Los 'nanoriesgos' no son tan diminutos
La nanotecnolog¨ªa es la nueva revoluci¨®n tecnol¨®gica, pero faltan investigaciones sobre su impacto en la salud - Las part¨ªculas de min¨²sculo tama?o presentes en cremas o aerosoles, bajo sospecha
Por su tama?o, pueden mirar frente a frente al ADN para cambiar su comportamiento. Las nanopart¨ªculas son capaces de moverse donde reside la maquinaria m¨¢s ¨ªntima de los seres vivos. Entre genes, entre prote¨ªnas, entre virus o entre c¨¦lulas. Miles de cient¨ªficos de todo el mundo investigan para construirlas ¨¢tomo a ¨¢tomo y que alg¨²n d¨ªa modifiquen el curso de enfermedades como el c¨¢ncer o el alzh¨¦imer. Pero la medicina no es su ¨²nico campo de aplicaci¨®n. La nanotecnolog¨ªa se vislumbra como la gran revoluci¨®n tecnol¨®gica del siglo XXI. Tambi¨¦n se dedican grandes recursos para crear nanomateriales con nuevas propiedades que cambiar¨¢n nuestro d¨ªa a d¨ªa. De hecho, ya est¨¢ entre nosotros. Se calcula que en el mercado ya hay unos 800 productos de consumo que la utilizan. Como las nanopart¨ªculas de la liger¨ªsima raqueta de Rafael Nadal, las de superficies de ropa o sartenes que no se ensucian o cremas solares con protecci¨®n total. De hecho, la cosm¨¦tica es el sector que m¨¢s las utiliza.
La raqueta de Nadal tiene nanopart¨ªculas, como 800 productos de consumo
La cosm¨¦tica es el sector que m¨¢s utiliza estos compuestos
"Las campa?as en contra han sido interesadas", dice un cient¨ªfico
La UE impulsa normas y estudios para adelantarse a eventuales riesgos
?Pero podr¨ªan las nanopart¨ªculas suponer un peligro para la salud? Existe la duda de si su virtud, su peque?o tama?o y su alta reactividad, podr¨ªa convertirse en defecto. En el caso de los bienes de consumo, que a diferencia de las aplicaciones para medicina no pasan por ensayos cl¨ªnicos con seres humanos, no se sabe con certeza si, sin quererlo, en algunos casos podr¨ªan atravesar la piel, viajar por el torrente sangu¨ªneo y alcanzar ¨®rganos. Tampoco si por su alta reactividad podr¨ªan alterar elementos celulares de forma indeseada. En todo caso, la Uni¨®n Europea ha impulsado investigaciones y una reforma reglamentaria sobre nanotoxicidad porque reconoce que la posibilidad existe.
Se trata de avanzarse a los riesgos. Y, sobre todo, a la percepci¨®n social de estos riesgos. Los beneficios sociales y econ¨®micos que se esperan de ellas son muchos y la mayor¨ªa de expertos en este campo coinciden en la respuesta: no hay riesgo, pese a que algunas organizaciones ecologistas se hayan empe?ado en lo contrario. Temen que se las estigmatice. "Ha habido campa?as perversas, sin base cient¨ªfica e interesadas", afirma Fernando Palacio, investigador del Instituto de Ciencia de Materiales de Arag¨®n, en referencia a las acciones de Friends of the Earth contra los posibles da?os de las nanopart¨ªculas en las cremas solares. Ahora bien, se trata de un no en el que hay que leer la letra peque?a.
Lo cierto es que por su tama?o, las nanopart¨ªculas adquieren propiedades f¨ªsicas y qu¨ªmicas diferentes a sus hom¨®logas a escala mayor. ?Significa eso que toda nanopart¨ªcula debe estar bajo sospecha? De nuevo, un rotundo no. "No hay que pensar en ellas de forma indiscriminada", afirma Palacio. Aun as¨ª, seg¨²n un informe sobre nanotecnolog¨ªa del Joint Research Center (organismo de la Uni¨®n Europea), emitido el pasado mes de julio, "hay una aceptaci¨®n com¨²n de que esa posibilidad existe y que es necesaria m¨¢s investigaci¨®n".
En qu¨ªmica, sea en kilos, en micras o en nan¨®metros, los riesgos de una sustancia dependen de diferentes factores. Y todos suman. El tama?o, por ejemplo, puede ser tanto una ventaja como un defecto, dependiendo del uso y de la sustancia. Un kilo de oro s¨®lido arrojado a la cabeza de alguien puede da?ar su salud, por supuesto. Sin embargo, en un futuro las part¨ªculas de oro de 35 nan¨®metros (en un cent¨ªmetro cuadrado cabr¨ªan m¨¢s de 200.000) podr¨ªan servir para tratar el c¨¢ncer. Otro ejemplo. Actualmente, el ars¨¦nico se utiliza en procesos industriales, en peque?as dosis (no tan peque?as como las nano) y en compuestos que permiten beneficiarse de algunas de sus propiedades de forma controlada y segura. Ahora bien, si se ingiere directamente y en concentraciones m¨¢s elevadas se trata de un cl¨¢sico de los venenos.
