La selecci¨®n
Llega diciembre y con ¨¦l la bronca anual del partido de la selecci¨®n vasca de f¨²tbol. Gracias a ella se entiende por qu¨¦ el paisito jam¨¢s ser¨¢ un pa¨ªs y por qu¨¦ los que dicen defender la naci¨®n vasca son los mejores garantes de que esta nunca exista en realidad. La reflexi¨®n involucra a Esait, un grupo de presi¨®n pol¨ªtico, y a la asombrosa congregaci¨®n Euskal Herriko Futbolariak, cuyos comunicados nos conducen a la siguiente alternativa: o todos los futbolistas vascos piensan exactamente igual, lo cual es imposible, o algunos se aprovechan de que la mayor¨ªa no piensa absolutamente nada, lo cual es muy probable.
El documento difundido esta semana es la en¨¦sima variaci¨®n sobre una misma homil¨ªa. El redactor conoce la jerga y sus modismos, entre ellos las duras e ingratas palabras a las instituciones vascas, en este caso, a la Federaci¨®n Vasca de F¨²tbol. Esait y los futbolistas reiteran una de las cantinelas m¨¢s irritantes de la izquierda radical: el odio a las instituciones de la Comunidad Aut¨®noma Vasca, las ¨²nicas que facilitan elementos de visualizaci¨®n nacional, pero que, como escapan a su control, ellos detestan furiosamente. No paran de hablar de Navarra e Iparralde, pero no ven el momento de predicar por esos lares. Ojal¨¢ nos den un d¨ªa libre y convoquen sus ruedas de prensa a orillas del Adour o en Tierra Estella, aunque nunca lo har¨¢n, porque all¨¢ no les espera ni un corte en la radio local. En cambio aqu¨ª son importantes. O lo parece.
Lo irritante no es la movilizaci¨®n de esa minor¨ªa que bautiza y rebautiza nuestro pa¨ªs, decide si se juegan o no ciertos partidos, o dicta si la selecci¨®n se llama as¨ª o as¨¢. Lo irritante es la mansedumbre de los otros, los que ni saben ni contestan, ni van ni se les espera, los que permiten que su profesi¨®n quede en manos de un lobby chulesco y amenazante, que se arroga la representaci¨®n de todo un pueblo. A los futbolistas de este pa¨ªs se les pide que ganen partidos y campeonatos. Por intentar lo que nunca llegar¨¢n a conseguir la gente humilde les paga sueldos exorbitantes. No es su obligaci¨®n realizar sesudos an¨¢lisis pol¨ªticos, pero lo que s¨ª les debe exigir este pa¨ªs, como demonios se llame, es un m¨ªnimo de dignidad: es impresentable que toda una profesi¨®n bendiga con su un¨¢nime silencio un documento que lleva un sello pol¨ªtico concreto. Esait asegura que la respuesta de los futbolistas ha sido "sincera y valiente", que es la t¨ªpica deformaci¨®n estalinista para se?alar una conducta hip¨®crita y cobarde. Entre los futbolistas, algunos sintonizar¨¢n con sus ideas, otros sintonizar¨¢n con ideas muy distintas. Pero la mayor¨ªa ni sintoniza, porque los conflictos de este pa¨ªs no van con ellos y bastante tienen con seguir peregrinando por los concesionarios de autom¨®viles, en busca de un nuevo deportivo. Y eso caer¨¢ sobre su conciencia, si son capaces de encontrarla, extraviada al fondo de la guantera.
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