Descontrol en Barajas
El plante de los controladores bloquea en el aeropuerto a miles de personas - Muchos de los viajeros tuvieron que ser devueltos de los aviones a las terminales
El aeropuerto de Madrid-Barajas se convirti¨® ayer en una trampa monumental para miles de pasajeros. Un plante improvisado de los controladores a¨¦reos dej¨® a miles de pasajeros en tierra justo cuando comenzaba el mayor puente del a?o. El paro en la torre de control, justificado por una acumulaci¨®n de bajas m¨¦dicas, se produjo alrededor de las seis de la tarde y se prolong¨® hasta la medianoche, cuando las compa?¨ªas ya anunciaron que no iban a operar hasta hoy por la ma?ana. El efecto del paro fue inmediato: viajeros desesperados, repetidores de telefon¨ªa colapsados, cientos de viajes frustrados, momentos de tensi¨®n y desesperaci¨®n por parte de los afectados. Las colas en la terminal 4 llegaban de punta a punta del edificio. Los pasajeros se arremolinaban en torno a los mostradores de atenci¨®n al cliente de Iberia y de reclamaciones de AENA.
Los taxistas fueron en masa a Barajas en busca de pasajeros de vuelta
Los trabajadores no daban abasto: repartir hojas de reclamaciones, intentar recolocar a los pasajeros en vuelos para hoy. "Me han cambiado los billetes para ma?ana, pero ya nos han fastidiado el puente", dec¨ªa con cara de desesperaci¨®n Conchi, junto con su marido y sus tres hijos.
Lo que m¨¢s se utiliz¨® ayer fueron los tel¨¦fonos m¨®viles. Los frustrados pasajeros comunicaban a sus familiares y a sus empresas que no pod¨ªan salir del aeropuerto. Algunos incluso lo tuitearon desde dentro de los aviones en los que quedaron atrapados a la espera de noticias. La tensi¨®n aflor¨® ante los mostradores de atenci¨®n al cliente, donde las preguntas de los pasajeros se estrellaban una y otra vez con la falta de respuestas de AENA y de las compa?¨ªas a¨¦reas. "T¨² est¨¢s haciendo tu trabajo, pero a m¨ª me est¨¢s jodiendo la vida", le grit¨® un pasajero indignado a un trabajador que trataba de apaciguar ¨¢nimos.
Los turistas miraban asombrados todo lo que est¨¢ pasando. "Es incre¨ªble que nadie d¨¦ informaci¨®n ni diga nada de lo que est¨¢ pasando", se quejaba en ingl¨¦s Sandra, una mujer que ten¨ªa que volar a Z¨²rich a las 19.10. "Mi marido es periodista y se tiene que marchar", a?ad¨ªa indignada. "Yo no tengo a nadie que cuide a mis hijos y no puedo encontrar a un canguro a estas horas".
De nuevo, la falta de informaci¨®n: "Nos han hecho facturar, pasar hasta el embarque, ir a la terminal sat¨¦lite y, cuando est¨¢bamos en el avi¨®n, nos dicen que bajemos, que no salimos. Y nadie nos explica el porqu¨¦", destacaba Patricia Crespo, de 28 a?os, que ten¨ªa previsto volar a A Coru?a a primera hora de la noche. "Me buscar¨¦ la vida para conseguir un transporte alternativo y poder pasar el puente con mi familia", explicaba.
AENA tard¨® bastante en emitir anuncios por megafon¨ªa. Desde el primer momento carg¨® contra los responsables de la torre de control: "Debido al abandono de los puestos de trabajo por parte de los controladores de Barajas, nos vemos obligados a cerrar el espacio a¨¦reo de Madrid-Barajas. Disculpen las molestias". Alrededor de las siete de la tarde agentes de la Unidad de Intervenci¨®n Policial (UIP, conocidos como antidisturbios) se desplegaron por las terminales para evitar altercados. No hubo incidentes.
Los que s¨ª tuvieron m¨¢s trabajo fueron los taxistas que acudieron en masa al aeropuerto. Muchas personas decidieron darse la vuelta, por lo que el metro se llen¨® de usuarios (el servicio se prolong¨® durante toda la noche) y la demanda de taxi se dispar¨®. Barajas ten¨ªa previstas para ayer 1.299 operaciones, entre salidas y llegadas. Hasta las siete de la tarde, hora en que se termin¨® de cerrar el espacio a¨¦reo, hab¨ªa efectuado 792, seg¨²n fuentes de AENA. Quedaban otras 507 (248 llegadas y 259 salidas).
La gente se desesperaba y se tumbaba por la terminal. Unos utilizaban las maletas como asientos improvisados. Otros prefer¨ªan directamente el suelo. Los ordenadores port¨¢tiles se utilizaban para ver pel¨ªculas.
