Irlanda atisba a los zombis
Dubl¨ªn negocia las condiciones del rescate del FMI, la Uni¨®n Europea y el BCE - El descontento crece y el Gobierno se enfrenta a una crisis social y pol¨ªtica
En Dubl¨ªn hay un cementerio cat¨®lico, Glasnevin, un camposanto g¨®tico junto al que asoma un pub del siglo XIX, Los Enterradores, al que iban los sepultureros al acabar su jornada. En la capital irlandesa hay docenas de lugares as¨ª de literarios. El escenario perfecto para entender la crisis de Irlanda -que tiene su propia trama novelesca- est¨¢ a orillas del Liffey, el r¨ªo que atraviesa la ciudad: el esqueleto de un edificio de ocho plantas se pudre desde hace dos a?os entre calles a medio terminar, inmuebles vac¨ªos y solares listos para construir en los que ya no hay nada que levantar.
Esa construcci¨®n fantasma ten¨ªa que ser un banco: todo ese cemento iba a convertirse en la rutilante sede del Anglo, la m¨¢xima expresi¨®n de la locura inmobiliaria irlandesa de los ¨²ltimos a?os. La zona que hay a su alrededor es un ¨¢rea zombi. Cortes¨ªas de la crisis: en realidad pr¨¢cticamente toda la banca irlandesa es medio zombi, sobrevive por las inyecciones p¨²blicas de capital, apenas concede pr¨¦stamos, sigue perdiendo dinero por el revent¨®n de la burbuja inmobiliaria y amenaza con llevarse por delante al resto del pa¨ªs.
"Un centenar de personas nos han metido en este hoyo", seg¨²n Toibin
El pa¨ªs teme una posible p¨¦rdida de soberan¨ªa fruto de aceptar el rescate
Esta historia empieza a finales de los ochenta, con Irlanda metida en una crisis galopante. Y de repente, en apenas una d¨¦cada larga, uno de los pa¨ªses m¨¢s pobres de Europa pasa a ser uno de los m¨¢s ricos: el Tigre Celta crece una media del 6,5% entre 1990 y 2007. Durante los primeros a?os de esa etapa Irlanda es un modelo de flexibilidad, capaz de atraer multinacionales y ganar competitividad: es el estilete del mejor capitalismo anglosaj¨®n, una f¨®rmula que implica la liberalizaci¨®n de los mercados, la desregulaci¨®n de la econom¨ªa -sobre todo de la banca-, las privatizaciones, los bajos impuestos.
"Todo iba bien hasta que lleg¨® el delirio", explica Philip Lane, economista del prestigioso Trinity College. A partir de 2002 los precios de la vivienda crecen sin control por la combinaci¨®n de los baj¨ªsimos tipos de inter¨¦s y la marea de dinero fresco que provoca el nacimiento del euro. Y la renta per c¨¢pita supera a la de Alemania.
Desde entonces, los irlandeses han tenido la peor combinaci¨®n posible en el clima actual, una burbuja inmobiliaria y otra crediticia sobre la espalda de casi dos d¨¦cadas de boom. ?Suena familiar? Irlanda comparte cosas con Espa?a: edificios de pisos que se levantaban en medio de la nada, "la misma sensaci¨®n de que la ley de la gravitaci¨®n de la econom¨ªa (todo lo que sube baja) hab¨ªa quedado sin efecto, la misma misteriosa aparici¨®n de los mismos BMW", escribe John Lanchester en su libro ?Huy!
Con una diferencia: la versi¨®n irlandesa de la crisis es fruto de "una feroz desregulaci¨®n financiera, con supervisores complacientes cuando los bancos se endeudaron demasiado para financiar una concentraci¨®n de riesgo excesiva en la construcci¨®n", afirma Lane. El nuevo banquero central, Patrick Honohan, admite la "excesiva deferencia" del regulador hacia los bancos. La c¨®lera de los irlandeses es comprensible. "Un centenar de personas nos han metido en el agujero. Literalmente, media docena de bancos, una docena de promotores y un pu?ado de pol¨ªticos son los responsables", explica el escritor Colm Toibin en un caf¨¦ del centro de Dubl¨ªn. ?Capitalismo de amiguetes? "Irlanda es una peque?a isla. El primer ministro, el jefe de la oposici¨®n y el ministro de Finanzas llegaron a la pol¨ªtica heredando el esca?o cuando murieron sus padres: capitalismo de clan", ataca Toibin.
As¨ª llega Irlanda a esta encrucijada. Con enormes lastres en el contexto de una crisis global y una crisis fiscal europea que complican las cosas. Los mercados han puesto su deuda en la picota: el Gobierno garantiz¨® el 100% del dinero de los depositantes y de los bonistas, y la crisis financiera deriv¨® en crisis fiscal. El agujero bancario ha costado ya 50.000 millones al Estado. El d¨¦ficit se ha disparado. Irlanda necesita unos 100.000 millones m¨¢s para tapar el agujero. Y el problema de los bancos -total o parcialmente nacionalizados- es el del Estado: los costes de la deuda est¨¢n por las nubes. Tan arriba que a Dubl¨ªn han llegado esta semana representantes del Fondo Monetario Internacional, de Bruselas y del Banco Central Europeo para negociar un rescate.
