Rey de la selva (por un d¨ªa)
Ecoturismo en tres 'lodges' en el Amazonas, cerca de la ciudad brasile?a de Manaos
El inmenso cartel que corona la fachada promete la flor y nata de los elencos oper¨ªsticos de las Am¨¦ricas en este imponente teatro erigido en el siglo XIX. Decorado con escalinatas de m¨¢rmol de Carrara y coronado con una c¨²pula de azulejos portugueses, el Gran Teatro Amazonas es el s¨ªmbolo de una era en la que la capital de la regi¨®n, Manaos, quiso ser Par¨ªs. Casi tan imposible como el sue?o de Fitzcarraldo, este edificio se levant¨® en el coraz¨®n de la jungla, en medio del delirio de una ciudad que, a caballo del oro l¨ªquido que fue el caucho, desafi¨® el sentido com¨²n. Cuentan que en aquella ¨¦poca los hacendados enriquecidos importaban los muebles de Florencia y mandaban a lavar su ropa de seda e hilo de oro a Par¨ªs en barcos fletados desde el puerto de Manaos. Hoy, con recorridos m¨¢s cortos y destinos menos glamurosos, miles de barcos contin¨²an partiendo desde aqu¨ª siguiendo el curso del r¨ªo Amazonas para adentrarse en las entra?as de la jungla m¨¢s densa del planeta.
Alojados en un rudimentario camarote o simplemente recostados en las hamacas de cubierta, es posible navegar durante d¨ªas por un cauce descomunal que se ensancha hasta casi convertirse en una mar de agua dulce. Sin embargo, para perderse en la inmensidad del Amazonas y escapar a la civilizaci¨®n no es necesario tener vocaci¨®n marinera; basta con tomar una de las muchas embarcaciones de recreo y cruzar el r¨ªo para que la ciudad y su bullicio sean un recuerdo distante.
La oscuridad repentina de las aguas es la pista de que nos acercamos a nuestro destino. Aqu¨ª, el r¨ªo Negro, un afluente del Amazonas, extiende sus aguas tintadas con los residuos org¨¢nicos y la erosi¨®n (comparado con el Amazonas, es un r¨ªo jovenc¨ªsimo) que fluyen durante kil¨®metros sin mezclarse con el color barroso del Amazonas. Adem¨¢s de este contraste tonal, el r¨ªo Negro esconde un secreto que lo hace aliado natural de los turistas: la alta acidez del agua, consecuencia de la descomposici¨®n org¨¢nica, es un poderoso repelente de mosquitos que hace que las riberas del r¨ªo Negro est¨¦n pr¨¢cticamente libres de esta pesadilla constante en el resto de la selva amaz¨®nica.
Es por ello que sus orillas son el emplazamiento perfecto para los varios ecolodges que ofrecen la posibilidad de disfrutar la experiencia amaz¨®nica sin renunciar al confort de los alojamientos con encanto y con la conciencia tranquila, adem¨¢s, por las credenciales verdes de estos establecimientos.
Uno de los mejores ejemplos del lujo ecol¨®gico es Tiwa Amazonas Ecoresort. A tan solo media hora de Manaos se encuentran los 26 bungal¨®s construidos con madera aut¨®ctona levantados alrededor de un lago natural. Durante el periodo de menos lluvias (entre octubre y diciembre), el r¨ªo deja al descubierto una sorprendente playa fluvial de fina arena. Poder disfrutar de un atardecer tumbado en una hamaca a la intemperie sin necesidad de embadurnarse de repelente de mosquitos ni refugiarse dentro de una red protectora es todo un lujo en s¨ª mismo.
