La Am¨¦rica de Juan sin Tierra
Cuando en julio pasado le concedieron el Premio Don Quijote a Juan Goytisolo (Barcelona, 1931), el jurado quiso reconocer en ¨¦l a toda una tradici¨®n de "pensamiento cr¨ªtico". En el autor de Contracorrientes, esa tradici¨®n tiene muchos nombres -Fernando de Rojas, Francisco Delicado, Am¨¦rico Castro-, pero con pocos se ha identificado tanto como con Jos¨¦ Mar¨ªa Blanco White (1775-1841), "nuestro escritor m¨¢s importante de la primera mitad del sigo XIX", un librepensador que pag¨® con el exilio en Londres la libertad de su pensamiento, tan cr¨ªtico con el absolutismo carpetovet¨®nico como con la intolerancia espa?ola que precipit¨® la emancipaci¨®n de las rep¨²blicas americanas en torno a 1810, hace ahora 200 a?os.
Juan Goytisolo public¨® en 1972 una amplia antolog¨ªa de la obra escrita por Blanco en ingl¨¦s, y ahora ha vuelto sobre ¨¦l en Blanco White, El Espa?ol y la independencia de Hispanoam¨¦rica (Taurus). Renegado de todas las sectas, leproso de todos los partidos, corruptor de la moral p¨²blica, perro desleal, espa?ol desnaturalizado y anglo-criollo son algunos de los calificativos que llovieron sobre un autor al que Goytisolo descubri¨® en la Historia de los heterodoxos espa?oles de Men¨¦ndez Pelayo, que contiene "una sa?a terrible que no oculta una cierta admiraci¨®n". No siempre las anteojeras ideol¨®gicas atrofian el gusto literario.
Antes de exiliarse, Blanco White tuvo que sobreponerse al dilema de tantos ilustrados durante la invasi¨®n francesa de la Pen¨ªnsula: o con sus ideas o con sus paisanos. Hizo de tripas coraz¨®n y ganaron los segundos: "Estaba de acuerdo con las ideas de la Ilustraci¨®n, pero al ver que los franceses invad¨ªan Espa?a y que el pueblo se defend¨ªa, tom¨® partido por la causa popular". Como el pasado no se acaba nunca, Goytisolo recuerda el paralelismo que estableci¨® Todorov entre lo ocurrido entonces en Espa?a y lo que ocurre ahora en Afganist¨¢n: "No se puede imponer a un pueblo la democracia invadi¨¦ndolo si el pueblo la rechaza". Cuando Blanco llega a la capital brit¨¢nica la ciudad era "una especie de Estado Mayor de la revoluci¨®n americana". All¨ª el intelectual sevillano y su peri¨®dico, El Espa?ol, jugaron el papel decisivo que le reconoci¨® m¨¢s tarde el propio Sim¨®n Bol¨ªvar. "Las noticias que llegaban de M¨¦xico, las enviaba a Caracas; las de Caracas, a Buenos Aires".
En sus art¨ªculos, aquel "renegado" trat¨® de poner sentido com¨²n en una pol¨ªtica que hac¨ªa pasar por esencias patrias los privilegios comerciales. Pas¨® de proponer que se otorgaran a los americanos los mismos derechos que a los espa?oles a promover la divisi¨®n de Am¨¦rica en tres virreinatos unidos a la corona en una especie de Commonwealth. Finalmente, se resign¨® a la independencia.
Pero el esp¨ªritu inc¨®modo de Blanco White, que en ocasiones firmaba como Juan sin Tierra -el t¨ªtulo que Goytisolo puso a una de sus novelas-, no se qued¨® en Europa. As¨ª, redobl¨® su defensa del laicismo al comprobar que el juramento de la nueva Confederaci¨®n Americana de Venezuela inclu¨ªa "defender el misterio de la Concepci¨®n Inmaculada de la Virgen Mar¨ªa". La lucidez de Blanco no tiene fecha de caducidad. Por eso Goytisolo destaca la vigencia de sus avisos a los reci¨¦n independizados respecto a los males a los que se enfrentaban: el subdesarrollo econ¨®mico, las diferencias sociales, el caciquismo y el caudillismo. De aquello hace ya dos siglos.
Babelia
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