?Sarkozy, el esp¨ªa?
Varios periodistas denuncian que el presidente franc¨¦s ha ordenado vigilarlos por escribir art¨ªculos comprometedores
El mi¨¦rcoles, el semanario sat¨ªrico Le Canard Encha?n¨¦, que de vez en cuando suelta bombazos informativos capaces de desestabilizar al Gobierno, se descolg¨® con un art¨ªculo sorprendente que sacudi¨® el patio medi¨¢tico-pol¨ªtico franc¨¦s. Firmado por el director de la publicaci¨®n, Claude Agneli, el texto denunciaba que, desde hac¨ªa un a?o, el presidente Nicolas Sarkozy encargaba personalmente a los servicios secretos franceses espiar a determinados periodistas cuyas informaciones punzaban nervios sensibles del Gobierno o los suyos propios. "Cada vez que un periodista afronta una investigaci¨®n molesta, Sarkozy ordena a Bernard Squarcini, jefe de la Direcci¨®n Central de Investigaci¨®n Interior [DCRI por sus siglas en franc¨¦s, esto es, el contraespionaje franc¨¦s], que se interese por el asunto", arrancaba la informaci¨®n.
El El¨ªseo niega la acusaci¨®n y anuncia querellas contra los informadores
Esto significa, seg¨²n el art¨ªculo, que al periodista en cuesti¨®n se le investiga y, gracias a una oportuna localizaci¨®n de sus facturas telef¨®nicas, se le cotejan las llamadas hechas desde su tel¨¦fono fijo o su tel¨¦fono m¨®vil. "Tenemos buenos contactos en las compa?¨ªas telef¨®nicas", comentaba una fuente del art¨ªculo. La informaci¨®n a?ad¨ªa que a Squarcini, bautizado El Escualo por los polic¨ªas a sus ¨®rdenes, nombrado personalmente por Sarkozy en 2008 para colocarse al frente de 4.000 agentes especializados, no le gustan mucho esas misiones particulares que, a su juicio, le distraen de otras m¨¢s importantes: entre otras, la de conjurar las amenazas terroristas sobre Francia insufladas desde Al Qaeda. Pero el jefe de los esp¨ªas, seg¨²n Le Canard Encha?n¨¦, hasta ahora, ha aceptado.
El El¨ªseo desminti¨® al d¨ªa siguiente la informaci¨®n, calific¨¢ndola de "extravagancia" y Squarcini ha anunciado que se querellar¨¢ contra el semanario. El secretario general de la Uni¨®n por un Movimiento Popular, el partido de Sarkozy, Xavier Bertrand, asegur¨® el jueves sobre Le Canard Encha?n¨¦: "Publican cualquier cosa". La ministra de Justicia, Mich¨¨lle Alliot-Marie, a?adi¨® el viernes: "Todo esto me parece un poco fantasmag¨®rico".
Pero no es la primera vez que se acusa a Sarkozy y a sus consejeros de apelar a m¨¦todos directos de contraespionaje para tratar de desenmascarar las fuentes de los periodistas que manejan filtraciones comprometedoras. O que se utilizan estos mismos medios especializados para atajar o controlar una informaci¨®n molesta.
En abril de 2010, un intranscendente blog denominado Mik107, alojado en el peri¨®dico Le Journal du Dimanche, divulg¨® un bulo en el que se aseguraba que Nicolas Sarkozy y Carla Bruni estaban a punto de separarse. El rumor, aireado en primer lugar por la prensa brit¨¢nica, dio la vuelta al mundo en un d¨ªa. Sarkozy afirm¨® entonces en una rueda de prensa que no iba a perder "ni un microsegundo" en el tema. Pero un colaborador suyo, Pierre Charon, afirm¨® poco despu¨¦s -dejando estupefacta a media Francia- que todo respond¨ªa a la intenci¨®n de desestabilizar al El¨ªseo desde determinados c¨ªrculos financieros interesados en torpedear la futura presidencia francesa del G-20. Y El Escualo, amparado por esta algo paranoica interpretaci¨®n, orden¨® a sus investigadores que rastrearan el origen del bulo para atajarlo de ra¨ªz. "Se trataba de determinar si exist¨ªa una maniobra de desestabilizaci¨®n concertada. Lo que yo he hecho por el jefe del Estado, ya lo he hecho por otros parlamentarios", explicaba Squarcini al semanario L'Express.
En septiembre explot¨® otro caso, a¨²n m¨¢s grave. Le Monde denunci¨® directamente al El¨ªseo ante el juez por perseguir, con los m¨¦todos acostumbrados de la DCRI, las fuentes de informaci¨®n de G¨¦rard Davet, un periodista de su plantilla. Davet hab¨ªa dado cuenta en julio de una informaci¨®n reveladora en un momento crucial: hizo p¨²blica parte de la confesi¨®n ante el juez de Patrice de Maistre, el gestor de la fortuna personal de Liliane Bettencourt, heredera del imperio L'Or¨¦al y epicentro de un esc¨¢ndalo tentacular en el que se mezclan las rencillas familiares, las herencias astron¨®micas, el fraude fiscal y el trato de favor por parte del poder hacia la anciana hipermillonaria. En su declaraci¨®n, De Maistre pon¨ªa en verdaderos aprietos al ministro de Trabajo, Eric Woerth, cuya mujer hab¨ªa sido contratada, por un sueldazo, como asesora financiera de Bettencourt. La exclusiva irrit¨® tanto al El¨ªseo que, seg¨²n Le Monde, encarg¨® a los servicios secretos localizar la fuente de informaci¨®n. Tras ciertas conjeturas, designaron como posible foco de la filtraci¨®n a un consejero del Ministerio de Justicia. Tras comprobar las facturas del m¨®vil del periodista de Le Monde, el consejero fue apartado de su cargo y trasladado fulminantemente a la Guyana Francesa, encargado de un vago cometido judicial.
Hay m¨¢s: en las ¨²ltimas semanas, al periodista de Le Monde le han desaparecido de su casa el ordenador y el GPS; lo mismo les ha ocurrido (aunque con los port¨¢tiles o los discos duros de sus port¨¢tiles de sus puestos de trabajo) a otros informadores. Todos sospechan que la larga mano de los servicios secretos franceses puede estar tras los robos.
Sarkozy, al ser preguntado por el asunto, respondi¨® tranquilamente: "Yo no s¨¦ en qu¨¦ me concierne esto, la verdad".
El propio Squarcini ha afirmado al peri¨®dico Lib¨¦ration: "Yo no recibo ¨®rdenes directas de Sarkozy, yo no robo ordenadores, a m¨ª no me interesan los periodistas. Y sus fuentes, me interesan solo cuando est¨¢n emplazadas en altos puestos ministeriales".
Todo es, por tanto, muy resbaladizo. Por lo pronto, el Partido Socialista franc¨¦s ha pedido una investigaci¨®n parlamentaria mientras que, desde diversos medios, se se?ala como verdadero cerebro de estas intrigas al todopoderoso secretario general del El¨ªseo, Claude G¨¦ant, estrecho colaborador de Sarkozy, presente en todo tipo de mejunjes relacionados con el poder.
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