Del "ahorro del miedo" al ahorro para la recuperaci¨®n
La tasa global de ahorro de la econom¨ªa espa?ola contin¨²a la l¨ªnea de ligera reducci¨®n que ven¨ªa mostrando tendencialmente. De alguna manera, la intensificaci¨®n de esa trayectoria en 2010 puede ser un s¨ªntoma m¨¢s de los varios que apuntan hacia el suave avance de la recuperaci¨®n econ¨®mica, porque es un hecho bien conocido el comportamiento contrac¨ªclico de la tasa de ahorro. Cuando la econom¨ªa se deprime, un sentido elemental de precauci¨®n, lleva a la familia a ahorrar m¨¢s y a las empresas a aumentar su autofinanciaci¨®n ante la parquedad del cr¨¦dito y la aton¨ªa del mercado de capitales. Por el contrario, la mejora en la situaci¨®n econ¨®mica permite ver el panorama con mayor confianza y aflojar la tensi¨®n ahorradora. Un fen¨®meno que se ve acentuado por el efecto riqueza. A mayor valor de los activos reales y financieros de la familia, que suele acontecer cuando la situaci¨®n mejora, la tasa de ahorro se minora como reflejo de la mayor proximidad de las metas de ahorro familiar.
Entre los componentes del d¨¦ficit p¨²blico, la presencia de un elevado desahorro es la peor alternativa
Durante la etapa expansiva anterior a la crisis se produjo un fuerte retroceso de la tasa de ahorro que junto al intenso proceso de inversi¨®n, especialmente en el sector de la construcci¨®n, condujo, como es bien sabido, a un alto endeudamiento de todos los sectores. La crisis vino a corregir bruscamente estas tendencias. Las familias cortaron agudamente su gasto tanto de consumo como de compra de vivienda y elevaron sustancialmente su tasa de ahorro (6,9% del PIB en 2007; 12,5% del PIB en 2009). Las empresas ante las dificultades de financiaci¨®n restringieron sus proyectos de inversi¨®n y aumentaron su ahorro, es decir, su autofinanciaci¨®n (del 7,3% del PIB en 2007 al 11,6% del PIB en 2009). Este comportamiento, sin embargo, no resolvi¨® el problema global: las administraciones p¨²blicas iniciaron un camino de desahorro -principal componente del d¨¦ficit- que hizo bajar la tasa de ahorro p¨²blico del 1% del PIB en 2007 al -5,2% del PIB en 2009, condicionando as¨ª una ca¨ªda del ahorro global que entre 2007 y 2009 se redujo aproximadamente en un punto del PIB.
Las anteriores tendencias parecen haber llegado a su fin. Las familias han quitado fuerza a su proceso ahorrador; el ahorro empresarial se mantiene y el sector p¨²blico, sin embargo, ha reducido algo su desahorro. Por tanto, con el nuevo ciclo del ahorro a la baja, tambi¨¦n afloran comportamientos distintos en los diferentes componentes del ahorro institucional.
Tal vez sea bueno constatar la reducci¨®n de las presiones que conduc¨ªan a un "ahorro del miedo" en las familias ante la inseguridad y las tendencias econ¨®micas a la baja, pero hoy, D¨ªa Mundial del Ahorro, tambi¨¦n es bueno recordar que el ahorro sigue siendo un componente necesario para nuestro definitivo saneamiento econ¨®mico. Al menos hay cinco razones que as¨ª lo avalan.
1. La necesidad de mejorar el proceso de inversi¨®n de la econom¨ªa espa?ola para promover una recuperaci¨®n m¨¢s s¨®lida. En 2009, la adquisici¨®n neta de activos reales se redujo un 43%. Esa tendencia ha continuado en el primer semestre de 2010 aunque con menor intensidad. Los activos financieros a¨²n registraron una ca¨ªda mayor en sus adquisiciones netas que en 2009 se redujeron en un 75% y que en el primer semestre de 2010 a¨²n cayeron un 39%.
Aun as¨ª, solo una parte peque?a se han financiado con el ahorro neto, gener¨¢ndose una amplia necesidad de financiaci¨®n. Dado el endurecimiento de los mercados parece claro que ahora m¨¢s que nunca invertir es ahorrar y que solo una intensificaci¨®n del ahorro global permitir¨ªa el necesario avance de la inversi¨®n precisa para consolidar la incipiente recuperaci¨®n.
Es tambi¨¦n bueno recordar que con referencia al crecimiento, las necesidades de capital no se limitan al capital f¨ªsico. Parece existir un acuerdo un¨¢nime en que adem¨¢s de las infraestructuras, existe una demanda latente del capital humano y tecnol¨®gico. Para aumentar la productividad total de los factores, Espa?a tendr¨¢ que hacer en los pr¨®ximos a?os un esfuerzo importante en formaci¨®n y en avance tecnol¨®gico y eso exige, a su vez, financiaci¨®n con base en el ahorro.
