Reformas obligadas
La jubilaci¨®n a los 67 a?os y el nuevo c¨¢lculo de las pensiones reforzar¨¢n la solvencia espa?ola
El debate parlamentario de ayer sobre el empleo dej¨® en el aire dos interpretaciones en torno a las pol¨ªticas contra la recesi¨®n. La primera, conocida, es que el PP carece de un discurso econ¨®mico que merezca tal nombre; las intervenciones de su presidente, Mariano Rajoy, son una mezcla mal agitada de invocaciones gen¨¦ricas, acusaciones de campanario y petici¨®n de elecciones anticipadas, cuando en realidad deber¨ªa estar rogando para que las elecciones se pospongan todo lo posible con el fin de que, en ese plazo, el PP pudiera articular alguna idea econ¨®mica propia. La segunda es que el presidente del Gobierno parece haber incorporado definitivamente a su discurso las exigencias de los mercados, es decir, de los acreedores de la deuda de Espa?a, para justificar sus propuestas.
Rodr¨ªguez Zapatero anunci¨® ayer que el Gobierno presentar¨¢ en el primer trimestre de 2011 el proyecto de ley de reforma del sistema p¨²blico de pensiones ("es un compromiso que no tiene marcha atr¨¢s"). Estaba intentando zurcir el roto que hizo el ministro de Trabajo cuando sugiri¨®, sin m¨¢s precisiones, que la reforma de las pensiones quedaba aplazada. Porque los inversores consideran que una parte de la solvencia p¨²blica de Espa?a depende de que sus Gobiernos sean capaces de garantizar, sin d¨¦ficit, la percepci¨®n de las pensiones m¨¢s all¨¢ de 2025. Esa garant¨ªa solo existe si desde comienzos de la d¨¦cada se calcula la pensi¨®n seg¨²n la vida laboral del trabajador y la jubilaci¨®n pasa desde los 65 a los 67 a?os. Cuanto m¨¢s se retrasen las decisiones, m¨¢s dr¨¢sticas ser¨¢n las correcciones obligadas.
Parece que la patronal carece de fuerza o iniciativa para opinar y negociar sobre el caso; y parece tambi¨¦n que los sindicatos siguen sin entender la gravedad de la situaci¨®n. Ofrecen un pacto si el Gobierno retira la propuesta de los 67 a?os; pero este no es un juego en el que una parte pueda imponer sus condiciones. La obligaci¨®n sindical (y patronal) es negociar el pacto, es decir, un acuerdo en el que est¨¦n incluidas las correcciones necesarias para que los pensionistas de 2025 puedan cobrar sus pensiones; y el pacto tiene que incluir el aplazamiento de la edad de jubilaci¨®n y un c¨¢lculo de la pensi¨®n.
Acierta el presidente cuando pone un calendario para las reformas comprometidas, desde la reforma laboral hasta los cambios en la negociaci¨®n colectiva y la modificaci¨®n de las pol¨ªticas activas de empleo. Los m¨¢s de cuatro millones y medio de parados necesitan con urgencia un Instituto de Empleo que trabaje como una agencia de colocaci¨®n eficaz. Pero la debilidad m¨¢s importante del discurso del Gobierno es la relaci¨®n entre crecimiento, empleo y d¨¦ficit. Sin crecimiento sustancial (no lo habr¨¢ en los pr¨®ximos trimestres), el paro seguir¨¢ anclado en tasas cercanas al 20% y la credibilidad del ajuste fiscal ante los mercados perder¨¢ enteros. Por eso es decisivo que la otra reforma, la financiera, est¨¦ concluida de verdad antes de 2011. Sin cr¨¦dito no habr¨¢ empresas, ni actividad, ni empleo, ni reducci¨®n del d¨¦ficit.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.