Guerra de divisas: pierde el euro
Hay algo curioso en la llamada "guerra de divisas" de las ¨²ltimas semanas: todos parecen querer depreciar la moneda propia (o evitar su apreciaci¨®n). En econom¨ªa, pocas cosas son gratis, pero ?es gratis devaluar? Tradicionalmente, el coste de una devaluaci¨®n (o una infravaloraci¨®n del tipo de cambio) viene dado por su efecto inflacionista. Pero, en una situaci¨®n de amenaza deflacionista internacional, como la actual, los costes de los movimientos del tipo de cambio no son sim¨¦tricos: revaluar comporta muchos m¨¢s riesgos que devaluar, lo que explica por qu¨¦ no es posible una soluci¨®n cooperativa.
En teor¨ªa, los candidatos a revaluar su moneda ser¨ªan los pa¨ªses con super¨¢vit por cuenta corriente, una econom¨ªa recalentada y riesgo de presiones inflacionistas. El ejemplo obvio es China, junto con algunos otros pa¨ªses asi¨¢ticos. Pero es dif¨ªcil que China altere sustancialmente la estrategia de apreciaci¨®n del renminbi sumamente lenta y gradual, que ha dado un resultado excelente a la econom¨ªa china, aunque es claramente insuficiente desde el punto de vista de la correcci¨®n de los desequilibrios globales.
En una situaci¨®n de recesi¨®n, lo ¨²ltimo que necesita Europa es una apreciaci¨®n de su moneda
No todos los pa¨ªses utilizan las mismas armas en la guerra de divisas. De menos a m¨¢s agresivas, cabe se?alar en primer lugar a Estados Unidos, que ha anunciado una intensificaci¨®n de la estrategia de relajaci¨®n cuantitativa, que posiblemente adopte tambi¨¦n Reino Unido (pero no el BCE). En segundo lugar, Suiza y Jap¨®n han anunciado intervenciones para frenar la apreciaci¨®n de sus monedas, algo que vienen practicando la mayor¨ªa de los pa¨ªses emergentes (anunciado o no) desde hace tiempo, a juzgar por la acumulaci¨®n de reservas en los bancos centrales o en fondos soberanos. En tercer lugar, varios pa¨ªses emergentes han adoptado o intensificado controles a las entradas de capitales (Corea del Sur, Brasil, Malasia, Tailandia...). Son medidas comprensibles, dada la magnitud de las presiones hacia la apreciaci¨®n de sus monedas, pero cuya generalizaci¨®n puede intensificar la deriva hacia una desglobalizaci¨®n financiera cuyo alcance es imprevisible y cuyos efectos pueden ser muy desestabilizadores.
?Y el euro? En ausencia de un acuerdo cambiario internacional, que ser¨ªa en teor¨ªa competencia del Eurogrupo, el BCE act¨²a como si el tipo de cambio no importara. Cuando todos los pa¨ªses procuran debilitar la moneda propia, el BCE anuncia medidas de restricci¨®n de la liquidez, induce a un aumento de los tipos de inter¨¦s a corto plazo y muestra cierta ansiedad por poner en marcha la estrategia de salida (es decir, subidas de los tipos de intervenci¨®n).
En una situaci¨®n de recesi¨®n, crisis bancaria y crisis soberana, lo ¨²ltimo que necesita Europa es una apreciaci¨®n del euro. Seg¨²n un estudio reciente del FMI, de entre los pa¨ªses analizados los miembros del euro suponen un 66% de aquellos con riesgo alto de deflaci¨®n; un 40% de los de riesgo medio y solo un 13% de los de riesgo bajo. Resulta parad¨®jico que, en esta situaci¨®n, sea precisamente el euro la v¨¢lvula de escape de la guerra de divisas.
Santiago Fern¨¢ndez de Lis y Pablo Guijarro son profesores de la Escuela de Finanzas Aplicadas (Afi).
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