"O firmaba la baja o no hab¨ªa contrato"
Los j¨®venes son carne de ca?¨®n de las condiciones y cl¨¢usulas abusivas
Hace un a?o, ?lvaro Miret, de 24 a?os, trabajaba de comercial en su C¨¢diz natal. Un d¨ªa, sus jefes le anunciaron que la campa?a promocional en la que trabajaba se acababa y con ella su contrato por obra y servicio. Le dijeron tambi¨¦n que comenzaba un nuevo proyecto para el que podr¨ªan volver a contratarle. Con una condici¨®n: que firmara un documento de baja voluntaria con fecha de dos meses m¨¢s tarde. "O firmaba la baja o no hab¨ªa contrato. Y si no firmaba, no me dejaban ni siquiera ver el nuevo contrato", explica Miret, que recibi¨® esta propuesta a la vez que una decena de compa?eros (uno de ellos grab¨® todo en m¨®vil). "Supongo que la idea era despedirnos si no funcion¨¢bamos bien en la nueva campa?a", cuenta. "Tuve la sensaci¨®n de que iban a jugar dos meses conmigo".
"Cogen a gente como yo, reci¨¦n salida de la Universidad y vulnerable"
Hoy se aceptan cl¨¢usulas que "antes se cuestionaban", dice una experta
Se ven forzados a seguir estudiando para continuar como becarios
?lvaro firm¨® el pasado 30 de marzo. El 25 de mayo fue despedido. ?C¨®mo? "Por las buenas o por las malas. Por las buenas me desped¨ªan de forma improcedente haci¨¦ndome firmar que hab¨ªa recibido la indemnizaci¨®n por despido -pero sin haberla recibido- y que me daba derecho a tener paro. Por las malas me desped¨ªan usando la baja voluntaria que ya hab¨ªa firmado, y me quedaba sin derecho a paro". Miret, que tiene un hijo de un a?o, eligi¨® ir "por las buenas".
M¨¢s tarde denunci¨®, para que se le reconociera el derecho a cobrar la indemnizaci¨®n por despido improcedente y llev¨® a juicio a la empresa, Salesland. Pero el Juzgado de lo Social n¨²mero 3 de C¨¢diz fall¨® a favor de la empresa, puesto que ¨¦l hab¨ªa firmado el documento que acreditaba haber cobrado dicha indemnizaci¨®n. Lo que s¨ª qued¨® como "hecho probado" en la sentencia es "la firma de un documento de baja voluntaria (...) como condicionante para continuar la vigencia de la relaci¨®n laboral". La propia empresa reconoci¨® este hecho. El abogado de Salesland, Luis Garc¨ªa Botella, sostiene que hacer firmar las bajas voluntarias "fue decisi¨®n de dos trabajadores -un jefe de equipo y una responsable del ¨¢rea de Andaluc¨ªa-, que lo hicieron por su cuenta y riesgo, y que fueron sancionados con 15 d¨ªas de suspensi¨®n de empleo y sueldo; las bajas se destruyeron y no se usaron contra nadie". Helena Alley (26 a?os) era compa?era de Miret, tiene un hijo de siete a?os y asegura haber perdido diez kilos por culpa de esta historia. Est¨¢ de baja por depresi¨®n. "Nos dijeron que tom¨¢ramos la fecha de las bajas como otro periodo de prueba", afirma.
Hacer firmar bajas voluntarias que luego servir¨¢n para coaccionar ante un despido. Hacer repetir los periodos de pr¨¢cticas a trabajadores que ya han superado el suyo. Encadenar contratos temporales desarrollando siempre la misma tarea... Pr¨¢cticas abusivas que los expertos consultados califican de "muy frecuentes" en el mercado laboral actual, aunque hay poca informaci¨®n sobre ellos. "No se recogen datos sistem¨¢ticamente de estas irregularidades en gente joven y las bajas voluntarias proliferan como otros abusos que vemos a diario", dice Julio Fern¨¢ndez, director de la Escuela Profesional de Relaciones Laborales de la Universidad Complutense de Madrid.
El caso de las bajas voluntarias es "bastante frecuente", seg¨²n Mar¨ªa de Sande, coordinadora del ¨¢rea de Derecho del Trabajo en la Universidad Aut¨®noma de Madrid: "El problema es que son muy dif¨ªciles de controlar porque, cuando la persona ha firmado el finiquito, es dif¨ªcil probar que haya habido coacci¨®n".
