"La reforma de pensiones ha de ser pactada"
Ha cambiado la placidez del analista por la ardua tarea de intentar poner remedio a las escandalosas cifras de paro. Al nuevo responsable de Trabajo, jiennense de 52 a?os, se le exigir¨¢ adem¨¢s un freno a la precariedad laboral
Apenas lleva tres d¨ªas en el cargo pero Valeriano G¨®mez dispone ya de una imagen que lo sobrevivir¨¢ como ministro de Trabajo. El recordatorio de su presencia en la manifestaci¨®n de la huelga general, tres semanas antes de integrarse en el Gobierno, ha rescatado del anonimato a este experto en el mercado laboral. Pero la labor gubernamental no le es ajena. Ha ocupado m¨²ltiples escalones del ministerio y sus laber¨ªnticas dependencias no parecen tener secretos para ¨¦l. "Al fondo de este pasillo estaba mi despacho cuando los GRAPO pusieron una bomba aqu¨ª, en 1992", muestra G¨®mez antes de la entrevista. El nuevo ministro pareciera haber estado prepar¨¢ndose toda la vida para ocupar ese puesto. Lo asume en circunstancias adversas -el paro alcanza un insoportable 20%- y con un programa de reformas bajo el brazo.
"Mi apoyo siempre estar¨¢ con las organizaciones sindicales"
"Si hubiera sido un cargo del PSOE, no deber¨ªa haber ido a la protesta del 29-S"
"Los cambios laborales est¨¢n poco explicados por el Gobierno"
"Es hip¨®crita decir que nuestro despido es caro; tambi¨¦n es muy sencillo"
Pregunta. Desde que es ministro, ha explicado mil veces por qu¨¦ acudi¨® a la manifestaci¨®n de la huelga general. Pero reconozca que es dif¨ªcil convencer de que se puede conjugar su nombramiento con su presencia all¨ª.
Respuesta. Yo no apoy¨¦ la movilizaci¨®n. S¨ª dije que el recurso a la huelga ten¨ªa que ser cada vez m¨¢s un arma bien meditada. Pero ese d¨ªa consider¨¦ que deb¨ªa estar en la manifestaci¨®n -aunque no hice huelga- despu¨¦s de ver c¨®mo ciertos medios de comunicaci¨®n, ciertos partidos y alg¨²n gobierno auton¨®mico se hab¨ªan empe?ado en transmitir la huelga como un acto inc¨ªvico. Me parec¨ªa una visi¨®n antisindical muy perjudicial para la pol¨ªtica espa?ola y yo, como un ciudadano m¨¢s, decid¨ª ir a la manifestaci¨®n. Si hubiera sido un cargo p¨²blico del PSOE, no me cabe ninguna duda de que no deber¨ªa haber asistido.
P. ?Le pidi¨® explicaciones Zapatero al nombrarlo?
R. En absoluto, ?c¨®mo me va a pedir el presidente explicaciones por lo que hago como ciudadano?
P. ?En ese momento no intu¨ªa que pod¨ªa llegar a ser ministro?
R. Uno en esos momentos no intuye ese tipo de cosas.
P. Asesor¨® al Gobierno en la reforma laboral, se manifest¨® en contra de ella y ahora le toca aplicarla. ?No es incongruente?
R. Desde que se empez¨® a negociar la reforma asesor¨¦ al Gobierno. He publicado art¨ªculos que la consideran esencialmente correcta, por ejemplo, uno en EL PA?S titulado El equilibrio nunca decepciona. Mi opini¨®n, siempre matizada, fue favorable y he tratado de distinguir mi posici¨®n sobre la reforma de mi apoyo, que siempre estar¨¢ con las organizaciones sindicales, parte esencial de la sociedad. Y esto tambi¨¦n lo digo para las empresariales.
P. Pero en sus primeras horas como ministro dijo no sentirse inc¨®modo con el contenido de la reforma. Eso implica tambi¨¦n no estar particularmente c¨®modo.
R. Lo puedo decir de otra forma sin dificultad. Me siento muy c¨®modo con la visi¨®n, con el texto y con la posici¨®n que el Gobierno ha defendido. Mi papel es explicar esa reforma y contribuir a que, en su desarrollo, las visiones de rechazo habidas no cuestionen el n¨²cleo esencial.
P. ?Hay margen, entonces, para inclinarla hacia los intereses de los sindicatos?
R. Las organizaciones sindicales, de momento, solo han planteado que el Gobierno rectifique, pero no han precisado en qu¨¦ materias. Por otra parte, despu¨¦s de que la reforma se haya votado en las Cortes, ya no es solo un proyecto del Gobierno. Es una ley vigente que tiene el suficiente apoyo parlamentario. Ahora hay que orientar el desarrollo de esa ley para corregir aquellos aspectos en los que nos pongamos de acuerdo y producir, no tanto una rectificaci¨®n, sino un desarrollo adecuado.
