"Ser¨ªa un error no reflexionar despu¨¦s de la huelga general"

Aterriz¨® en el Ministerio de Trabajo con el encargo de gobernar la inmigraci¨®n, pero a los dos meses aparc¨® sus conocimientos para zambullirse en lo que denomina "el tsunami del desempleo". Celestino Corbacho abandona este departamento sin haber conseguido doblegar el paro, el indicador m¨¢s recalcitrante de la econom¨ªa. Por si en alg¨²n momento hubiera tenido la tentaci¨®n de olvidarlo, cada ma?ana, a eso de las 8.30, recibe en su m¨®vil la desasosegante cifra de desempleados. "Ha sido lo m¨¢s duro", confiesa desde su amplio despacho, ya por pocos d¨ªas, del ministerio.

Antes de marcharse, Corbacho ha desempe?ado el inc¨®modo papel de dar la cara por el Gobierno en la jornada de huelga general. Sus 34 a?os de militancia socialista le procuran el temple suficiente como para pasar de puntillas por ese episodio o discrepar discretamente de algunas propuestas del Ejecutivo -por ejemplo, en pensiones- sin sentirse desautorizado. "Aqu¨ª vas a estar mejor", le dicen sus paisanos ante el inminente regreso a Catalu?a.

"Ha sido el momento m¨¢s duro de los ¨²ltimos 30 a?os" con UGT y CC OO

"Mi marcha no se debe a la huelga o a falta de confianza de Zapatero"

Pregunta. ?Informar sobre la huelga ha sido su ¨²ltima labor como ministro?

Respuesta. Bueno, de los acontecimientos que puedan surgir en los pr¨®ximos d¨ªas no hay ninguno de esa magnitud.

P. ?Le pidi¨® Zapatero que lo hiciera o fue iniciativa suya?

R. Se decidi¨®, con el visto bueno del presidente, que el Gobierno ten¨ªa que informar y que fuera el ministro de Trabajo. No es ning¨²n encargo especial, sino algo bastante l¨®gico.

P. Con su salida del ministerio, ?se siente v¨ªctima de una reforma laboral que no ha impulsado?

R. No. Esta es la reforma laboral que el Gobierno ha identificado como necesaria para fortalecer su econom¨ªa y garantizar que los ajustes se hagan mediante flexibilidad y no mediante despidos. Con el paso del tiempo se ver¨¢.

P. Pero tambi¨¦n otras huelgas se han saldado con salidas de ministros de Trabajo y ahora le toca a usted.

R. Mi decisi¨®n no tiene nada que ver con la huelga ni con la confianza del presidente, que siento que la tengo, sino con una decisi¨®n pol¨ªtico-personal: volver a Catalu?a a participar en primera l¨ªnea pol¨ªtica. Se decidi¨® este verano. Yo, en cualquier caso, me siento corresponsable de todas las medidas del Gobierno, y de esta tambi¨¦n.

P. El d¨ªa de la huelga, ?no result¨® excesiva su pulcritud al no dar datos para no confrontar con los sindicatos?

R. El d¨ªa anterior, el Gobierno adopt¨® una decisi¨®n: sab¨ªamos que ¨ªbamos a conocer en tiempo real lo que estaba pasando en Espa?a. Hab¨ªa datos que pod¨ªamos certificar y el resto, inevitablemente, ser¨ªan estimaciones. El Gobierno decidi¨® que solo dar¨ªa los primeros, sin estimaciones. Y tampoco iba a opinar sobre otras, vinieran de las organizaciones que vinieran. Pens¨¢bamos que era entrar en guerra de cifras. Al Gobierno lo que le preocupaba era conciliar dos derechos: huelga y trabajo.

P. Pero con su actitud tan comprensiva parec¨ªa que entendiera los motivos de los huelguistas, que incluso tuviera la tentaci¨®n de sumarse a ellos.

R. No. No comparto los motivos que llevaron a la convocatoria, pero eso no significa no respetar a los convocantes. Uno sabe que ese d¨ªa muchas cosas se ver¨¢n alteradas. Entonces, hay que evaluar si esas alteraciones son radicales o no. Y yo creo que el ritmo normal no fue alterado de manera importante. Por eso el Gobierno lo valor¨®, no porque hubiera una aceptaci¨®n impl¨ªcita de los motivos.

