Malas y buenas noticias
Hagan una prueba: dejen a un pu?ado de buenos lectores adolescentes un e-book y denles la oportunidad de bajarse obras legalmente de los sitios web donde se comercializan. Al cabo de unos meses comprobar¨¢n que han le¨ªdo vorazmente, pero que las obras no proven¨ªan de descargas autorizadas. Sencillamente, han buscado en las fuentes legales los libros que quer¨ªan leer y no los han encontrado. Y los han localizado "en Internet". Hay muchos libros en la Red. Quien quiera probarlo s¨®lo tiene que escribir en un buscador el t¨ªtulo de una obra. Y no se piense que para descargarla hay que entrar en las procelosas aguas de los P2P. Basta llegar a una p¨¢gina web, y hacer clic en un enlace.
Pues bien: en muchos casos estos archivos para e-book no est¨¢n disponibles si uno trata de comprarlos legalmente. Y en Internet los encontramos: libros torpemente escaneados, o archivos creados ad hoc, ?a veces con la traducci¨®n de obras a¨²n no aparecidas en el mercado hispanohablante! S¨ª: los fans seguidores de sagas vamp¨ªricas no se caracterizan por su paciencia.
La oferta de libros digitales es muy inferior a la demanda que existe. Y ¨¦sta seguir¨¢ creciendo, porque los dispositivos lectores han ido bajando de precio y han aparecido alternativas como el iPad. Estos son los hechos: acceso a Internet muy extendido; buscadores que encuentran cualquier cosa, y un mont¨®n de aparatos lectores para los que falta contenido.
?Y esta situaci¨®n puede cambiar? Por ejemplo: supongamos que los editores se apresuran a sacar en versi¨®n electr¨®nica los libros m¨¢s codiciados, ?dejar¨ªan de descargarse ilegalmente? Pero un momento, un momento: ?a qu¨¦ precio me han dicho que pondr¨ªan la descarga?
Precios bajos, o nuevas f¨®rmulas de negocio: no parece haber otra soluci¨®n. El a?o que viene la empresa madrile?a 24symbols intentar¨¢ suministrar libros electr¨®nicos en dos modalidades: gratis con anuncios o pagando una suscripci¨®n que permitir¨¢ leer los que se quiera. Es la f¨®rmula que en m¨²sica ha seguido Spotify, pero ?querr¨¢n unirse a ella los editores de las obras que la gente realmente quiere leer? Se pueden pensar otras modalidades: hay empresas que patrocinan ligas de f¨²tbol o ciclos de conciertos: ?no se animar¨ªan a patrocinar l¨ªneas editoriales digitales?
?No ser¨¢ que fallan las alternativas de negocio? Cada vez que hay nuevos c¨¢lculos del acceso a obras sin autorizaci¨®n se habla de la "merma de negocio", y no es as¨ª (como se ha visto en el caso de la m¨²sica): no toda obra descargada ilegalmente habr¨ªa sido comprada, y menos a esos precios...
Jos¨¦ Antonio Mill¨¢n gestiona el observatorio de edici¨®n digital librosybitios.com
Babelia
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