P. ?Qu¨¦ aspectos se pueden corregir?
R. La propia reforma plantea materias: el modelo alem¨¢n
[reducci¨®n de jornada en lugar de despidos en las empresas], las pol¨ªticas activas, la negociaci¨®n colectiva, el fondo austriaco , la intermediaci¨®n laboral privada. Y en paralelo la necesidad de concretar este a?o la reforma de pensiones y la pol¨ªtica de inmigraci¨®n. La reforma pretende acercar los costes del trabajo temporal al indefinido, y que cuando la recuperaci¨®n se produzca haya menos temporalidad. Los temas est¨¢n bien orientados, pero insuficientemente explicados por el Gobierno. Si los objetivos son compartidos, deber¨ªa haber un marco razonable de desarrollo. Si no fuera as¨ª, el proceso de reformas es imparable.
P. Deja fuera uno de los aspectos m¨¢s criticados, el despido.
R. La reforma no afecta a los derechos adquiridos de los trabajadores. Mantiene el coste del despido en 45 d¨ªas por a?o y en 33 para el contrato de fomento. En las causas objetivas de despido, se trataba de tener en cuenta que cuando hay p¨¦rdidas, se pueda ajustar plantilla por esta v¨ªa [con indemnizaci¨®n de 20 d¨ªas]. Ah¨ª se introduce un t¨¦rmino pol¨¦mico: la previsi¨®n de p¨¦rdidas. Esto puede ser objeto de interpretaci¨®n judicial.
P. ?Y hay posibilidad de modificaci¨®n pol¨ªtica?
R. Hay que ver si el desarrollo legislativo permite aclarar mucho mejor en qu¨¦ circunstancias se puede interpretar la situaci¨®n de p¨¦rdidas previstas, para mejorar la capacidad interpretativa de los jueces. Podemos pensar que el Gobierno y los interlocutores sociales lo concreten por otras v¨ªas distintas a las que se abrir¨ªan por la acci¨®n de la justicia dentro de varios a?os.
P. ?Es partidario de hacerlo?
R. Es una forma de hacerlo. Eso no es violentar la ley, sino dar una interpretaci¨®n adecuada, acabar con los peores efectos de la reforma de 2002. Entonces se permiti¨® un despido tan sencillo, pagando el monto de la indemnizaci¨®n legal, que la f¨®rmula objetiva no se utilizaba. Hemos vivido de forma hip¨®crita. Dec¨ªamos que nuestro despido era muy caro, sin darnos cuenta de que era muy sencillo. En cambio, ten¨ªamos un despido objetivo sensato, que est¨¢ en la banda baja de los pa¨ªses europeos, pero que pr¨¢cticamente no se utiliza (en plena crisis, no llega al 15%) y a este defecto trata de hacer frente la reforma. No tiene ning¨²n sentido que las organizaciones sindicales centren su atenci¨®n en la forma en que se concibe el despido objetivo cuando es el menos usado.
P. ?Es su principal misi¨®n tender puentes con los sindicatos?
R. Es una misi¨®n esencial. Una de las principales, porque un Gobierno que hace frente a la crisis no puede dejar de atender las necesidades de las empresas, que est¨¢n pasando muchas dificultades. Este Gobierno tiene que mirar a ambos lados.
P. En toda la legislatura no se ha alcanzado un solo acuerdo en el di¨¢logo social. ?Qu¨¦ va a cambiar con usted?
R. Para que el di¨¢logo social rinda frutos debe haber al menos dos condiciones: una, que el Gobierno tenga capacidad de iniciativa, y otra, que ninguna de las organizaciones que dialogan convierta su participaci¨®n en una suerte de derecho de veto.
P. ?Han fallado ambas?
R. Tras m¨¢s de dos a?os de di¨¢logo, sindicatos y empresarios tienen que reflexionar. El di¨¢logo social ha de responder a la orientaci¨®n del Gobierno de turno. Debe dar frutos, pero nadie debe tener la tentaci¨®n de poner patas arriba la pol¨ªtica de un Gobierno democr¨¢ticamente elegido. Los interlocutores sociales han de asumir que su papel es equilibrar esas medidas. Deben tratar de influir, pero sin paralizar la acci¨®n de Gobierno. Ese ha sido uno de los errores que debemos corregir.
P. ?Error de qui¨¦n?
R. De todos, no solo del Gobierno. Ha sido un error dejar transcurrir tanto tiempo sin alcanzar acuerdos y en la responsabilidad no est¨¢ solo el Gobierno, es compartida por empresarios y sindicatos. Sin duda tambi¨¦n est¨¢ la crisis. Pero ahora ya estamos en otra fase. No en afrontar la crisis, sino en preparar el pa¨ªs para la salida.
