Negro 'Ron'
La perra Linda muri¨® este verano y est¨¢ enterrada bajo un limonero cerca del mar. Su compa?ero de toda la vida, el negro Ron, no ha podido resistir su ausencia. Le bastaron dos meses de separaci¨®n para que una ma?ana apareciera con todo el pelo blanco y acaba de morir de melancol¨ªa en la ciudad, lejos de su amiga. En medio de las tensiones pol¨ªticas y de la tormenta econ¨®mica por la que est¨¢ atravesando ahora nuestro pa¨ªs, puede que estos peque?os dramas privados no interesen a nadie y parezcan rid¨ªculos, pero frente a cualquier problema universal, cada d¨ªa da siete vuelcos el coraz¨®n por sentimientos que forman el tejido de nuestra vida. Esta pareja de perros, la hermosa rubia y el bello negro, dos cockers americanos, llegaron juntos a casa hace 14 a?os y durante este tiempo la llenaron de ladridos y cada uno a su manera ejerci¨® sus gracias, de modo que uno pudiera amarlos con un amor sin culpa. El negro Ron ten¨ªa un fuego en las cuatro patas, uno en el rabo y otro en la frente, una peculiaridad muy rara de belleza canina, seg¨²n los entendidos. Pese a su depurada raza, hijo de campeones, el negro Ron estaba especializado en robar de las manos las galletas a los ni?os y el pan de la mesa, solo por afirmar su personalidad. Hab¨ªa que ver a su lado al chucho Toby, rescatado en la calle, reci¨¦n salido de la alcantarilla cuyo aliento ol¨ªa a azufre. Este plebeyo exig¨ªa el mejor almohad¨®n y era el que m¨¢s reparos pon¨ªa ante el plato de comida. El arist¨®crata Ron soportaba cualquiera de los caprichos de Toby hasta el momento en que se hartaba y mientras los dos se peleaban, a la rubia Linda le bastaba con admirarse ante el espejo de s¨ª misma. Confieso que he aprendido m¨¢s de los perros, que han pasado por mi vida, que de las lecturas de Horacio y de Schopenhauer. Ahora mismo en casa suena Schubert y ya no se oye entre la melod¨ªa de Rosamunda ning¨²n ladrido de perro, pero su silencio ser¨¢ siempre una parte de la m¨²sica. M¨¢s all¨¢ de cualquier tragedia que suceda en el planeta, deber¨¦ cumplir un designio: llevar las cenizas del negro Ron, el perro que ten¨ªa ojos de Louis Armstrong, el que robaba la merienda a los ni?os, para enterrarlas junto a las de su compa?era Linda bajo el mismo limonero cerca del mar.
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