El b¨²nker vuelve a ser barrio
La zona de la Sagrada Familia recupera poco a poco la normalidad
A las 14.15 horas lleg¨®, al fin, un poco de normalidad al barrio. El metro de Sagrada Fam¨ªlia volvi¨® a funcionar, se?al inequ¨ªvoca para los habitantes de la zona de que la visita del Papa hab¨ªa terminado y de que con ¨¦l se ir¨ªan, poco a poco, los plat¨®s de televisi¨®n, las sillas de jard¨ªn en plena calle y los generadores de luz junto a las escaleras del templo, que han emitido un leve aunque molesto zumbido desde hace d¨ªas.
Pero, sobre todo, se hab¨ªan acabado las restricciones de circulaci¨®n, algunas comenzadas hace ya m¨¢s de una semana. Desde la medianoche del s¨¢bado, las restricciones se convirtieron en prohibiciones incluso para los peatones. Los alrededores de la Sagrada Familia parec¨ªan m¨¢s un b¨²nker que un barrio. "?Tiene alguna prueba de que vive aqu¨ª?", preguntaban los Mossos d'Esquadra a las dos de la madrugada del domingo a los que se acercaban demasiado a la que hoy es ya bas¨ªlica. En los accesos a la zona cero, vallas y cinta policial imped¨ªan el paso. La polic¨ªa obligaba a los vecinos que quer¨ªan ir a sus casas a ense?ar el padr¨®n, un contrato de alquiler o un DNI en el que figuraran el nombre y la direcci¨®n. Y no una vez, sino tantas como intersecciones de calles se quisieran sortear. Mientras, en las calles, varias docenas de trabajadores daban los ¨²ltimos retoques a los sistemas de imagen y sonido y a la seguridad, con m¨¢s vallas.
Los vecinos soportan restricciones de circulaci¨®n desde hace una semana
Los Mossos ya advert¨ªan a los paseantes nocturnos: antes de las seis deb¨ªan estar en sus casas. Ellos, y sus invitados. Ten¨ªan que ir a por ellos antes de esa hora a una de las intersecciones donde la polic¨ªa auton¨®mica controlaba la documentaci¨®n de los vecinos. Entre las seis y las siete se dejar¨ªa pasar solo a quienes tuvieran invitaci¨®n para las zonas de sillas. En ning¨²n momento lleg¨® a formarse una gran cola para acceder al barrio. Las sillas se llenaron, pero por un goteo constante hasta minutos antes de empezar el Papa su jornada. Los balcones no estuvieron tampoco rebosantes de gente. En la mayor¨ªa, solo apareci¨® alguien a partir de las nueve. Eso s¨ª, ayer se apreciaban muchas m¨¢s banderas amarillas y blancas que la noche anterior.
Probablemente, tanto control en el acceso, que ya se hab¨ªan ido adelantando d¨ªas anteriores, influy¨® en que menos gente de la esperada se colocara en zonas cercanas al templo. Al margen de las sillas, que s¨ª se llenaron, hab¨ªa ¨¢reas cercanas donde se supone que los visitantes pod¨ªan estar de pie y ver los ¨²ltimos metros del papam¨®vil. Pero solo dos hileras de personas lo esperaban en el cruce de Marina y Proven?a.
A las siete de la tarde la mayor¨ªa de las 36.000 sillas que antes llenaban el barrio estaban apiladas. De la tribuna de prensa solo quedaba un esqueleto met¨¢lico que era pacientemente desmontado. Los visitantes se hab¨ªan llevado las flores que por la ma?ana adornaban el atril desde el que el Pont¨ªfice rez¨® el ¨¢ngelus. Cuando las motos vuelvan a las aceras y las gr¨²as de la Sagrada Familia de nuevo a suban y bajen bloques de hormig¨®n, la normalidad para los vecinos ser¨¢ completa.
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