªderes pol¨ªticos y sociales por conseguir una identidad propia para los Estados Unidos de Am¨¦rica.

La exposici¨®n arranca con los primeros trabajos de grabador, en los que deslumbra su dominio de la t¨¦cnica a la hora de mostrar la iconograf¨ªa nacional. Algunos de estos trabajos sirven para imprimir papel moneda. Autorretratos y retratos de los pr¨®ceres nacionales le sirven para dar despu¨¦s el salto a sus paisajes. Son unas escenas naturales en las que muestra el interior de los bosques con tal precisi¨®n que se puede contemplar al detalle cada hoja de cada una de las especies arb¨®reas norteamericanas. Pocas veces aparece la presencia humana. Como mucho, un diminuto pescador en medio de un r¨ªo. Lo que le importa es mostrar la grandeza de la Naturaleza. Toda una met¨¢fora de la naci¨®n a la que pertenece.