Palabra de pol¨ªtico... machista
Primero dijo: "No creo en las paridades, me parecen paridas". Ahora suelta groser¨ªas contra una ministra. Es el popular alcalde de Valladolid. Pero no es el ¨²nico que desprecia a las mujeres
En la pol¨ªtica, donde la mujer ha logrado las mayores cotas de igualdad, tambi¨¦n se respira machismo. Tras mucho esfuerzo, las mujeres han logrado ser ministras, vicepresidentas, secretarias de Estado, presidentas de autonom¨ªas, alcaldesas. Puestos ocupados por derecho y por val¨ªa. Sin embargo, en Espa?a, sentarse en el esca?o de diputada o llevar la cartera ministerial no significa liberarse del estigma de una parte de la sociedad, que contin¨²a viendo a la pol¨ªtica primero como mujer y despu¨¦s como profesional. Que analiza su f¨ªsico, su ropa y su vida privada.
Han pasado 13 a?os -por no remontarse m¨¢s atr¨¢s, cuando las corbatas en el Parlamento eran abrumadoras- desde las alusiones de Manuel Fraga al escote de la entonces portavoz socialista de Educaci¨®n en el Congreso, Clementina D¨ªez. "Lo ¨²nico interesante que esa se?ora exhibi¨® fue su escote", dijo el dirigente popular. Pero no ha llovido tanto. Otros pol¨ªticos siguen rezumando sexismo por cada uno de sus poros. Y lo demuestran.
Es dif¨ªcil que la sociedad avance hacia la igualdad si personas tan visibles como los pol¨ªticos boicotean el camino
El del alcalde de Valladolid, Javier Le¨®n de la Riva (PP), sobre la nueva ministra de Sanidad, Igualdad y Pol¨ªtica Social, Leire Paj¨ªn, solo es el caso m¨¢s reciente. "Es una chica preparad¨ªsima, h¨¢bil y discreta. Va a repartir condones a diestro y siniestro", dijo de ella el jueves pasado. "Cada vez que veo esa cara y esos morritos pienso lo mismo, pero no lo voy a decir", a?adi¨®. Le¨®n de la Riva, que remat¨® definiendo a Paj¨ªn como "personaje de dibujos animados", se disculp¨® luego por su "exceso verbal". Pero sus palabras son la guinda del machismo feroz e insultante con el que se ataca a las mujeres pol¨ªticas.
La hasta hace unos d¨ªas vicepresidenta primera, Mar¨ªa Teresa Fern¨¢ndez de la Vega; la ministra de Defensa, Carme Chac¨®n, o la ex titular de Igualdad, Bibiana A¨ªdo, lo saben bien. Mucho se ha opinado desde la pol¨ªtica sobre su f¨ªsico, sus vestidos o sus peinados. "Aficionada a disfrazarse", dijo de Fern¨¢ndez de la Vega el ex portavoz del PP en el Congreso, Eduardo Zaplana, cuando aquella, en una cumbre internacional en Nairobi, se visti¨® con el traje tradicional del pa¨ªs. Chac¨®n se vio tratada desde algunos frentes como Carme la del bombo, cuando tom¨® posesi¨®n del cargo embarazada; y despu¨¦s se la critic¨® por asistir a la Pascua Militar de esmoquin y no con vestido largo, hace a?o y medio.
Pero vulgaridades las hay de todos los colores. Tambi¨¦n la ex ministra Elvira Rodr¨ªguez (PP) tuvo que soportar hace unos d¨ªas un desagradable comentario en el que el alcalde de Badalona, Jordi Serra, del PSC, la defin¨ªa como "voluminosa". Y algunos recuerdan todav¨ªa las palabras del socialista Alfonso Guerra refiri¨¦ndose a la entonces ministra Soledad Becerril (UCD) como "Carlos II vestido de Mariquita P¨¦rez", o asegurando que hab¨ªa que "convivir con la econom¨ªa sumergida como con algunas mujeres; no se las puede eliminar". Perlas, ambas, de hace tiempo pero con un tono que pervive. Hace unos d¨ªas Guerra se refiri¨® a la actual ministra de Exteriores, Trinidad Jim¨¦nez, como "la se?orita Trini".
"Las mujeres seguimos siendo objetos para algunos", afirma la presidenta del Partido Socialista de Madrid, Delia Blanco. "Si una tiene los labios grandes o peque?os se comenta. Si viste mal es horrible, si viste bien es demasiado. Eso no sucede con los hombres. Esto no son los casinos del siglo XIX, pero siguen hablando de mujeres, en lugar de pol¨ªticas o de personas", sigue.
