Obama se parte el labio
El presidente de Estados Unidos sufre una lesi¨®n mientras disputaba un partido de baloncesto con sus colaboradores
Como son humanos, tienen accidentes. Tan vulgares como atragantarse con una galletita salada o sufrir una entrada demasiado fuerte por un compa?ero en la cancha de baloncesto. El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, disfrutaba ayer de un d¨ªa de anonimato dentro del puente de Acci¨®n de Gracias cuando su rostro magullado se convirti¨® en noticia por sorpresa. El mandatario estadounidense tuvo que ser conducido al servicio m¨¦dico de la Casa Blanca para que le cosieran el labio despu¨¦s de recibir un codazo durante un partido que disputaba junto a Reggie Love, su asistente personal -tambi¨¦n conocido como body man- y algunos miembros de la familia del presidente.
"Tras ser golpeado de forma inadvertida en el labio por el codo de un jugador contrario mientras jugaba al baloncesto esta ma?ana con amigos y familiares, el presidente recibi¨® 12 puntos de sutura que le fueron aplicados en la sala de curas de la planta baja de la Casa Blanca", comunic¨® a la prensa Robert Gibbs, portavoz de Obama, a trav¨¦s de una breve nota.
Los m¨¦dicos suturaron la herida del mandatario con anestesia local
La Casa Blanca quiso aclarar que el servicio m¨¦dico cosi¨® a Obama con un hilo m¨¢s fino del que se usa habitualmente; un hilo con el que se requiere mayor n¨²mero de puntos, pero que deja una cicatriz m¨¢s peque?a. Al presidente se le inyect¨® una peque?a cantidad de anestesia durante la cura, asegur¨® Gibbs.
Poco antes de que saltase la noticia, el grupo de periodistas habituales que cubren la Casa Blanca anunciaron que el presidente estaba a punto de concluir su jornada informativa. La agenda del presidente de este fin de semana es familiar y privada y no ten¨ªa ning¨²n acto previsto digno de reportar.
Pero los accidentes suceden. Obama es un consumado deportista en general y un gran aficionado al baloncesto en particular. Quienes juegan con ¨¦l aseguran que se entrega al m¨¢ximo. Lo mismo debi¨® de sucederle a la persona -por el momento desconocida- que lesion¨® al presidente.
Mandatarios con cicatrices repentinas han existido antes de Obama. En enero de 2002, George W. Bush comparec¨ªa en una rueda de prensa con un morat¨®n en su mejilla izquierda. El presidente relat¨® c¨®mo casi hab¨ªa estado a punto de morir asfixiado al atragantarse con un pretzel -especie de galleta- mientras ve¨ªa un partido de f¨²tbol americano entre Miami y Baltimore.
Bush asegur¨® que hab¨ªa perdido la consciencia durante un corto espacio de tiempo y que cay¨® de bruces al suelo -la pel¨ªcula W, de Oliver Stone, recoge el incidente al detalle-. Cuando recuper¨® el sentido, sus perros Barney y Spot le contemplaban estupefactos, seg¨²n inform¨® el propio presidente.
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