El ¨²ltimo poema de la tragedia
El hallazgo de unos versos in¨¦ditos de Ted Hughes sobre el suicidio de Sylvia Plath da una vuelta de tuerca al mito de este fatal matrimonio literario
El descubrimiento hace unos d¨ªas de un poema in¨¦dito de Ted Hughes (1930-1998) ha conmocionado a los brit¨¢nicos. Casado con la poeta norteamericana Sylvia Plath (1932-1963), su matrimonio constituye uno de los episodios que m¨¢s ha dado que hablar en las ¨²ltimas d¨¦cadas. Se conocieron en una fiesta celebrada en la Universidad de Cambridge a mediados de la d¨¦cada de los cincuenta. Cuatro meses despu¨¦s contrajeron matrimonio. Tras varios a?os de relaci¨®n atormentada, Ted Hughes abandon¨® a su mujer y a los dos hijos peque?os del matrimonio para irse a vivir con una mujer casada, la tambi¨¦n poetisa Assia Wevill. Sola, en medio de un invierno dur¨ªsimo, con escasos medios econ¨®micos, Sylvia Plath, que era proclive a la depresi¨®n, se levantaba a las cuatro de la madrugada para dar forma a sus poemas antes de que se despertaran sus hijos. Un d¨ªa, la poetisa, que hab¨ªa intentado suicidarse en otras ocasiones, perdi¨® la batalla con sus demonios. El 11 de febrero de 1963, tras dejar el desayuno preparado para sus hijos, Frieda y Nicholas, abri¨® la espita de gas e introdujo la cabeza en el horno.
De una dureza insoportable, el texto trata de fijar la noche de la muerte
Seg¨²n su descubridor, es lo mejor escrito por el poeta
Dio as¨ª comienzo un mito en el que nunca ha sido f¨¢cil discernir el papel desempe?ado por Hughes. Como todav¨ªa estaban legalmente casados en el momento de la muerte de su esposa, Hughes se hizo cargo de sus manuscritos. Sucedieron dos cosas. Las composiciones que dej¨® Plath tras suicidarse eran muy superiores a cuanto hab¨ªa publicado en vida. El poemario titulado Ariel es uno de los mejores de la segunda mitad del siglo XX. Hughes lo edit¨® con sumo cuidado, junto a otros t¨ªtulos de Plath, pero hizo algo que se juzg¨® imperdonable: destruir una parte importante de los diarios de su esposa. Poco proclive a defenderse, Hughes se limit¨® a decir que su lectura hubiera infligido a sus hijos un da?o irreparable.
Durante los a?os que siguieron, Hughes fue acumulando una obra personal de gran altura, a la vez que sigui¨® editando de manera ejemplar los escritos de su esposa, pero nunca consigui¨® deshacerse del estigma que lo convirti¨® en el causante de su suicidio. Sus lecturas y conferencias se ve¨ªan habitualmente interrumpidas por el grito de asesino. De la tumba de su mujer, en la que el nombre que aparec¨ªa inscrito era Sylvia Plath Hughes, manos desconocidas arrancaban sistem¨¢ticamente su apellido, que ¨¦l siempre volv¨ªa a reponer. En 1981, Hughes public¨® los Poemas reunidos de Sylvia Plath, cuidadosamente editados, como siempre, por ¨¦l. El libro obtuvo el Premio Pulitzer con car¨¢cter p¨®stumo. En 1998, enfermo de c¨¢ncer y sabi¨¦ndose cercano a la muerte, Hughes public¨® Cartas de cumplea?os, un diario po¨¦tico dirigido a su mujer en el que hab¨ªa trabajado de manera continuada desde el d¨ªa en que se suicid¨®. Considerado su mejor libro, se vendieron medio mill¨®n de ejemplares, caso ins¨®lito para un libro de poes¨ªa, aunque no sirvi¨® para borrar el estigma que pesaba sobre ¨¦l. El hecho de que la mujer por la que hab¨ªa abandonado a Sylvia Plath se suicidara recurriendo a la asfixia por gas tras haber dado muerte a la hija que hab¨ªa tenido con Hughes contribuy¨® a ennegrecer a¨²n m¨¢s su imagen. Sin embargo, el poeta se volvi¨® a casar.
Su viuda, Carol, recibi¨® de manera positiva el hallazgo realizado hace unos d¨ªas. Con ¨¦l se da una vuelta de tuerca al mito. Mientras investigaba en la Biblioteca Brit¨¢nica, lord Melvyn Bragg encontr¨® entre los cuadernos de Hughes un poema titulado ?ltima carta. De una dureza insoportable, el poema es un testimonio tr¨¢gico de la obsesi¨®n de Hughes por tratar de fijar la noche del suicidio de Sylvia Plath. Muri¨® sin conseguirlo, por eso no lo incluy¨® en Cartas de cumplea?os. La noticia del hallazgo caus¨® conmoci¨®n en Inglaterra. Un actor profesional ley¨® el poema, que hab¨ªa sido publicado en el New Statesman, durante la emisi¨®n de noticias del Canal 4 de Televisi¨®n. Seg¨²n su descubridor, es el mejor poema de Hughes, aunque es dif¨ªcil suponer que este sea el cierre final de una tragedia que ha perseguido al poeta m¨¢s all¨¢ de su muerte: En marzo de 2009 uno de los hijos que tuvo con Sylvia Plath, Nicholas, tambi¨¦n se suicid¨®.
Eduardo Lago, director del Instituto Cervantes de Nueva York, es traductor y autor de una antolog¨ªa de Sylvia Plath.
Babelia
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