No ser¨¢ f¨¢cil. Irlanda es un pueblo orgulloso. Una democracia con menos de un siglo de historia que presume de haber salido del yugo brit¨¢nico y ahora ve el rescate como una posible p¨¦rdida de soberan¨ªa. Al fin y al cabo, Londres se ha involucrado en las ayudas -y eso despierta recelos- porque sus bancos pueden verse castigados. E Irlanda presume de tener dinero suficiente para pasar sin apuros hasta mediados de 2011. ?Por qu¨¦ aceptar las duras condiciones a las que obliga un rescate? "Jugaremos al p¨®quer un par de d¨ªas para ver qu¨¦ cartas quiere jugar esta gente. Pero primero nos gustar¨ªa ver el color de su dinero", dijo el jueves el ministro Batt O'Keefe.
Pero la realidad es otra: la banca est¨¢ tiesa, no da cr¨¦ditos, es incapaz de financiarse, la fuga de dep¨®sitos lo agrava todo, y la crisis y el pinchazo del ladrillo -los precios han bajado un 36%- generan cada vez m¨¢s problemas para pagar las hipotecas. Para el economista Kevin O'Rourke, tras la resistencia de Dubl¨ªn a que el rescate vaya m¨¢s all¨¢ de los bancos "solo hay razones pol¨ªticas". "El Gobierno ha elegido la solvencia bancaria, que implica la insolvencia del Estado. Es imprescindible que el FMI y Europa nos fuercen a una reestructuraci¨®n. Puede que los pol¨ªticos nacionalistas vean eso como una p¨¦rdida de soberan¨ªa, pero la gente es consciente de la gravedad de la situaci¨®n y est¨¢ cada vez m¨¢s airada".
Lo parad¨®jico es que Irlanda ha sido el pa¨ªs que mejor ha hecho los deberes que suelen pedirse en estos casos. Reconoci¨® enormes p¨¦rdidas en su banca cuando nadie lo hac¨ªa. Adopt¨® un duro plan de austeridad, con recortes de sueldos p¨²blicos del 15% -aunque los funcionarios irlandeses siguen siendo los mejor pagados de Europa-, y ahora prepara otro m¨¢s dr¨¢stico. "El pa¨ªs est¨¢ a punto de ser humillado", clamaban ayer los peri¨®dicos: se teme que el rescate exija a¨²n m¨¢s austeridad y que la UE amenace la joya de la corona, un impuesto de sociedades de apenas el 12,5% (la media europea ronda el 23%, ver gr¨¢fico) que ha atra¨ªdo a las multinacionales -de Google a Facebook- y explica parte del milagro irland¨¦s. "Ese 12,5% es innegociable", repite a diario el primer ministro, Brian Cowen. "Aumentar ese impuesto ser¨ªa la medicina equivocada: provocar¨ªa a¨²n m¨¢s incertidumbre, m¨¢s desconfianza", sostiene Austin Hughes, economista jefe del banco KBC.
No todo est¨¢ perdido. Expertos como Constantin Gurdgiev, del Trinity College, destacan que el pa¨ªs sigue atrayendo inversiones. La exportaci¨®n crece y la subida del paro se ha detenido. Es un pa¨ªs de poblaci¨®n joven y bien formada. Pero el capitalismo sin crisis es como el cristianismo sin infierno: "A Irlanda le toca penar un tiempo, quiz¨¢ una d¨¦cada perdida, pero una vez eliminada la grasa volver¨¢ a ser un pa¨ªs vibrante", cree Gurdgiev. "Eso s¨ª: nada de eso es posible con esa monta?a de deuda inmanejable", avisa.
Philip Legrain, de la London School of Economics, alerta de que Irlanda "no puede (y no deber¨ªa) pagar la factura de sus bancos". "De lo contrario, hay un claro riesgo de crisis social (por los recortes y por el hecho de que muchas hipotecas superan ya el valor de los pisos) y de crisis pol¨ªtica, por el p¨¦simo manejo de la crisis, con el Gobierno a los pies de la banca". Desde el bullicioso centro de Dubl¨ªn donde tiene lugar esa ¨²ltima conversaci¨®n hasta la fantasmag¨®rica sede del Anglo hay un agradable paseo de 15 minutos. Tambi¨¦n en Reikiavik, la capital de Islandia, hay una zona zombi cerca del centro. Islandia, la sociedad m¨¢s desarrollada del mundo, e Irlanda, milagro econ¨®mico de Occidente, destruidas por el comportamiento del sector bancario. Tal vez sea una mera coincidencia. Pero solo tal vez.
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