P. ?Han ganado los sindicatos?

R. El Gobierno no se lo plantea as¨ª. Los sindicatos han expresado democr¨¢ticamente su opini¨®n. Y no podemos dejar de darle importancia. Pero el Gobierno valora que los dos derechos, trabajo y huelga, se pudieron ejercer mayoritariamente.

P. ?Deben reflexionar las dos partes?

R. Ser¨ªa un error no hacerlo y romper todos los canales de comunicaci¨®n. La huelga ha puesto de manifiesto lo que opinaban los sindicatos de unas determinadas pol¨ªticas. Y esperamos que se pueda ir hablando de temas muy importantes.

P. ?Qu¨¦ cambia a partir de ahora? Los sindicatos dicen que no pueden ir a La Moncloa o al Ministerio de Trabajo como si nada hubiera pasado.

R. Hay materias que de manera natural van a aparecer en el calendario. A finales de octubre, la Comisi¨®n del Pacto de Toledo sobre pensiones debe tener unas conclusiones. Una vez se conozcan, el Gobierno y los agentes sociales no van a renunciar a participar en esa discusi¨®n para reformarlas. No s¨¦ qu¨¦ condiciones van a poner los sindicatos, pero tengo plena confianza porque CC OO y UGT se han comportado con una alt¨ªsima responsabilidad en el momento m¨¢s duro de los ¨²ltimos 30 a?os. Ese reconocimiento no puede desaparecer porque un d¨ªa te hagan una huelga. Yo al menos no lo voy a hacer.

P. Entonces, ?hay margen de negociaci¨®n en las pensiones?

R. Va a depender. Hoy no es discutible que se producir¨¢ un cambio demogr¨¢fico y que en 2030 habr¨¢ 4,5 millones m¨¢s de pensionistas que ahora. Hay que hacer reformas atendiendo a eso. Y con tiempo para que no sean traum¨¢ticas. Tampoco es discutible que el m¨¢ximo n¨²mero de gente debe estar en el mercado laboral el mayor tiempo posible. A partir de ah¨ª, existe un abanico de discusiones. Hay una que no me he cansado de explicar: hay que acabar con la cultura de las jubilaciones anticipadas.

P. ?Prefiere esa v¨ªa a elevar la edad de jubilaci¨®n?

R. Todo lo dem¨¢s se tendr¨¢ que discutir, yo digo un camino. Y espero que el Pacto de Toledo apueste por esa medida: las jubilaciones anticipadas tienen que dejar de ser una cultura para convertirse en una excepci¨®n.

P. Pero ?son irrenunciables los 67 a?os como edad de retiro?

R. El Gobierno ha tenido la valent¨ªa de abrir el debate; otra cosa es la conclusi¨®n. Ser¨ªa bueno que al final los acuerdos se hicieran en el Pacto de Toledo con el mayor consenso.

P. ?Qu¨¦ se ha hecho mal para que poco despu¨¦s de entrar en vigor la reforma laboral se registre la mayor proporci¨®n de contratos temporales en a?os?

R. A la reforma le tenemos que pedir muchas cosas pero no milagros. Lo que pasa es que el empleo se est¨¢ moviendo mayoritariamente por el efecto estacional. Y la temporalidad es la referencia de entrada. Hay que darle tiempo. El PP est¨¢ diciendo que har¨¢ una reforma laboral. Estoy convencido de que apostar¨¢ porque en el seno de la empresa, los cambios para descolgarse de los convenios los decida el empresario en caso de desacuerdo. Eso lleva aparejado otro objetivo: que los sindicatos de clase pierdan cada vez m¨¢s fuerza. Porque esa idea no solo la tiene el PP sino otros sectores muy importantes. Nosotros como Gobierno nos hemos opuesto y no apostaremos nunca por ello. Creemos en el sindicalismo fuerte, m¨¢s all¨¢ de que pueda haber una discrepancia.

P. ?Teme quedar como el ministro de los recortes?

R. No. La huelga no se la han hecho al ministro de Trabajo. Me voy asumiendo la cuota de responsabilidad que me toca y evidentemente en la huelga, pero en estos a?os he podido tener una buena relaci¨®n con los agentes sociales.