Con el buen gusto de Oslo
Una ruta arquitect¨®nica por el racionalismo, la nueva ¨®pera y el ?rea Munch
Oslo est¨¢ patas arriba: obras, gr¨²as, pasarelas provisionales..., pero m¨¢s vibrante que nunca. Primero el Opera Haus, o Casa de la ?pera, inaugurada en 2008, y ahora, siguiendo el ejemplo de otras ciudades mar¨ªtimas como Barcelona o Bilbao, la profunda transformaci¨®n que se est¨¢ llevando a cabo en la zona portuaria, que har¨¢ que en 2011 la silueta de la ciudad sea sometida a un verdadero lifting. Se trata de un conjunto de edificaciones denominado Munch Area, que ocupar¨¢ una superficie de 50.000 metros cuadrados de Bjorvika, un barrio cargado de historia en la bah¨ªa de Oslo, pegado al fiordo. Este proyecto, que ya lleva un tiempo pitando en los o¨ªdos espa?oles, pues el concurso lo gan¨® el estudio del arquitecto Juan Herreros (Madrid, 1958), conquistar¨¢ para la ciudad una isla naturista, una playa, un parque, un barrio de viviendas sostenibles y una librer¨ªa. En di¨¢logo con el edificio de la ?pera, cabe destacar entre el conjunto proyectado la nueva sede del museo Munch, inspirado en el lenguaje expresionista del conocido pintor.
De momento, y a pesar del desbarajuste de obras que hace que el visitante est¨¦ continuamente atravesando pasarelas y pasos provisionales, lo que hay (cl¨¢sico y moderno) no nos deja indiferentes. Nada de "pasteles arquitect¨®nicos", como dir¨ªa el propio Juan Herreros. Solo andando por la calle uno ya no sabe a d¨®nde mirar, tal es la riqueza y la calidad de la arquitectura en Oslo.
Nada m¨¢s llegar del aeropuerto en tren, junto a la estaci¨®n, como un enorme t¨¦mpano que emerge del mar, se encuentra el Opera Haus, obra dise?ada por el estudio de arquitectura noruego Sn?hetta (a este estudio tambi¨¦n se debe el proyecto del centro cultural del World Trade Center de Nueva York , la Embajada de Noruega en Berl¨ªn y la Nueva Biblioteca de Alejandr¨ªa en Egipto). El acceso al recinto se encuentra orientado hacia el mar, y se ingresa a ¨¦l por una gran rampa de piedra blanca de diversas texturas, el elemento m¨¢s visible de la edificaci¨®n, que le dota de un gran dinamismo. Por esta rampa, por la que dan ganas de bajar esquiando, tambi¨¦n se puede acceder a la terraza-mirador del edificio con vistas al mar, a la ciudad y al parque.
Desde ah¨ª se puede ir caminando hasta el Ayuntamiento, pasando antes por la Fortaleza de Akershus, que es uno de los edificios m¨¢s antiguos de la ciudad y una de las estructuras arquitect¨®nicas mejor conservadas. Fue el rey Haakon V quien, en 1299, decidi¨® que un gran basti¨®n defensivo protegiese desde lo alto de un espol¨®n monta?oso la ciudad.
Un poco m¨¢s all¨¢ est¨¢ el edificio del Ayuntamiento, tambi¨¦n asomado a los muelles del puerto, proyectado por Arnstein Arneberg y Magnus Poulsson y terminado de construir en 1950 con ladrillos color chocolate realizados rigurosamente a mano, inconfundible desde lejos por sus dos torres gemelas y un gran cuerpo central. En su interior, en la vasta Radhushallen y frente a la pintura al ¨®leo m¨¢s grande de Europa, el presidente Barack Obama recibi¨®, el pasado 10 de diciembre, el Premio Nobel de la Paz.
Justo enfrente del Ayuntamiento parten los transbordadores que se dirigen hacia la pen¨ªnsula de Bygd?y y los que remontan el fiordo de Oslo ofreciendo interesantes excursiones. En esta pen¨ªnsula, sobre la que se erigen cinco de los museos m¨¢s importantes de Oslo (el museo de Barcos Vikingos, el del Folclore Noruego, el Kon-Tiki, el Mar¨ªtimo Noruego y el museo de la Nave Polar Fram) uno no deja de descubrir interesant¨ªsimas viviendas particulares, casi todas de un racionalismo c¨¢lido y acogedor, en perfecta armon¨ªa con el paisaje, de madera o piedra, con galer¨ªas de vidrio con vistas al mar.
