M¨¢s gobierno para salvar al euro
La divisa afronta su segunda prueba de fuego con la crisis de Irlanda - La UE libra una batalla entre el BCE y el populismo de Merkel y Sarkozy
El inminente rescate de Irlanda por parte de la UE y el Fondo Monetario Internacional no significar¨¢ m¨¢s que un respiro temporal. La crisis del euro que empez¨® hace seis meses en Grecia pone al descubierto que cada vez tiene un mayor calado. La amenaza pende con distinta intensidad sobre otros pa¨ªses. En la pr¨®xima trinchera aparece Portugal. Despu¨¦s, Espa?a e Italia. En lo que va de mes la deuda de estos pa¨ªses se ha encarecido r¨¢pidamente. Las dificultades del euro no se limitan a los estrictos problemas financieros de determinados pa¨ªses, sino que muestran la deficiente organizaci¨®n pol¨ªtica de la zona euro, es decir, la falta de un aut¨¦ntico Gobierno econ¨®mico de la Uni¨®n.
Trichet considera "esencial" una mayor gobernanza econ¨®mica
Crece el coro de analistas que ve plausible el fin de la moneda ¨²nica
La debacle de los bancos irlandeses -aunque ninguno de ellos suspendi¨® en la prueba de resistencia de julio-, y las tensiones en el mercado de deuda ocultan una batalla m¨¢s profunda en la UE: el pulso que mantiene el presidente del Banco Central Europeo (BCE), Jean Claude Trichet, con los dos principales l¨ªderes pol¨ªticos europeos, la canciller alemana Angela Merkel y el presidente franc¨¦s Nicolas Sarkozy. Ambos tratan de conciliar las demandas de sus electorados y las exigencias del tribunal de Karlsruhe, en el caso de Merkel, con la defensa del euro.
Las tensiones no han dejado de aumentar el ¨²ltimo mes. El pasado d¨ªa 18, Trichet aprovech¨® el encuentro con la elite de banqueros centrales, acad¨¦micos y destacados gestores financieros, para declarar "solemnemente" su "profunda preocupaci¨®n", por la situaci¨®n de la zona euro. El presidente del BCE repiti¨® su mensaje del d¨ªa 4 en que pidi¨® "un salto cualitativo en la gobernanza de la Uni¨®n Monetaria".
Trichet se?alaba as¨ª sus discrepancias con las decisiones del Consejo Europeo de octubre, impulsadas obstinadamente por Merkel y secundadas por Sarkozy. Trichet advirti¨® de que, en plena crisis, tendr¨ªa efectos perniciosos anunciar la exigencia alemana de que los bancos tenedores de bonos de pa¨ªses con dificultades tendr¨ªan tambi¨¦n que participar en las p¨¦rdidas. Los hechos han dado la raz¨®n a Trichet y el plan europeo provoc¨® una espiral de los costes de la deuda y la "consternaci¨®n pol¨ªtica y el p¨¢nico en los mercados", como ha se?alado Katinka Barysh, analista del Centre For European Reform (CER).
El presidente del BCE no se ha amilanado a pesar de la dura reprimenda que le propin¨® Sarkozy en el pasado Consejo por haber expresado su disconformidad con la insuficiencia de automatismo en las sanciones prevista en la reforma del Pacto de Estabilidad. No pierde ocasi¨®n para reiterar sus convicciones: "Cada d¨ªa estoy m¨¢s convencido de que esto, (el salto cualitativo en la gobernanza) es esencial". La m¨¢xima autoridad monetaria europea, que ha jugado un papel decisivo en evitar el naufragio del euro improvisando nuevos instrumentos, expresa sus recelos sobre los mercados. "En gran n¨²mero de aspectos", precisa, "la conducta observada por los mercados financieros es dif¨ªcil de reconciliar con la hip¨®tesis de la eficiencia de los mercados". As¨ª que "en este todav¨ªa excepcionalmente dif¨ªcil e incierto clima para el sector financiero y la econom¨ªa real es esencial preservar y reforzar el poder de las autoridades p¨²blicas".
No est¨¢ solo. Paul de Grauwe, investigador del Centre For European Policy Studies, en estas mismas p¨¢ginas recordaba hace pocos d¨ªas que la receta del Consejo "introduce una estructura de incentivos para los especuladores". Y Simon Tilford, economista jefe del CER, asegura que "los pa¨ªses del euro tienen que reconocer que una exitosa uni¨®n monetaria requerir¨¢ un grado mucho mayor de integraci¨®n pol¨ªtica".
La incapacidad para afrontar a fondo los problemas del euro hace crecer las esperanzas en la otra orilla del atl¨¢ntico. Cada vez es mayor el coro de analistas y medios que airean la idea de que el impensable fin del euro es cada vez m¨¢s plausible. Pero la senda de la Uni¨®n marcada por Alemania tiene muchas v¨ªas de agua. Exigir un determinado un mecanismo de rescate "podr¨ªa conducir a la bancarrota de algunos pa¨ªses", como acaba de se?alar el primer ministro griego, Yorgos Papandreu. Ante el euro, "la m¨¢s visible y palpable se?al del destino com¨²n europeo", como acaba de afirmar el presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy, Europa tiene una gran confusi¨®n. El liderazgo de facto de Merkel, que en marzo abogaba por expulsar a los pa¨ªses incumplidores y ahora exige dur¨ªsimas condiciones a para conceder rescates, es cada vez m¨¢s contestado.
Poul Rasmussen, presidente de los socialistas europeos, se?ala que "Angela Merkel necesita aprender que los l¨ªderes pol¨ªticos est¨¢n a veces mejor con su boca cerrada". "Cuando alguien en su posici¨®n", a?ade, "declara que los mercados tendr¨¢n que pagar su justa parte, pero no sigue con una acci¨®n pol¨ªtica real y coherente, la receta es un desastre".
Crece la convicci¨®n de que la apuesta franco alemana de establecer un mecanismo de gesti¨®n de crisis, que contemple recortes de la deuda, es de alto riesgo. Adem¨¢s de las negativas reacciones que ya se han observado en los mercados, ser¨¢ necesaria una m¨ªnima reforma del Tratado que a¨²n no ha cumplido un a?o de vigencia. El pr¨®ximo Consejo Europeo de diciembre, la Uni¨®n se la juega. O logra un consenso con los que saben lo que se traen entre manos o se deja llevar por la senda del populismo de Merkel y Sarkozy, llena de incertidumbres.
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