"Estoy aqu¨ª metido y no me dicen nada de cu¨¢ndo puedo salir. Ellos mismos no tienen ni pu?etera idea de lo que va a pasar en las pr¨®ximas horas", chillaba por tel¨¦fono un hombre.
A las 19.55, los paneles informaban de que se hab¨ªan cancelado 10 salidas. La realidad era mucho peor: constaban embarques hasta de las 16.30. En las llegadas, la palabra m¨¢s repetida era la de retrasado. "Y a m¨ª, ?qui¨¦n me paga el aparcamiento en Barcelona?", le dec¨ªa un hombre a su acompa?ante.
A las diez de la noche, Iberia empez¨® a informar de que todos sus vuelos estaban cancelados hasta las once de la ma?ana de hoy. "A partir de este momento operar¨ªamos regularmente si abre el espacio a¨¦reo", a?ad¨ªa.
La afluencia de pasajeros fue bajando conforme se acercaba la medianoche. Muchos desistieron de reclamar y optaron por marcharse a casa a descansar pasadas las once de la noche. A otros, como a Margarita, el par¨®n indiscriminado de los controladores les result¨® muy caro. Tuvo que coger un taxi para llegar al funeral de su t¨ªa en Asturias. Cada kil¨®metro le iba a costar 1,18 euros. "Lo s¨¦. Me saldr¨¢ muy caro, pero era como mi madre", concluy¨®. Hubo tambi¨¦n quien acudi¨® a la comisar¨ªa a denunciar a AENA y a los controladores. "Es lamentable que encima me insulten" se quej¨® un pasajero.
OCHO TESTIMONIOS EN MEDIO DEL CAOS
DESAMPARADA Y DISCAPACITADA. Fran?oise Liartecouso agita un certificado de discapacidad. "?Debo quedarme aqu¨ª toda la noche?", pregunta mientras explica que debe volver a Lyon. Estaba en Madrid para ver a su nieto, reci¨¦n licenciado tras cinco a?os de estudio. Silvina, sentada a su lado, pero a quien no conoce, agente de viajes, se r¨ªe de la paradoja. Vino a hacer un cursillo y vive en Santiago de Compostela.
BROMAS Y HAMBURGUESA. Joan, Miguel, Leo y L¨¢zaro tienen 18 a?os. Miguel los cumpli¨® ayer, en el aeropuerto, mientras se com¨ªa una hamburguesa y esperaba una informaci¨®n que no llegaba. Son estudiantes universitarios y regresaban a ver a sus familias "y de fiesta" a su ciudad. Leo ya estaba metido en el avi¨®n cuando le hicieron bajarse de nuevo. Es el ¨²nico que ha hecho una reclamaci¨®n formal.
EL CORO DEL AEROPUERTO. ?scar Parada entretiene la espera cantando. Pero no de cualquier manera. Es miembro y presidente del coro Mahsal Wahar de Manzanares (Ciudad Real). Tienen una actuaci¨®n profesional el domingo en Londres. "No s¨¦ si podremos llegar a tiempo", se lamenta, aunque de vez en cuando se arrancan a ensayar y consiguen centrar la atenci¨®n de toda la cola de reclamantes.
EL ?RBITRO NO LLEGA AL PARTIDO. Turista lisboeta de 25 a?os aguarda tumbado. "Vine a visitar Madrid", cuenta y recuerda que tiene compromisos ineludibles: "Soy ¨¢rbitro de f¨²tbol y no puedo faltar al partido". No sabe d¨®nde dormir¨¢, aunque ya apunta a la mochila.
DESTINO M?NICH. La idea era pasar el puente con su novia en M¨²nich. Ten¨ªa el hotel reservado y pagado. Antes de salir de casa ha comprobado que su vuelo no sufr¨ªa retrasos "por el tiempo". "Al menos nosotros nos podemos ahora volver a casa a dormir".
EXAMEN EN URUGUAY. Funcionario de la Embajada de Uruguay. Lleva un ordenador en bandolera y varias maletas. "Me iba a mi pa¨ªs para preparar un examen de ascenso diplom¨¢tico que tengo el d¨ªa 10 y quer¨ªa prepararlo all¨¢". Est¨¢ casado y vive en Madrid desde hace dos a?os.
LA FAMILIA AL COMPLETO. Roberto Gonz¨¢lez est¨¢ indignado. Y eso que, dice, ha tenido suerte. ?l, su mujer, Lutita, y sus hijos Ian, de cuatro a?os, y Leia, de uno. A ellos les han dado otra tarjeta de embarque para volar ma?ana a Z¨²rich "de placer". "Hemos encontrado una persona con ganas de trabajar", dice Roberto que, al menos, se consuela recordando que no hab¨ªan pagado el hotel.
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