El legado de Tagore est¨¢ en Ourense
El due?o de la mayor biblioteca sobre el pensador busca a qui¨¦n don¨¢rsela
Jos¨¦ Paz, el hombre que atesora la mayor biblioteca mundial sobre Rabindranath Tagore -m¨¢s de 30.000 vol¨²menes-, prescinde de la tarima del sal¨®n de actos del Ateneo ourensano y acerca una silla en el rellano para fundirse con los asistentes a su conferencia sobre el escritor hind¨². Han acudido cinco personas, incluido el presidente de la entidad. Pero Paz no se inmuta. El pedagogo tagoreano, que vive desde hace a?os en India, en donde se dedica como voluntario a la docencia y a estudiar la obra del pensador, habla de su bondad, de su val¨ªa creativa, de su modern¨ªsima sociorreligi¨®n del siglo XIX contraria a las castas y asentada en el principio de igualdad entre hombres y mujeres, y se le ilumina el rostro. Habla del Tagore literato, del Tagore m¨²sico -compositor de m¨¢s de 2.000 canciones, incluidos los himnos de India y Bangladesh-, del Tagore pintor, del periodista, del reformador social, del Tagore peregrino y del educador. Uno tras otro. Todos en uno. "Los tagoreanos lo consideramos el Leonardo da Vinci del siglo XX", explica.
Los 30.000 vol¨²menes se guardan en un bajo comercial
"Solo Fraga se interes¨® por ella. Me ofreci¨® 35 millones de pesetas"
"La culpa la tiene mi mujer", justifica entre risas el origen de su pasi¨®n y cuenta c¨®mo El naufragio que ella le regal¨® siendo novios, en 1966, lo plant¨® en la admiraci¨®n profunda por el escritor. El conferenciante va deshilando lentamente el ovillo que lo ha vinculado a India y a Tagore para siempre. Una madeja llena de nudos que lo atan. Una secuencia de "casualidades" en las que ve la mano del destino.
"Es curioso mi apellido, porque en India la palabra paz es sagrada. Todas las oraciones de las distintas religiones terminan repitiendo tres veces la palabra paz", cuenta. La mano del destino no solo ha tocado su apellido. "Tengo la misma edad que la independencia de la India", 62 a?os en este momento, desvela Paz arqueando las cejas y contando, a continuaci¨®n, c¨®mo all¨ª, y solo all¨ª, en su casa de Santiniketon, se ha descubierto a s¨ª mismo canturreando bajo la ducha y deslumbrado por el sencillo espect¨¢culo del nacimiento del sol cada ma?ana. "Y eso que all¨ª duermo en cama dura".
Su casa de Santiniketon es, en realidad, un palacio en medio de un bosque inmenso, por el que paga un alquiler de 114 euros mensuales -un euro equivale a 60 rupias-. "All¨ª ahorro dos tercios de mi salario; vivo como un primer ministro", revela el tagoreano una de las claves de su felicidad. La otra: dedicarse a la ense?anza infantil y al estudio de la obra de su gran ¨ªdolo.
"?Alucin¨¦ cuando descubr¨ª que adem¨¢s de escritor, m¨²sico y pintor era un gran educador!", descubre Paz la en¨¦sima "casualidad" que lo amarra a Tagore y a una obra ingente e inabarcable. "Solo dorm¨ªa cuatro horas, el resto se dedicaba a producir".
El pedagogo ourensano empieza a preocuparse por el destino de su oce¨¢nica y especializada biblioteca. Los 30.000 vol¨²menes se le acumulan en un bajo comercial en Ourense. No solo los escritos por Tagore y sus traducciones a todos los idiomas del mundo, incluido el esperanto, sino tambi¨¦n obras sobre el propio escritor. Quiere donarlas -que se quede en Ourense o al menos en Galicia- y no encuentra receptor. "No quiero dinero, ni hablar, eso ser¨ªa antitagoreano; solo pongo condiciones". Pero nadie las acepta.
"Ourense es una ciudad muy desunida, muy poco solidaria, cada uno va a lo suyo", empieza a enumerar Paz sin coger aire los pecados capitales de la patria chica. Y abunda en ellos: "Somos la ¨²nica ciudad espa?ola que no ha salvado el edificio del Banco de Espa?a; no hemos recuperado la antigua c¨¢rcel y no conseguimos tampoco recuperar el claustro de San Francisco".
Paz est¨¢ dispuesto a donar su biblioteca con condiciones: "Que est¨¦ en un lugar digno, que se pueda consultar y que se siga editando" la obra de Tagore sobre la que no pesan derechos de autor. Tiene ofertas en India. "Me ced¨ªan el bajo entero de la Universidad y la casa del padre de Tagore. Adem¨¢s, me daban una casa en el campus". Pero ¨¦l quiere dejar sus libros en Ourense. O en Galicia.
"Solo don Manuel Fraga se interes¨® realmente por ella. Me envi¨® en el a?o 2000 al conselleiro de Cultura y me ofrecieron 35 millones de pesetas por la biblioteca y dije que no, que no la vendo". La Xunta volvi¨® a tentarlo el a?o pasado. El actual conselleiro de Cultura, Roberto Varela, lo cit¨® a una reuni¨®n con el director de Casa Asia. Paz acudi¨® con el borrador de sus condiciones bajo el brazo y all¨ª mismo se las ley¨®. Pero pasaron los meses y no tiene respuesta.
"?Si aqu¨ª no salvamos la casa de Risco ni la de Otero!", vuelve sobre su visi¨®n de la patol¨®gica desidia ourensana el tagoreano. Y deja constancia de la vinculaci¨®n ourensana con Tagore: "Risco debi¨® de ser el ¨²nico gallego que lo vio en persona. De hecho, a ra¨ªz de eso, en Madrid, cuando estudiaba Magisterio lo llamaban el Tagore".
![Jos¨¦ Paz, con alguno de los ejemplares que componen su biblioteca sobre Rabindranath Tagore.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/KLL7JKPLG5ZHHN4M5IPE2TZRYY.jpg?auth=63dbc53d404974bd311025522175a6c62f82ad7ae660a2a3f1627f0a234bccb2&width=414)
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