P. ?Ayudar¨¢ a desbloquear el di¨¢logo social la sustituci¨®n de Gerardo D¨ªaz Ferr¨¢n en CEOE?
R. No debo valorar la situaci¨®n de cada organizaci¨®n. Pero el di¨¢logo social es m¨¢s s¨®lido cuando las organizaciones que lo integran son tambi¨¦n m¨¢s s¨®lidas. Si eso ocurre en CEOE, el principal beneficiario ser¨¢ el di¨¢logo social.
P. La reforma inmediata que hay pendiente es la de las pensiones. ?Hay posibilidad de revertir lo anunciado por el Gobierno?
R. El Gobierno tiene una visi¨®n reformista: no es posible dejar transcurrir el tiempo sin hacer nada. Los retos -el demogr¨¢fico, el aumento del gasto y la baja natalidad- existen y es mejor afrontarlos desde el principio, sin alarmismos. Las reformas tienen que ser consensuadas, en lo pol¨ªtico y en lo social. Siendo la posici¨®n del Gobierno abierta, sin que ello implique renunciar a las reformas, tengo confianza en que tanto partidos como empresarios y sindicatos van a ser capaces de reformar el sistema. Son los principales interesados.
P. Si la reforma es consensuada habr¨¢ que renunciar a elevar la edad legal de jubilaci¨®n.
R. El Gobierno ha dicho algo importante: necesitamos seguir desplazando la edad real de jubilaci¨®n, que en Espa?a supera los 63 a?os. Y ha planteado que la mejor forma de hacerlo es elevar la edad legal. Vivimos m¨¢s y vamos a tener que percibir pensi¨®n mucho m¨¢s tiempo. Y cada vez somos menos para trabajar porque tenemos menor fecundidad. Pero es una propuesta abierta.
P. Entonces el paso a 67 a?os no es irrenunciable.
R. La opci¨®n del Gobierno es esa, pero cuando dialoga lo hace desde una posici¨®n abierta. No renuncia antes de empezar a negociar, pero la posici¨®n es abierta.
P. Aunque usted es un devoto del di¨¢logo social, la reforma laboral da seis meses para pactar la negociaci¨®n colectiva. Si no, el Gobierno actuar¨ªa. ?Lo har¨¢?
R. Lo que ha hecho el Gobierno es advertir: tras dos a?os de negociar pol¨ªticas laborales, despu¨¦s de muchos m¨¢s de indicar que es importante que los interlocutores sociales reformen la negociaci¨®n colectiva, el Gobierno pone plazos. No hay peor ejemplo para la sociedad que un di¨¢logo social que no rinde frutos. M¨¢s aun, si en la peor crisis en d¨¦cadas no es capaz de arbitrar medidas de consenso, el di¨¢logo tiene una herida mortal. Estos dos a?os han agrandado esa herida, pero el di¨¢logo no est¨¢ muerto. Ahora, el Gobierno debe producir un proyecto de reforma en caso de que no surja de la voluntad de las partes.
P. ?En qu¨¦ sentido ir¨ªa?
R. Es muy prematuro. Ahora toca impulsar la negociaci¨®n. Y solo cuando se vea imposible alcanzar acuerdos el Gobierno debe actuar proponiendo un proyecto de ley. Y digo bien, proyecto de ley; no ser¨¢ una reforma por decreto.
P. ?Ha tocado techo el paro?
R. En 2011 puede haber acabado la sangr¨ªa de empleo y este es el comienzo de la recuperaci¨®n. Perderemos empleo de forma estacional unos meses, pero estamos en la fase previa a la recuperaci¨®n neta del empleo. Eso comenzar¨¢ en 2011, a mediados. Y 2012 ser¨¢ un a?o de creaci¨®n de empleo a ritmos muy visibles.
P. La presi¨®n, quiz¨¢s tambi¨¦n algunos roces con Caldera, le llevaron en 2006 a dejar su cargo como secretario general de Empleo, en plena bonanza. ?Es consciente de que ahora la presi¨®n es muy superior?
R. A final de 2006 decid¨ª marchar del Ministerio de Trabajo pero no hubo diferencias sustanciales con el ministro de turno. Culmin¨¦ una fase de trabajo muy intensa. Y cuando abandon¨¦ fue sobre la convicci¨®n de que lo esencial de mi trabajo hab¨ªa concluido. Esta es m¨¢s bien la raz¨®n, cansancio f¨ªsico. No le dar¨ªa tanta importancia a los roces con el ministro, que no fueron rese?ables.
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