?M¨¢s deprisa, tigre!
Los crueles vigilantes de bonos est¨¢n acechando a un tigre enfermo. El rendimiento de la deuda del Gobierno irland¨¦s a 10 a?os se ha disparado desde alrededor de un 5% en verano hasta casi el 8% actual. Este es un indicativo de la p¨¦rdida de confianza en las finanzas del Gobierno irland¨¦s. Por tanto, es una l¨¢stima que el plan de ajuste fiscal anunciado esta semana omitiera los detalles hasta diciembre. Y el plan, por doloroso que resulte, quiz¨¢ no sea lo bastante realista o radical para hacer que los mercados cambien de parecer sobre Irlanda.
La postura de Irlanda empieza a ser peligrosa. Las reservas de efectivo del Gobierno son lo bastante s¨®lidas como para permitir un aplazamiento de la solicitud de pr¨¦stamos hasta la primavera. Pero la realidad de los mercados financieros es que si el rendimiento de los bonos cae hasta niveles insostenibles, puede cundir el p¨¢nico r¨¢pidamente, lo cual dificultar¨ªa la recuperaci¨®n de la confianza. En el caso de Grecia, la intervenci¨®n por parte de la Uni¨®n Europea y el Fondo Monetario Internacional (FMI) fue esencial. Esto llev¨® a la creaci¨®n del Mecanismo Europeo de Estabilidad Econ¨®mica (MEEE), que ahora podr¨ªa verse como una valla protectora de la zona euro. Ning¨²n pa¨ªs quiere ponerlo a prueba. La ¨²nica manera que tiene Irlanda de evitar la humillaci¨®n de ser el primero en llamar a la puerta del MEEE es convencer pronto a los mercados.
Las proyecciones que revel¨® el Gobierno el 4 de noviembre podr¨ªan interpretarse como pasos en la direcci¨®n adecuada, pero tal vez no sean lo bastante grandes. El plan aspira, como antes, a un d¨¦ficit fiscal inferior al 3% de aqu¨ª a 2014. Pero ahora afronta el ajuste con 6.000 de los 15.000 millones de euros en concepto de consolidaci¨®n fiscal que se esperan en una fecha tan pr¨®xima como es 2011. El Gobierno tiene raz¨®n. Ahora que los mercados se tambalean, la rapidez es fundamental. Aun as¨ª, las cifras para 2011 son decepcionantes. En este momento, Irlanda tiene como objetivo un d¨¦ficit fiscal del 9,4% del PIB para el a?o que viene, una mejora muy modesta respecto a una previsi¨®n anterior del 10%. Y puede que eso sea demasiado optimista, dado que el crecimiento del PIB se cifra en un 1,75%.
Los recortes del Gobierno tampoco son tan dr¨¢sticos como deber¨ªan. Est¨¢ previsto que el a?o que viene el gasto p¨²blico aumente ligeramente, y no a la inversa. El Gobierno podr¨ªa enfrentarse a cierta resistencia pol¨ªtica en casa, pero debe ser m¨¢s osado si quiere tener el destino del pa¨ªs en sus manos.
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