Uva sobre pizarra

La apuesta gallega por los vinos tintos de calidad, m¨¢s all¨¢ de los ribeiros te?idores de taza y compa?eros de pulpo, se asienta en los bell¨ªsimos paisajes de la Ribeira Sacra, aut¨¦ntico reservorio de cepas viejas de baja producci¨®n y excelente calidad. Aferradas a la tierra en bancales de v¨¦rtigo, las vi?as tapizan la cubierta vegetal de los valles del Mi?o y el Sil. Uva y pizarra.

Las condiciones no pueden ser m¨¢s propicias, empezando por su car¨¢cter brumal y refulgente. Los r¨ªos transcurren entre monta?as, formando un pasillo embebido de luminiscencia, bordeado de ¨¢lamos en las riberas, abrigado por el roble de sus espesos bosques. Clima que madura lentamente el vi?edo suspendido. Y punteando el paisaje, las viejas ermitas rom¨¢nicas. Aqu¨ª impera la uva menc¨ªa. Pero existe una amplia representaci¨®n de cepas aut¨®ctonas (mouraton, brancellao, cai?o o sous¨®n) entremezcladas en el ancestral vi?edo. No siempre tenidas adecuadamente en cuenta, pueden aportar una personalidad m¨¢s acusada al vino.

As¨ª lo han entendido dos j¨®venes en¨®logos de estirpe y raza: Sara P¨¦rez y Ren¨¦ Barbier. Su Lalama 2006 lo expresa con nitidez: fresco, de paso enga?osamente ligero, tiene un aroma seductor a frutillos rojos y negros (ar¨¢ndanos, frambuesa), perfumes de flor (violeta) y de sotobosque, con recuerdos de cacao recorrido por una nota bals¨¢mica y mineral. Y en boca, la incre¨ªble pirueta de un vino que es capaz de ensamblar los sabrosos taninos con la incisiva acidez. Y perdurar.