El bazar del psiqui¨¢trico
Los pacientes del hospital de Conxo exponen en Santiago sus obras de artesan¨ªa
El reloj est¨¢ montado sobre el tapacubos de un coche, pero tal vez muchos clientes ni siquiera se den cuenta: la pintura roja y negra disimula la cubierta met¨¢lica y la m¨¢quina funciona a la perfecci¨®n. Es Rafael, paciente del Hospital Psiqui¨¢trico de Conxo, en Santiago, el que explica c¨®mo uno de sus 54 compa?eros dedic¨® semanas de trabajo a construir el aparato, ahora a la venta en el centro sociocultural Aurelio Aguirre, ubicado al lado de la cl¨ªnica. Es el segundo a?o que el psiqui¨¢trico organiza una exposici¨®n con los objetos elaborados por los pacientes en los talleres de Terapia Ocupacional y el ¨¦xito, cuenta la monitora que dirige a los enfermos en las manualidades, est¨¢ casi garantizado porque el centro "forma parte de la vida del barrio" y los vecinos no tardan en llegar.
Los autores se organizan por turnos para recibir a los compradores
"Nos dicen que tenemos que hacerlo como si fuese de verdad"
Ayer, reci¨¦n inaugurada la exposici¨®n, ya se hab¨ªan vendido algunas piezas, entre ellas un m¨®vil con figuras de cristal y madera que bien podr¨ªa estar en el escaparate de una jugueter¨ªa. El resto se vender¨¢n en las dos pr¨®ximas semanas y ser¨¢n los propios autores los que, organizados en varios turnos, reciban a los visitantes para explicarles en qu¨¦ consisten las obras y animarlos a comprar.
El bazar de los pacientes no es tan diferente de otros que se pueden encontrar en cualquier ciudad, al menos no en la oferta. Abundan monederos, bolsos, macetas, bandejas, relojes de cocina, joyeros, antifaces, centros de mesa para Navidad, cojines bordados en punto de cruz, jarrones, mu?ecas, broches florales, lapiceros o m¨®viles de motivos geom¨¦tricos, lunas y soles o algunos de los personajes emblem¨¢ticos de Los Simpson. Tambi¨¦n llaman la atenci¨®n algunos enseres fabricados a partir de objetos cotidianos: collares de cuentas fabricadas con papel de revistas del coraz¨®n, rosas hechas con cortezas de pino pintadas, bandejas del pescado reconvertidas en centros de mesa o un ¨¢rbol de navidad levantado con tubos de papel higi¨¦nico.
"Salimos mucho a buscar materiales de desecho, como hojas, vallas, ramas... As¨ª, a la vez, trabajamos el reciclado", explica Manuela, la monitora, a la que los enfermos alaban constantemente por su paciencia. "Si algo no nos sale bien, tenemos que arreglarlo. Nos dice que tenemos que hacerlo como si fuese de verdad", cuentan Rafael y Marcelino, que explican con entusiasmo todo lo que han hecho en las ¨²ltimas semanas. Marcelino trabaj¨® durante un mes en su ¨¢rbol de Navidad y ahora lo vende por dos euros. "Si tuviera 500 euros, lo compraba todo", bromea su compa?ero. La mayor¨ªa de los objetos son baratos, porque se hacen con elementos de la naturaleza. "Pero ahora ya s¨¦ por qu¨¦ cuestan tanto las cosas hechas a mano", apunta Elena, que aporta a la exposici¨®n un pa?uelo que comprar¨¢ -tiene que pagarlo igual- para regal¨¢rselo a su madre.
Rafael habla de 500 euros porque fue esa la cantidad que facturaron el a?o pasado con la exposici¨®n. Dentro de 15 d¨ªas, cuando se clausure, contar¨¢n el dinero ganado y tal vez hagan una cena. Participan 55 pacientes, los que los psiquiatras consideran m¨¢s aptos de entre los 300 ingresados en el centro. Despu¨¦s de hablar con los m¨¦dicos, los enfermos son derivados a los diferentes talleres ocupacionales que tiene la cl¨ªnica, desde jardiner¨ªa, a carpinter¨ªa o a arreglo de antenas para Telev¨¦s. Ninguno de los pacientes pasa m¨¢s de una hora al d¨ªa en el taller; cuando empez¨® a funcionar los monitores probaron sesiones de ma?ana, pero los enfermos se cansaban y acababan perdiendo el tiempo. "Lo que queremos es que se comuniquen, porque este tipo de enfermos puede llevar toda la vida en el hospital y no hablarse", explica la monitora. Los pacientes psiqui¨¢tricos tienden a aislarse de lo que les rodea y este tipo de terapias les sirven para estrechar lazos y aprender a ser solidarios entre ellos. La mayor¨ªa de los participantes son mujeres y, salvo excepciones, todos vienen de buena gana. "Siempre tenemos en cuenta lo que les gustaba hacer antes de enfermar, si sab¨ªan pintar, coser. Como la mayor¨ªa tienen bastante deterioro, trato siempre de empezar por lo que ya conoc¨ªan", explica Manuela, que trabaja en Conxo desde mucho antes que el mercadillo se convirtiese en tradici¨®n.
Aunque este es el segundo a?o de exposici¨®n, hace a?os que el hospital de Conxo se ven¨ªa planteando mostrar a los vecinos las obras de sus pacientes. Y no solo mostrarlas, sino tambi¨¦n venderlas, "aunque el precio es algo simb¨®lico", reconoce la monitora. "Lo importante es sacar las obras del hospital", recalca. A pesar de sus a?os de experiencia, no es una tarea f¨¢cil para Manuela, que tiene que animar constantemente a los autores para que no abandonen. "La enfermedad tiende siempre al m¨ªnimo esfuerzo y a veces tengo que recordarles qu¨¦ est¨¢bamos haciendo el d¨ªa anterior, porque lo olvidan".
![Al fondo, Elena, Rafael y Marcelino, tres de los autores que exponen sus obras en el centro sociocultural Aurelio Aguirre de Conxo.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/YBHADYJQJQ4TVJZMKB4EX6JOAQ.jpg?auth=a64d2954ad7856efb9dff7f4df9684f0255f70ca17b03370c700c37031a6bc4b&width=414)
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