2. Pese a la mejor¨ªa de nuestras necesidades globales de financiaci¨®n con el exterior en 2009 y 2010, la deuda exterior de Espa?a sigue siendo elevada, casi 1,8 billones de euros (166,4% del PIB). Es adem¨¢s una deuda con poca vocaci¨®n de compromiso; la mayor¨ªa es a trav¨¦s de valores distintos de acciones, especialmente deuda p¨²blica. Solo el ahorro interno puede reducir esa alta dependencia financiera del exterior y permitir una financiaci¨®n s¨®lida de la formaci¨®n de capital.
3. Independientemente de la naturaleza interna o externa del endeudamiento, este en s¨ª mismo es muy elevado. En el segundo trimestre de 2010, este era el panorama del endeudamiento: hogares, 86,5% del PIB; sociedades no financieras, 141,4% del PIB; Administraciones p¨²blicas, 56,7% del PIB. Mientras el ahorro no permita reducir los niveles de endeudamiento, el gasto privado estar¨¢ contenido y el sistema financiero podr¨¢ hacer poco para estimular el crecimiento.
4. Entre los distintos componentes del d¨¦ficit p¨²blico, la presencia de un elevado desahorro es la peor alternativa. Un d¨¦ficit p¨²blico elevado porque se gaste mucho en infraestructuras hay que reconducirlo, pero tiene algunos efectos positivos para el crecimiento futuro del pa¨ªs. Sin embargo, el desahorro quiere decir en sentido estricto que el sector p¨²blico es incapaz de cubrir sus gastos corrientes con sus ingresos por cuenta de renta, lo que, a medio plazo, es insostenible y no refleja ning¨²n principio conocido de buena administraci¨®n de los servicios.
Creo que es importante insistir en este punto. En mi opini¨®n, el Gobierno deber¨ªa haber puesto todo el ¨¦nfasis en reducir el desahorro aunque la correcci¨®n del d¨¦ficit -que incluye un gasto en inversi¨®n real que puede tener un valor estimulante- se hubiera pospuesto. Lo que los mercados valoran a la baja es el endeudamiento para cubrir gastos ordinarios de las administraciones p¨²blicas y ese es el m¨¢s urgente de erradicar.
En 2010, para un d¨¦ficit estimado del 9,5% del PIB, el desahorro es casi la mitad (4,1% del PIB), lo que obliga, con la adquisici¨®n de activos financieros, a elevar la cifra de aumento del endeudamiento en 10,3% del PIB.
5. El sistema financiero est¨¢ en una etapa de amplia transformaci¨®n. El saneamiento de muchas instituciones y las nuevas exigencias de Basilea III van a dar lugar a un prolongado proceso de emisi¨®n de instrumentos de capital de m¨¢xima calidad, que solo podr¨¢ afrontarse con una elevaci¨®n del ahorro para asumirlo en todo o en parte. Si el ahorro no aumenta, el binomio sector p¨²blico-sector financiero va a ejercer un aut¨¦ntico crowiding out sobre la financiaci¨®n de las empresas no financieras en un momento sumamente delicado.
Las necesidades de m¨¢s ahorro para capitalizar a las empresas seguramente no se van a limitar a las entidades financieras sino que va a afectar a todas las que intenten crecer para afrontar mejor los retos de la competencia.
Ha existido un periodo inicial de la crisis en que la utilizaci¨®n de recursos financieros para el sector p¨²blico no estaba interfiriendo con una escasa demanda solvente de cr¨¦dito. No es este ahora el caso en que la colocaci¨®n importante de deuda p¨²blica, estatal y auton¨®mica empieza a expulsar al cr¨¦dito al sector privado en un momento en que el repunte econ¨®mico reclama una financiaci¨®n m¨¢s flexible de las empresas privadas.
En suma, la ligera reducci¨®n del ahorro privado como ¨ªndice anticipado de un cambio de ciclo sea bienvenido. La reducci¨®n del desahorro p¨²blico como parte del saneamiento de las cuentas de las Administraciones p¨²blicas a¨²n merece una m¨¢s c¨¢lida bienvenida. Pero, en todo caso, recordemos hoy en el D¨ªa Mundial del Ahorro, que a¨²n hay razones s¨®lidas para desear una intensificaci¨®n del ahorro, no ya bajo el s¨ªndrome del miedo sino con la esperanza de avanzar con m¨¢s firmeza en una recuperaci¨®n duradera.
Victorio Valle es catedr¨¢tico de Econom¨ªa Aplicada.
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