La diferencia a la hora de valorar las nanopart¨ªculas est¨¢ en que a escala nano se rompen muchos de los par¨¢metros con los que se miden sus riesgos y toxicidad, como la masa o la dosis. "A partir de ahora, en toxicolog¨ªa de nanomateriales, controlar la dosis ya no es suficiente, porque tambi¨¦n son importantes la forma, el tama?o, la superficie y la pureza", explica Palacio.
La nanomedicina es uno de los subsectores m¨¢s prometedores. Se prev¨¦ que el 80% de los medicamentos y las pruebas diagn¨®sticas utilicen la nanotecnolog¨ªa. Son productos que, al igual que todo medicamento, pasan por ensayos cl¨ªnicos largos y exigentes, en los que se comprueba su eficacia y su seguridad, con t¨¦cnicas in vitro, con animales y con seres humanos. ?Pero qu¨¦ mecanismos controlan la seguridad de los qu¨ªmicos que se usan en otros productos de consumo?
En Europa existe el Registro Europeo de Productos Qu¨ªmicos (REACH). Todo producto qu¨ªmico de uso industrial debe estar registrado y para ello debe ir avalado por estudios que aseguren que no supone un peligro. Pero las mediciones f¨ªsico-qu¨ªmicas que exige REACH no sirven para las nanopart¨ªculas, seg¨²n reconoce en sus informes la UE, ya que se comportan de forma diferente. Por eso, desde Europa se est¨¢ reformando la normativa para que permita evaluar la seguridad de los productos nano. Seg¨²n anunci¨® Stavros Dimas, comisario de la Direcci¨®n General de Medio Ambiente de la Uni¨®n Europea, en los pr¨®ximos dos a?os (hasta 2012) la Comisi¨®n va a revisar a fondo toda la legislaci¨®n relacionada con el uso de nanomateriales para productos de consumo.
De forma paralela, se est¨¢n llevando a cabo diferentes estudios para evaluar la nanotoxicidad, ya que hasta el momento no existen evidencias cient¨ªficas claras. Por ejemplo, es necesario concretar si los trabajadores y los investigadores expuestos necesitan tomar medidas de seguridad especiales. Por eso, una de las exigencias de REACH ser¨¢ que toda nanopart¨ªcula vaya avalada por estudios de trazabilidad, es decir, sobre su impacto desde que se fabrica el producto hasta que acaba siendo un residuo. De hecho, un reciente estudio realizado por un grupo del Instituto de Nanociencias de Arag¨®n, y publicado en Nature Nanotechnology, demuestra que muchos de los investigadores que trabajan con nanomateriales no toman medidas de seguridad espec¨ªficas. Los resultados se basan en 3.000 encuestas enviadas a especialistas de todo el mundo dedicados a sintetizar y manjar nanomateriales. Tres cuartas partes de los entrevistados respondieron no tener normas espec¨ªficas en cuanto al manejo de nanomateriales.
Otra de las cuestiones es averiguar si por su peque?o tama?o pueden ir a parar a lugares inesperados, donde mol¨¦culas mayores no pueden penetrar, y alterar mecanismos celulares de forma indeseada. De mayor a menor, el cuerpo humano est¨¢ formado por tejidos, c¨¦lulas, mol¨¦culas y ¨¢tomos. Una c¨¦lula sangu¨ªnea mide unos 7.000 nan¨®metros. Un aut¨¦ntico gigante si se la compara con la hemoglobina, que mide unos 5 nan¨®metros. Justo el doble que una mol¨¦cula de ADN, que en unos 2,5 nan¨®metros de ancho contiene las instrucciones del libro de la vida.
No hay datos en humanos sobre si una nanopart¨ªcula que toque la piel puede alcanzar otros ¨®rganos. La sospecha se deriva de estudios indirectos. Son investigaciones en las que se ha medido el impacto de nanopart¨ªculas presentes en el aire contaminado, resultantes de la combusti¨®n en los coches. Se ha visto que si se respiran alcanzan el fluido sangu¨ªneo. Incluso se sospecha que pueden llegar al cerebro o al feto en mujeres embarazadas y provocar alteraciones.
Otro estudio con ratones, en este caso expuestos a nanotubos de carbono, publicado en el 2008 en Nature Nanotechnology, demostr¨® que su inhalaci¨®n puede llegar a provocar inflamaci¨®n e incluso lesiones pulmonares similares a las del asbestos. En el trabajo, los autores recomiendan "precauci¨®n antes de introducir en el mercado estos productos".
