Mahagonny
Es m¨¢s f¨¢cil sacar oro de los hombres que de los r¨ªos. Esta es la declaraci¨®n fundacional de Mahagonny, la ciudad que nunca duerme, capital del placer y de los pecados capitales, en la que Bertolt Brecht situ¨® una cr¨ªtica feroz de ese paradigma m¨ªtico del capitalismo que conocemos como "sue?o americano". Pero Mahagonny, una trampa concebida para desplumar a los buscadores de oro a base de mujeres f¨¢ciles y whisky barato, es tambi¨¦n un sin¨®nimo del v¨¦rtigo. Su irresistible ascensi¨®n y su fulminante ca¨ªda, la definen tanto como su misma naturaleza.
La trayectoria de Obama me devuelve en estos d¨ªas al esplendor y la decadencia de Mahagonny. No es solo la velocidad. Tambi¨¦n cuenta el n¨²mero de micr¨®fonos que cada cual es capaz de convocar sobre la inmensa alfombra roja en la que los medios de comunicaci¨®n han convertido la pol¨ªtica. Leo a diario an¨¢lisis, seguramente impecables, sobre los fallos del presidente, la resistencia de la sociedad norteamericana al cambio, el juego sucio de las grandes aseguradoras, y, sin embargo, las palabras de la viuda Begbick no se me van de la cabeza.
Ha sido m¨¢s f¨¢cil sacar oro del Tea Party que del primer afroamericano que llega a la Casa Blanca. El premio Nobel de la Paz, un punto de no retorno en la gloria medi¨¢tica, quem¨® a Obama como noticia. Chris O'Donnell afirmando que la evoluci¨®n es un mito, porque si no, todos los monos ser¨ªan ya humanos, resulta mucho m¨¢s fotog¨¦nica. La Naturaleza imita al Arte, Estados Unidos acata el argumento de la ¨®pera de Brecht y Kurt Weil, las c¨¢maras convierten una peque?a caravana de ultras disfrazados en un fen¨®meno planetario. Quienes se atrincheran en la ignorancia para defenderse de la perversidad de los intelectuales -?de qu¨¦ me sonar¨¢ eso?- se morir¨ªan del susto si supieran que un comunista alem¨¢n escribi¨® hace un siglo su propia historia.
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