Vacaciones a la romana
Villa Adriana, no lejos de la capital, fue el capricho del emperador viajero
Adriano, el m¨¢s viajero de todos los emperadores, recorri¨® el Imperio Romano en varias ocasiones. Dej¨® maravillas como el pante¨®n, su mausoleo (castillo Sant'Angelo) o la suntuosa Villa Adriana, su obra maestra. Se est¨¢ realizando una superproducci¨®n sobre su vida, basada en el best seller de Marguerite Yourcenar, Memorias de Adriano, dirigida por John Boorman (Excalibur) y posiblemente protagonizada por Antonio Banderas.
Poeta y arquitecto, helenizante y homosexual, para la Antig¨¹edad es el modelo de gobernante ilustrado. Originario de la B¨¦tica It¨¢lica, cerca de la actual Sevilla, Adriano estuvo viajando siempre. Solo descans¨® al final de su vida. Muri¨® con 62 a?os, en el 138. Hab¨ªa ascendido al trono en el 117. Gran amante de la filosof¨ªa estoica y epic¨²rea, se dedic¨® al ejercicio del poder como un funcionario y empe?¨® sus esfuerzos en reformas pol¨ªticas, administrativas, econ¨®micas, incluso agrarias, a la vez que elabor¨® planes urban¨ªsticos y monumentales, participando ¨¦l mismo como dise?ador.
Para llegar a Villa Adriana se pueden coger autobuses durante todo el d¨ªa desde la romana Stazione Termini. La villa, a las afueras de Roma, ocupa una extensa meseta: m¨¢s de un kil¨®metro cuadrado, aunque todav¨ªa se encuentra una importante porci¨®n sin excavar en las estribaciones de las laderas de los montes Sabinos, cerca de T¨ªvoli, la localidad que durante tantos a?os fue retiro de poetas como Horacio, o que sirvi¨® como cantera de la piedra con la que se construy¨® el Coliseo -que termin¨® el propio Adriano- o la bas¨ªlica de San Pedro siglos despu¨¦s. La Villa Adriana fue dise?ada con todo lujo de detalles: t¨²neles, galer¨ªas y estancias que la sorteaban bajo tierra y por donde viv¨ªan y circulaban esclavos y el servicio en general, con capacidad para carros de caballos incluso.
Lleg¨® a albergar m¨¢s de treinta edificios, con grandes extensiones de jardines y zonas de recreo, incluyendo teatros, bibliotecas, estanques artificiales, varios templos y termas, y m¨¢s de cien estancias solo para el personal. Llegaron a habitarla m¨¢s de cinco mil personas en su ¨¦poca de esplendor, al final de la vida de Adriano. El recorrido total, yendo ligeros y sin leer demasiado la gu¨ªa, lleva m¨¢s de media jornada, as¨ª que hay que llevarse agua y alg¨²n panino para matar el gusanillo. La Villa sigui¨® estando habitada durante varios siglos, quedando abandonada a comienzos de la Edad Oscura.
Las distintas construcciones que albergaba representaban lugares y monumentos del mundo romano, pero tambi¨¦n de los territorios que el emperador visit¨® durante sus viajes. Uno de los emblemas de la Villa es el Canopo, que ha pasado a ser un icono de la belleza cl¨¢sica. Precisamente toma su nombre de una ciudad egipcia. Se cuenta que una parte del Canopo llamada Serapeum fue objeto de cr¨ªticas mordaces por parte del arquitecto Apolodoro de Damasco (quien habr¨ªa comparado con "calabazas" las c¨²pulas dise?adas por Adriano). Seg¨²n una leyenda que muchos consideran intencionada para desacreditar a Adriano, la ira del emperador provoc¨® el destierro y posterior asesinato del arquitecto.
En fin, sea como fuere, la Villa Adriana est¨¢ considerada como una obra maestra en su conjunto porque une las m¨¢s altas expresiones culturales del antiguo mundo mediterr¨¢neo, desde la escultura hasta la arquitectura, la decoraci¨®n o la pintura, pasando por la jardiner¨ªa o la astronom¨ªa. El estudio de los monumentos que conforman Villa Adriana jug¨® a finales de la Edad Media un rol crucial en el redescubrimiento de los elementos de la arquitectura cl¨¢sica en el Renacimiento y en el periodo Barroco, pero tambi¨¦n influy¨® profundamente en los siglos XIX y XX.
Recientemente se descubrieron en la Villa, por cierto, los restos de un extraordinario templo dedicado a Antinoo, el joven con el que Adriano vivi¨® una intensa pasi¨®n amorosa y que, seg¨²n cuenta Yourcenar en su magn¨ªfica novela, se suicid¨® con apenas veinte a?os, ahog¨¢ndose en el Nilo como ofrenda propiciatoria para el propio emperador. Este, desconsolado, fund¨® una ciudad en Egipto -hoy en ruinas, Antinoe- y consagr¨® templos en su honor a lo largo de todo el Imperio. Han quedado muchas esculturas de Antinoo esparcidas por toda la latinidad (una de las mejores, en el Museo del Prado).
L¨²dicas fuentes
Si queda tiempo, no hay que dejar de visitar Villa de Este, a pocos kil¨®metros de distancia. En el siglo XVI el cardenal Hip¨®lito II de Este, duque de Ferrara, utiliz¨® el m¨¢rmol, las columnas y los materiales que quedaban de Villa Adriana para construir ¨¦l a su vez una extraordinaria mansi¨®n que merece especialmente la pena, por su ostentaci¨®n renacentista, barroca y sus l¨²dicas fuentes y laber¨ªnticos jardines. Tambi¨¦n T¨ªvoli tiene su encanto, con restos interesantes como el santuario de H¨¦rcules, ruinas o templos desperdigados. Pero despu¨¦s de tanta visita y una jornada tan intensa el viajero tiene hambre y hay que buscar en T¨ªvoli alguna trattoria u osteria para degustar las bondades culinarias de la tierra, comer una aut¨¦ntica pasta o una pizza en el horno de le?a, a ser posible con un buen vaso de vino. Aqu¨ª precisamente te tratan como en casa, sin ese bullicio de Roma. Tal y como buscaban los antiguos romanos en su retiro estival.
? Juan Carlos Abril (Los Villares, Ja¨¦n, 1974) es poeta.
Gu¨ªa
C¨®mo ir
? Vueling (www.vueling.com) vuela de Madrid a Roma desde 50 euros.
? Iberia (www.iberia.es) vuela de Madrid a Roma por 112 euros.
La visita
? Villa Adriana (0039 06 39 96 79 00; www.villaadriana.com). Abre a diario de 9.00 a una hora antes del atardecer. Entrada, 6,50 euros.
Estudiantes, 3,25. Menores de 18 y mayores de 65, gratis.
? www.villa-adriana.net. ? www.tibursuperbum.it/es/monumenti/villaadriana/index.htm.
?www.italyguides.it/us/roma/hadrian_s_villa/hadrian_s_villa.htm.
? Informaci¨®n:?www.lazioturismo.it.
? Villa de Este (www.villadestetivoli.info; 0039 04 45 23 03 10).
? Turismo de T¨ªvoli (www.comune.tivoli.rm.it; 0039 07 74 45 35 50).
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