Independientemente de lo que ofrece en su interior, y desde el punto de vista estrictamente arquitect¨®nico, sin duda el m¨¢s interesante de estos museos es el museo Mar¨ªtimo. Se trata de un edificio de los arquitectos noruegos Trond Eliassen y Birger Lambertz-Nilssen, de corte racionalista, que combina materiales aut¨®ctonos y tradicionales noruegos (madera, ladrillo manual y cobre oxidado por el paso del tiempo y la proximidad al mar) con un lenguaje de modernidad. Lo mejor de este edificio: la macla geom¨¦trica de vol¨²menes que se integra perfectamente en el terreno, con espectaculares fugas visuales intencionadas al mar.
Volvemos a coger el ferry hasta el Aker Brygge, lugar donde estaban instalados los astilleros de la ciudad hasta 1982, cuando se cerraron. Para recuperar los edificios que ocupaban, se emprendi¨® en 1986 un proyecto de calificaci¨®n arquitect¨®nica que dio vida a una de las zonas m¨¢s visitadas de Oslo. El Aker es ahora una peque?a ciudad que cuenta con tiendas, grandes almacenes, apartamentos, oficinas, cines, un teatro, restaurantes y discotecas, todo frente a un muelle para el atraque de embarcaciones de peque?o cabotaje. Recomendamos hacer una parada aqu¨ª, comprar las t¨ªpicas gambas hervidas directamente en uno de los barcos de pesca y luego tomar un caf¨¦ en una de las terrazas. Y si hace fr¨ªo, siempre hay mantas a disposici¨®n del cliente.
Entre pinos y rocas
Por ¨²ltimo, dos edificios un poco m¨¢s alejados del centro. Uno es el Restaurante Ekeberg, situado en la colina que lleva el mismo nombre, con vistas a Bj?rvika, la nueva ?pera y las islas del fiordo. Se puede ir andando (dos kil¨®metros desde el centro) o en los tranv¨ªas n¨²mero 18 o 19. Fue construido, con estilo funcionalista, en 1929, y despu¨¦s de haber sido cerrado durante un periodo largo, fue rehabilitado, modernizado y reinaugurado en 2005. Para degustar platos tan recomendables como el bacalao (el mismo nombre en noruego) o refinados postres como las llamadas "bayas de las nubes", un delicioso fruto entre grosella y frambuesa, algo m¨¢s ¨¢cido, que se acompa?a de helado, se puede uno sentar en la terraza o en la galer¨ªa acristalada cubierta.
Un edificio que dif¨ªcilmente encontraremos en las gu¨ªas y que merece la pena conocer, sobre todo por lo que respecta a su magn¨ªfica integraci¨®n (o m¨ªmesis) con el paisaje, es la iglesia de Mortensrud (en metro, se tarda una media hora desde el centro hasta la parada que lleva el mismo nombre), del Estudio de Arquitectura Jensen & Skodvin. Esta iglesia est¨¢ situada en lo alto de una peque?a cresta, entre pinos, y lo curioso es que se apoya sobre una roca, sin voladuras ni excavaciones, de modo que, en su interior, no muy lejos del altar, emerge un pedrusco del suelo que forma parte de la decoraci¨®n, al m¨¢s duro estilo Frank Lloyd Wright. Se trata del mejor ejemplo de c¨®mo se puede construir un edificio moderno con premisas de econom¨ªa en la intervenci¨®n.
? Cristina S¨¢nchez-Andrade es autora de Los escarpines de Kristina de Noruega (Roca, 2010).
Gu¨ªa
C¨®mo ir
? Ryanair (www.ryanair.com) vuela de Madrid a Oslo; ida y vuelta, desde 29 euros (m¨¢s el coste de las maletas facturadas).
? SAS (www.flysas.com), ida y vuelta a Oslo desde Madrid, a partir de 153 euros.
Informaci¨®n
? Oficina de turismo de Oslo (www.visitoslo.com/es).
? Turismo de Noruega (www.visitnorway.com).
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