Caba?as desperdigadas
Un poco m¨¢s alejado, en las orillas del r¨ªo Taruma, afluente del r¨ªo Negro, se encuentra el Amazon Ecopark Lodge. Ocupando una extensi¨®n de seis kil¨®metros cuadrados, las caba?as desperdigadas por la jungla se comunican a trav¨¦s de un sendero que desaf¨ªa la copiosa vegetaci¨®n. Los numerosos arroyos en la zona confluyen en una piscina de agua natural, te?ida de naranja por la coloraci¨®n de las hojas, ideal para refugiarse del calor sofocante del mediod¨ªa. Un corto recorrido en barca nos permite visitar el centro de rehabilitaci¨®n de primates, que acoge a monos procedentes del tr¨¢fico ilegal de animales. Una vez cumplido el proceso de adaptaci¨®n al nuevo medio, los primates son puestos en libertad en la jungla.
Parte del atractivo de estos hoteles de selva son las excursiones al interior organizadas con un gu¨ªa local para explorar las especies de flora y fauna. Fernando es uno de estos gu¨ªas. A medida que nos alejamos de los confines del lodge, la vegetaci¨®n se hace m¨¢s tupida hasta casi ocultar el sol. Mis botas se hunden a cada paso en el manto de compuesto org¨¢nico vegetal en descomposici¨®n. A golpe de machete avanzamos, mientras Fernando explica c¨®mo orientarse a trav¨¦s de los rayos de sol que se filtran entre la espesura y ense?a a leer el musgo que crece en las cortezas de los ¨¢rboles, por si nos perdemos o, como ¨¦l dice con cierta sorna, "por si a m¨ª me da un ataque al coraz¨®n y caigo muerto".
Como no podr¨ªa ser de otro modo, en esta regi¨®n dominada por el fluir del agua el r¨ªo ofrece grandes posibilidades de explorar la fauna y encontrarse con una de las criaturas m¨¢s extraordinarias del Amazonas: el delf¨ªn rosado o boto bermelho. Una buena base de operaciones para conocer de cerca a estos mam¨ªferos de agua dulce es el Ariau Amazon Towers, el m¨¢s antiguo de los alojamientos ecol¨®gicos del Amazonas. Desde esta ciudad flotante, comunicada por m¨¢s de ocho kil¨®metros de pasarelas sobre el r¨ªo, se organizan excursiones hasta una zona cercana de poca profundidad donde se concentran los delfines. Un cubo repleto de pescado es suficiente para atraerlos.
Tan pronto me meto en el agua, sardina en mano, los delfines van apareciendo como fantasmas a mi alrededor, siluetas rosadas de m¨¢s de 120 kilos que sacan la cabeza del agua para tomar el pescado de mi mano con una delicadeza impropia de su tama?o. Como siempre en este tipo de interacciones, es preceptivo no tocar a los animales. Y cabe llamar la atenci¨®n sobre el continuo descenso del n¨²mero de estos delfines debido a la contaminaci¨®n fluvial y la pesca excesiva de las especies de las que se alimentan.
Habitaci¨®n a 20 metros
De regreso en el hotel Ariau Amazon Towers, aturdido por su imponente estructura, soy consciente de c¨®mo el concepto de hotel ecol¨®gico ha evolucionado con los a?os. Este lugar, pionero del concepto verde cuando se construy¨® en 1987, dif¨ªcilmente merecer¨ªa hoy la etiqueta de alojamiento ecol¨®gico. Su excesivo tama?o (263 habitaciones) y el uso de pl¨¢stico e hilo musical en las zonas comunes son sin duda una incongruencia en medio de la jungla. A pesar de todo, a¨²n guarda sorpresas dignas de ser experimentadas. Alojados en una de las habitaciones "en ¨¢rbol" construidas a 20 metros de altura sobre las copas de unas caobas, escuchando el coro de las aves y rodeado de monos tit¨ª, es casi imposible no dar rienda suelta a nuestras fantas¨ªas infantiles y creernos, al menos por unos d¨ªas, reyes de la selva.
Gu¨ªa
Informaci¨®n
? Tiwa Amazonas Ecoresort (0055 21 88 52 46 61; www.tiwa.com.br ).
? Amazon Ecopark Lodge (www.amazonecopark.com.br ; 0055 21 25 47 77 42).
? Ariau Amazon Towers (www.ariautowers.com ; 001 305 371 78 71).
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.