No son problemas nuevos, pero s¨ª se han visto agudizados por la crisis, "porque ahora aguantamos m¨¢s", explica De Sande. "Se es tan consciente de la debilidad frente a la empresa al negociar un contrato, que es m¨¢s dif¨ªcil hacerse valer", matiza.
De esa debilidad sabe m¨¢s de lo que quisiera Carlos (nombre supuesto), murciano de 28 a?os. De los cuatro meses que trabaj¨® para una cl¨ªnica dental en Valencia asegura no haber cobrado ni uno. Le deben 5.000 euros. "Los responsables me enviaron una carta que dec¨ªa que la empresa ten¨ªa problemas, pero que cobrar¨ªa. Ment¨ªan, porque luego supe que una carta igual se la enviaron a un amigo m¨ªo que trabaj¨® all¨ª dos a?os antes", afirma. Para Carlos es un abuso asociado a la juventud: "Cogen a gente que acaba de salir de la Universidad, la m¨¢s vulnerable; en el tiempo que estuve all¨ª no conoc¨ª a nadie mayor de 30 a?os". Cuenta con impotencia que denunci¨® por lo Social, "pero ni siquiera se presentaron al acto de conciliaci¨®n". Entonces abri¨® un grupo en Facebook para contactar con otras personas en su situaci¨®n y la empresa le denunci¨®: "No solo no me pagan, si no que a lo mejor tengo que pagar una multa y las costas del juicio".
El encadenamiento de contratos temporales es una de las pr¨¢cticas fraudulentas m¨¢s frecuentes. "Los contratos temporales se encadenan de forma que la persona haga la misma tarea pero no llegue a tener un contrato indefinido", apunta De Sande. Lo mismo ocurre con los periodos de prueba.
El abuso del contrato en pr¨¢cticas, puerta por excelencia al mercado laboral, hace que los j¨®venes permanezcan ligados a las aulas por razones ajenas a la formaci¨®n: "Se les pide que prorroguen sus estudios con cualquier posgrado para que conste como una pr¨¢ctica educativa", se?ala Fern¨¢ndez. De Sande coincide con ¨¦l en resaltar la figura del "falso becario": "El que realiza labores que redundan en beneficio de la empresa m¨¢s que en su formaci¨®n, pero como tiene expectativas de ser contratado, no protesta".
Los expertos destacan el desconocimiento de los j¨®venes en cuanto a derechos y deberes laborales, as¨ª como la poca credibilidad que ven en los sindicatos. "Los sindicatos ser¨ªan la v¨ªa m¨¢s directa para encontrar respaldo, pero el escaso conocimiento de estos mecanismos y el comportamiento resignado -tienden a creer que si tienen un problema es porque han ca¨ªdo en el sitio chungo y hay que ir a otro- hace que no se combatan las pr¨¢cticas abusivas como se podr¨ªa", dice Fern¨¢ndez. "La gente joven tiene m¨¢s confianza en resolver un problema de consumo presentando una queja que en solucionar uno laboral con una denuncia".
La precariedad, en cifras
- La asesor¨ªa laboral para j¨®venes de UGT-Madrid, que recibe 2.000 consultas al a?o por Internet ha elaborado un listado de las quejas laborales m¨¢s frecuentes en 2010:
-Me despiden porque s¨ª. -Me hacen dos contratos con dos periodos de prueba. -Acaba el mes y no me pagan.
-No me han dado de alta en la Seguridad Social.
-Me despiden y no me pagan el finiquito.
- Seg¨²n los datos de la Inspecci¨®n de Trabajo y Seguridad Social, que no discriminan por edades, en 2009 se levantaron 72.237 actas de infracci¨®n, de las que 38.903 recog¨ªan infracciones relacionadas con la Seguridad Social y 5.408 con relaciones laborales. 140.532 trabajadores se vieron afectados por infracciones en el ¨¢rea de las relaciones laborales.
- Las sanciones por infracci¨®n en Seguridad Social fueron de 27.215.098 euros y 42.095 contratos se hicieron indefinidos. Las infracciones afectaron a 103.467 trabajadores y se promovieron 48.764 altas; las sanciones alcanzaron los 68.864.730 euros.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.