De la movida madrile?a al albergue

Gaspar Ramos Mart¨ªnez (Astorga, 1945) prob¨® suerte en los caminos de la perdici¨®n antes de entregarse al de Santiago. Fue propietario de una cadena de discotecas y socio de un conocido cabaret en el m¨ªtico Madrid de la movida, pero acab¨® por renunciar al negocio de la tentaci¨®n por el servicio a los peregrinos. Caballero de la Orden del Camino de Santiago, ahora preside la Asociaci¨®n de Albergues de Peregrinos de Castilla y Le¨®n.

El gusanillo jacobeo se lo transmiti¨® Juli¨¢n Campo, un empresario que lo dej¨® todo a sus empleados y se fue a Calcuta para colaborar en la obra de la Madre Teresa. Contagiado por el entusiasmo de su amigo, hizo el Camino en dos ocasiones, en 1995 y 1997, y planea la tercera para este A?o Santo.

Dice que se contagi¨® de otro empresario que lo dej¨® todo y se fue a Calcuta

Su negocio tiene una fuente de agua salada milagrosa para las ampollas

Antes de ser hospitalero, Gaspar ya ten¨ªa bien consolidados los cimientos de sus negocios hoteleros en la provincia de Le¨®n. Lleva dedicado al sector desde principios de los setenta. Tras cinco a?os estudiando en la escuela de Hosteler¨ªa m¨¢s prestigiosa del mundo, en Lausanne (Suiza), a su vuelta en 1971 abri¨® a las afueras de Astorga el complejo hostelero La Paz.

Cuando lleg¨® la ansiada libertad a Espa?a, decidi¨® hacer negocio en la otra cara de la noche. Entr¨® como socio en el Pasapoga, un cabaret de renombre en la capital. M¨¢s tarde, se embarc¨® tambi¨¦n en el proyecto fara¨®nico del grupo de discotecas Rams¨¦s II, con locales en Astorga, La Ba?eza, Zamora y Benavente, lugares de referencia de la marcha de aquel tiempo donde trasnochaban 2.000 almas. Vencidas por los pubs de entrada gratuita, hoy funcionan convertidas en cadena de supermercados.

No fueron sus ¨²nicas empresas ex¨®ticas, tambi¨¦n tuvo intereses en el sector tur¨ªstico en Cuba, pero en dos a?os abandon¨® la aventura caribe?a para centrarse en Astorga. Propietario del Hotel Gaud¨ª en la ciudad maragata, quiso hacer una apuesta precoz por la Ruta Jacobea y eligi¨® Rabanal del Camino, meta de una de las etapas descritas en el C¨®dice Calixtino, para fundar la Posada Gaspar, integrada en la Red de Posadas de Castilla y Le¨®n.

Hace seis a?os decidi¨® aportar su granito de arena al Camino de Santiago. Compr¨® un viejo palacio que era casa de los can¨®nigos en Astorga y lo rehabilit¨® para los peregrinos. Lo bautiz¨® Albergue San Javier en honor a su hijo. Asegura que la hospeder¨ªa s¨®lo le reporta satisfacci¨®n personal: "No da p¨¦rdidas, pero tampoco ganancias; el dinero no lo es todo en la vida". El lugar cuenta con cien plazas, una capacidad que ha sido suficiente para atender la demanda del A?o Santo. Coincide con otros hospitaleros leoneses cuando afirma que "este a?o no hay mucha gente, se ve que la crisis afecta".

El albergue tiene un reclamo adicional para los caminantes: una fuente original de la que mana agua salada que es milagrosa para las ampollas. Al finalizar la jornada, los peregrinos llegan, se sacan las botas y ganan un peque?o jubileo al refrescar los pies en el l¨ªquido salobre.

Por el San Javier han pasado figuras de renombre como Paulo Coelho y el tambi¨¦n escritor alem¨¢n Hape Kerkeling, que agradeci¨® la atenci¨®n recomendando el establecimiento en su bestseller Bueno, me largo, en el que relata su experiencia como peregrino a Compostela. Ejerce de hospitalera Merche, sobrina del propietario, ayudada por tres voluntarias que comparten con ella las tareas del albergue, una japonesa y dos alemanas.

Takato Suzuki (Fukui, Jap¨®n, 1967) hizo el camino dos veces, desde Saint Jean Pied de Port y Somport. Aprende espa?ol en Andaluc¨ªa y durante los meses de m¨¢s afluencia colabora en el albergue para estar en contacto con m¨¢s gente y aprender idiomas. Adem¨¢s, hace unos masajes japoneses que son muy celebrados por los peregrinos.

Marlis Nitzschke (Berl¨ªn, 1960) decidi¨® que quer¨ªa vivir en el Camino tras hacer la Ruta desde la capital alemana hasta Fisterra en el 2001. La otra germana, Melanie Zorko (Gerusbach, 1981), todav¨ªa no ha sellado su Compostela, pero espera hacerlo el pr¨®ximo a?o. Buscaba un lugar para aprender espa?ol y le recomendaron trabajar en un albergue.

Como ellas, han sido muchos los que han devuelto la vida a los peque?os pueblos por los que pasa la Ruta Jacobea en Le¨®n. Fuera del Camino, la realidad es terca. Gaspar Ramos es teniente alcalde de Santa Catalina de Somoza, una localidad muy rural de la Maragater¨ªa que tiene censados a 600 vecinos. El padr¨®n tampoco es esperanzador: este a?o s¨®lo han nacido ocho ni?os.