Madrid adopta al Nobel
Mario Vargas Llosa recibe el t¨ªtulo de hijo adoptivo de la ciudad en la que empez¨® a escribir y en la que termin¨® su ¨²ltimo libro, 'El sue?o del celta'
Ya era madridista; de hecho, esta noche hace el saque de honor en el partido Real Madrid-Valencia. Y es uno de los vecinos m¨¢s andarines de la ciudad. Pero hasta ayer a mediod¨ªa no le hab¨ªan recibido en la Casa de la Villa con la dignidad que se merece Mario Vargas Llosa.
El alcalde, Alberto Ruiz-Gallard¨®n, le impuso el t¨ªtulo de hijo adoptivo, y el Nobel de Literatura de este a?o lo recibi¨®, seg¨²n quienes le vieron de cerca, con una emoci¨®n inusitada. No llor¨®, no lleg¨® a llorar, pero al autor de La ciudad y los perros se le asomaron unas l¨¢grimas, como aquellas que estuvo a punto de derramar cuando regres¨® a su pa¨ªs tras la persecuci¨®n a la que le someti¨® el dictador Fujimori. Entonces, ante un auditorio universitario, abarrotado de p¨²blico, el escritor que quiso ser presidente de su pa¨ªs se emocion¨® claramente.
Parte de 'Las travesuras de la ni?a mala' sucede en Lavapi¨¦s
El autor record¨® su vida en la capital desde que era universitario
Y ayer, en el Ayuntamiento, aquel recuerdo no le result¨® ajeno; lo cont¨®, de alguna manera. Cuando Fujimori intensific¨® la persecuci¨®n del que hab¨ªa sido su rival, este pa¨ªs, Espa?a, acogi¨® a Vargas Llosa "y enriqueci¨® mi nacionalidad con la nacionalidad espa?ola". Fue un paso m¨¢s, dijo, en la construcci¨®n de la personalidad que ahora es el escritor tan premiado. Sin el origen peruano que describe en El pez en el agua, sin la experiencia que le ha convertido en uno de los autores m¨¢s peruanos del siglo XX, y sin la c¨¢lida acogida espa?ola, "yo no hubiera llegado jam¨¢s a ser el escritor que soy hoy en d¨ªa".
El alcalde de Madrid le record¨® ese pasado en un discurso muy bello, en el que fue ayudado por su esposa, Mar Utrera, gran lectora. Ah¨ª desliz¨® Alberto Ruiz-Gallard¨®n algo que Julio Cort¨¢zar le dijo una vez a su colega m¨¢s joven "a prop¨®sito del hechizo que a ambos causaba Par¨ªs". Le dijo Cort¨¢zar: "No ser nadie en una ciudad que lo es todo es mil veces preferible a lo contrario". A la inversa, se?al¨® Ruiz-Gallard¨®n, "ser premio Nobel es sin duda ser alguien, y sin embargo sabemos que, para Vargas Llosa, eso no convierte Madrid en nada". Y en una r¨¢faga el alcalde describi¨® la relaci¨®n del Nobel con la ciudad que lo adopta: "Madrid, que no pudo competir con el apasionamiento que la ciudad de Victor Hugo le inspir¨® en su juventud, ha terminado por ser su casa, y tal vez incluso despierta en ¨¦l uno de esos amores tard¨ªos que son prueba de madurez".
Y tanto, le dijo luego Vargas Llosa, en un discurso improvisado. El alcalde nos dijo: "?Y c¨®mo improvisa este hombre! Yo he estado d¨ªas preparando con Mar mi discurso, y mira ¨¦l, en un pisp¨¢s". La verdad es que el Nobel atraves¨® todos los recovecos de su vida en Madrid, como si tuviera fotogramas en su mente: desde que era un chiquillo universitario y escribi¨® La ciudad y los perros en El Jute, un bar de Doctor Castelo, "donde un camarero bizco me dec¨ªa cada tarde 'y, chico, ?c¨®mo va la cosa?", a este pa¨ªs "que ha pasado de ser un pa¨ªs ensimismado a representar la historia feliz de los tiempos modernos", esta Espa?a que atraves¨® la Transici¨®n con ¨¦xito, "y de la cual Madrid es una urbe ejemplar de modernidad y de coexistencia de muchas lenguas y muchas actitudes".
Aqu¨ª escribi¨®, record¨® el alcalde, aquella primera novela que los militares peruanos no le perdonaron y que los censores espa?oles tuvieron en cuarentena (Vargas Llosa estaba feliz con el reportaje que aqu¨ª public¨® Tereixa Constenla el 26 de noviembre sobre las vicisitudes de su obra bajo el l¨¢piz rojo del franquismo); y aqu¨ª termin¨® su ¨²ltimo libro, El sue?o del celta. Pero el Nobel record¨® que, adem¨¢s, aqu¨ª, en aquel bar cercano al Retiro, abri¨® el primer ejemplar de un libro firmado por ¨¦l, Los jefes, que fue premiado y que constituy¨®, como tal, el primero de una ahora largu¨ªsima lista de galardones.
Aqu¨ª transcurre tambi¨¦n, en el barrio de Lavapi¨¦s, una parte sabrosa de Las travesuras de la ni?a mala; el alcalde lo identific¨® con el protagonista, y Vargas Llosa no lo desminti¨®: "Tambi¨¦n apreciamos las p¨¢ginas que su novela anterior [a El sue?o del celta] dedica a Lavapi¨¦s, donde Ricardo Somocurcio, ese trasunto suyo, se refugia de los desdenes de la ni?a mala confundido con un tr¨¢fago de razas y costumbres".
Vargas Llosa salud¨® luego a medio mundo madrile?o que fue a verle asumir "el mandato de usar mi mano derecha para representar a Madrid"; estaban la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, y el director de la Academia, V¨ªctor Garc¨ªa de la Concha. Al escritor no le gustan las unanimidades, lo dijo, "pero que este nombramiento haya sido por unanimidad", explic¨®, "confieso que no solo lo apruebo, sino que lo aplaudo y lo agradezco". Ya hab¨ªa superado ese momento en que muchos creyeron ver que la emoci¨®n nublaba su discurso perfecto.
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