Cuando se habla de productos con nanopart¨ªculas, significa que pueden medir de 1 a 100 nan¨®metros. Y otra de las lagunas consiste en que a¨²n no hay suficientes datos para definir a partir de qu¨¦ tama?os provocan cambios y si coincidir¨ªa en diferentes materiales. Un reciente estudio del Centro de Implicaciones Ambientales de la nanotecnolog¨ªa, de la Universidad de Duke, en Estados Unidos, tambi¨¦n publicado en Nature Nanotechnology, muestra que las nanopart¨ªculas mayores de 30 nanometros no traspasan barreras biol¨®gicas.
Pero el tama?o no es lo ¨²nico que importa. Ah¨ª radica buena parte de la dificultad para dar con la regulaci¨®n adecuada. La superficie de las nanopart¨ªculas tambi¨¦n se dise?a a la carta para que provoque los resultados deseados. "As¨ª se puede dar lugar a reacciones qu¨ªmicas concretas, pero que tambi¨¦n pueden llegar a participar en el metabolismo de la c¨¦lula. Por ejemplo, pueden catalizar y hacer que su superficie absorba una prote¨ªna, pero tambi¨¦n podr¨ªa ocurrir que al mismo tiempo interaccionen con el ADN y aceleren o cambien una reacci¨®n a nivel celular, y acabar produciendo reacciones indeseadas", reconoce Enrique Moya, cient¨ªfico del CIC Biomagune en San Sebasti¨¢n, que investiga con ratones la posible toxicidad de nanopart¨ªculas de ¨®xidos de metales, entre ellas el zinc y el titanio, utilizadas en cremas solares de protecci¨®n total ya que, a diferencia de otras, se consigue que su textura sea m¨¢s transparente. Precisamente, se trata de las m¨¢s cuestionadas por los ecologistas, en concreto por Friends of the Earth. De momento, el trabajo de Moya se limita a exponer ratones a diferentes concentraciones de estos compuestos. Aunque de momento no ha obtenido resultado sobre su potencial citot¨®xico, "hay sospecha", apunta.
Kenneth Dawson, investigador de la Universidad de Dubl¨ªn, que lidera el proyecto europeo sobre nanotoxicidad Q-Nano, observa que las evidencias cient¨ªficas sobre nanotoxicidad son muy limitadas. En el caso de las cremas solares, llega a sugerir sin reparos que el da?o sobre la piel que se ha observado en algunas personas podr¨ªa deberse a que las nanopart¨ªculas producen un mayor roce sobre la piel "y no a la toxicidad".
Otro an¨¢lisis realizado por el centro de investigaci¨®n CSIRO de Australia, el pa¨ªs con mayores ¨ªndices de c¨¢ncer de piel y, por tanto, grandes interesados en este tipo de cremas, establece que las cremas con nanopart¨ªculas menores a 13 nan¨®metros son las m¨¢s eficaces. Los autores advierten que no han examinado a fondo los posibles efectos. Es decir, que una vez m¨¢s sus conclusiones vuelve a arrojar m¨¢s preguntas.
Aun as¨ª, la nueva legislaci¨®n europea sobre cosm¨¦ticos va un paso por delante. Desde el a?o pasado establece que en el listado de ingredientes de todo producto debe indicarse claramente que contiene nanopart¨ªculas insertando la palabra "nano" despu¨¦s del nombre del ingrediente concreto. El documento incide en la misma incertidumbre: reconoce que "en la actualidad, la informaci¨®n sobre los riesgos asociados a los nanomateriales es inadecuada".
Incierta toxicidad
- Origen. En 1974, Norio Taniguchi propuso el uso de la palabra nanotecnolog¨ªa. En el a?o 1991 se pudieron observar por primera vez nanotubos de carbono, que permiten construir estructuras tan duras como el diamante y tan flexibles como una goma.
- Tama?o. Miden entre 1 y 100 nan¨®metros. En un metro caben mil millones de nan¨®metros. Se cree
que adem¨¢s de poder cruzar la membrana de las c¨¦lulas, pueden alcanzar la sangre y los ¨®rganos. Probablemente, su dosis de toxicidad es diferente que la considerada a otras escalas y ser¨ªa mayor en dosis menores.
- Superficie. Su toxicidad no depende solo de la composici¨®n. En proporci¨®n, su superficie es mayor que su volumen y, adem¨¢s, est¨¢n dise?adas para producir ciertas funciones, lo que hace que potencialmente sean m¨¢s reactivas incluso en otros aspectos. Se cree que existe la posiblidad de que por su alta reactividad puedan alterar mecanismos celulares para los que no han sido dise?adas.
- Forma. La forma tambi¨¦n podr¨ªa incidir en su efecto sobre la salud. Aunque no es concluyente, las estructuras en nanotubos -con un di¨¢metro de nan¨®metros, pero una longitud de micras- podr¨ªan ser m¨¢s t¨®xicas.
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