Carmen Alborch todav¨ªa recuerda el revuelo que se form¨® cuando, reci¨¦n nombrada ministra de Cultura, lleg¨® al Congreso. Corr¨ªa el a?o 1993 y su oscura melena, de la que brotaba una mecha roja, despert¨® m¨²ltipes comentarios. Comenzaron a?os de cr¨ªticas constantes a su aspecto y a la longitud de sus faldas, de alusiones desde alg¨²n que otro esca?o hacia sus "bonitas piernas". Pero los tiempos no han cambiado tanto. Al menos para algunos. "Parec¨ªa que hab¨ªamos avanzado m¨¢s y en estos momentos en los que las mujeres leg¨ªtimamente ocupan puestos de responsabilidad de acuerdo con sus capacidades se desatan muchos demonios. Cuando hay espacios que algunos sectores conservadores de la sociedad viven como masculinos les sale lo peor de s¨ª, como en el caso del alcalde de Valladolid. Es preocupante", dice Alborch.
No es la primera vez, adem¨¢s, que Le¨®n de la Riva se encend¨ªa con exabruptos machistas. "No creo en las paridades, me parecen paridas", dijo en 2007. Un a?o m¨¢s tarde se refer¨ªa a Carme Chac¨®n como "se?orita Pepis vestida de soldado". Un recurso que otros pol¨ªticos emplean. El de atacar el punto d¨¦bil del otro -generalmente mujer- aludiendo a una caracter¨ªstica f¨ªsica en lugar de a la cualidad pol¨ªtica.
"Todav¨ªa hay muchos hombres que piensan con el sexo y son incapaces de ver en una pol¨ªtica o en una periodista algo distinto que un objeto sexual", opina Pilar L¨®pez D¨ªez, profesora de Ciencias de la Informaci¨®n e investigadora de pol¨ªticas de g¨¦nero. Que propone "deconstruir" y analizar la frase del alcalde de Valladolid: "Adem¨¢s de la carita y los morritos, utiliza el verbo 'provocar', que muestra la hondura de su pensamiento machista: que las mujeres son malas, provocadoras, que hacen 'pecar' al hombre".
Una creencia m¨¢s extendida de lo que parece. "La cultura machista es transversal. No tiene clase", reconoce el diputado de Izquierda Unida Gaspar Llamazares. "No hay que ver m¨¢s que la violencia machista se da en muchos ambientes. Y lo mismo ocurre con otras formas de machismo m¨¢s elaboradas, como la de los comentarios e insultos. Pero el machismo, la idea de dominaci¨®n y la imposici¨®n a la mujer, se da mucho m¨¢s en posiciones conservadoras", asegura.
Opini¨®n que comparte la presidenta del Partido Socialista de Madrid. "La derecha de este pa¨ªs nunca ha cre¨ªdo en la igualdad. No ha tenido m¨¢s remedio que asumir a las mujeres pol¨ªticas de su partido; pero estos comentarios y actitudes demuestran el poco aprecio que tienen por las mujeres". Blanco, como Carmen Toledano, secretaria de Igualdad de la Federaci¨®n Socialista de Madrid, o el propio Llamazares, se sienten ofendidos por las palabras de Le¨®n de la Riva.
Lo mismo debi¨® pensar Ana Mato, vicesecretaria de Organizaci¨®n del PP, quien calific¨® las palabras de Le¨®n de la Riva como "impresentables" y "groser¨ªa"; o la secretaria general del partido, Mar¨ªa Dolores de Cospedal, que las defini¨® como "lamentables". Pero desde las filas populares el apoyo a Paj¨ªn, como muchas otras veces frente a los ataques mis¨®ginos, han sido templadas.
"Cierta prensa tiene mucha culpa al mantener vivo el sexismo respecto a las mujeres que se dedican a la pol¨ªtica", opina Mercedes Bengoechea, fil¨®loga experta en g¨¦nero y medios de comunicaci¨®n. Y pone un ejemplo: "En la campa?a de 1994 por el liderazgo del laborismo brit¨¢nico, en la que compitieron Tony Blair y Margaret Beckett, entonces vicepresidenta del partido, el primero, de 41 a?os era 'un joven cuarent¨®n', mientras Beckett, de 51, era 'post-menop¨¢usica' para los tabloides ingleses". No hay que irse tan lejos. En Espa?a, ciertos medios de comunicaci¨®n y opinadores contin¨²an lanzando furibundos ataques mis¨®ginos y machistas a las mujeres pol¨ªticas. Y ahora nos encontramos ya en pleno siglo XXI.
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