Gobernanza europea
Vivimos en una era de grandes retos a nivel planetario. Desde hace unos a?os emerge una nueva sociedad global en donde las tecnolog¨ªas de la informaci¨®n y la de las comunicaciones abren nuevas posibilidades y opciones de desarrollo. Nos encontramos ante un triple desaf¨ªo: una nueva situaci¨®n medioambiental que exige r¨¢pidos pronunciamientos y una m¨¢xima eliminaci¨®n de incertidumbres; una nueva concepci¨®n de la sociedad, en las que la selecci¨®n de preferencias se convierten en una prioridad para abordar las posibilidades y las oportunidades de los individuos; y finalmente, una nueva era de inserciones regionales en donde el propio concepto de Estado-naci¨®n empieza a quedar obsoleto.
La UE promovi¨® la convergencia regional, pero ahora las desigualdades se han acelerado
Bajo este esquema de mayores y densas interdependencias las pol¨ªticas p¨²blicas deben incluir m¨²ltiples y diferentes racionalidades individuales. En opini¨®n de Castells, las tres principales caracter¨ªsticas de la nueva econom¨ªa global son: la nueva era informacional, basada en el conocimiento e impulsada por las tecnolog¨ªas de la informaci¨®n; la conformaci¨®n de redes, a tanto a nivel de empresas como de regiones/territorios, en donde se consolidan los nodos de valor y en donde se reproducen los v¨ªnculos y las relaciones de proximidad; y el desarrollo del ¨¢mbito financiero, en donde al depender de factores subjetivos (confianza, informaci¨®n, expectativas) se genera al mismo tiempo una especie de econom¨ªa inmaterial.
En estas circunstancias, las regiones dejan de ser un stock, para convertirse en un flujo. Los territorios definidos e identificados se convierten en elementos clave para la procura de un Estado de bienestar, para actuar contra la degradaci¨®n medioambiental, para facilitar el uso y la transmisi¨®n de las tecnolog¨ªas y para posicionarse en los mercados. Desde los territorios se propagan nuevas condiciones para la sociedad global, y en este sentido, los Gobiernos regionales al ganar prestigio hacia el exterior, pierden aceptaci¨®n de sus grupos territoriales, que se retraen hacia sus identidades primarias como medio de defensa de las desigualdades derivadas de la globalizaci¨®n.
Las pol¨ªticas p¨²blicas desplegadas en la UE han contribuido, en una primera fase, a reducir los desequilibrios y a promover la convergencia regional. Pero dicha fase ha terminado y, en la actualidad, la convergencia se ha atenuado y las desigualdades territoriales se han acelerado, resultando ser m¨¢s intensa la brecha en el interior de los Estados que para el conjunto de la UE.
Las conclusiones son trascendentes. Se puede afirmar que las pol¨ªticas comunes cuestionan, en ciertos casos, la toma en consideraci¨®n de objetivos como la cohesi¨®n territorial, dando la sensaci¨®n que sus acciones se nuclean a favor de iniciativas que van en contra de la convergencia regional. Y tambi¨¦n se puede constatar que determinadas pol¨ªticas p¨²blicas empiezan a ser perturbadoras de la convergencia, pues alientan y soportan econom¨ªas muy protegidas a trav¨¦s de subvenciones, incentivos y apoyos p¨²blicos que en nada favorecen la apuesta por una econom¨ªa global, abierta y competitiva.
Las regiones se enmarcan en redes globales pero para conseguirlo tienen que ser altamente competitivas. Deben, por lo tanto, orientar y promover las condiciones necesarias para que sus propios recursos territorializados puedan ser ganadores en el juego de fuerzas mundial. Tenemos conciencia que desde regiones perif¨¦ricas el hecho de entrar en el juego de la competencia global significa tener que analizar con mucho detenimiento aquellos procesos que cada d¨ªa son m¨¢s complejos. As¨ª, debemos recordar que para ser competitivo, las regiones han de aumentar su productividad y convertirse en territorios que basen sus apuestas en ventajas diferenciales sostenidas. Por ello, resulta imprescindible enfocar los objetivos con las infraestructuras f¨ªsicas (aunque ya no son las m¨¢s importantes) y con las infraestructuras de redes y humanas (que son las que determinan las posibilidades de ¨¦xito).
Si miramos el mapa europeo vemos que la mayor desigualdad se manifiesta en las diferentes dotaciones de tecnolog¨ªa tanto a nivel de inputs (inversiones y mano de obra) como de outpus (patentes, por ejemplo); en la existencia de redes; y en las l¨®gicas del aprendizaje colectivo, por citar tres ratios. Solo bajo el despliegue de nuevas capacidades humanas se podr¨¢ hacer una pol¨ªtica p¨²blica transparente y viable. Pero todo ello aceptando la diversidad y apostando por la multigobernanza, en la que se exija que cada uno cumpla su papel y que se garantice la coordinaci¨®n entre los agentes y entes. Porque a fin de cuentas hay que evitar los caprichos individuales y no permitir que nadie abuse del otro y que no le llamen tonto a qui¨¦n no abuse.
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