Viejo derbi, mismos diablos
Real Sociedad y Athletic recuperan tres a?os despu¨¦s el cl¨¢sico vasco sin alterar ni una l¨ªnea de su liturgia habitual
"Cada vez que nos montan un acto, un homenaje o un festejo, palmamos seguro". La frase es de Javier Clemente, cuando dirig¨ªa al Athletic en los a?os ochenta, y se refer¨ªa a la habilidad de la Real Sociedad para dulcificar el derbi en Atocha (entonces) lo que, en su opini¨®n, siempre iba a favor del equipo guipuzcoano. Tambi¨¦n lo dec¨ªa Koldo Aguirre, ex futbolista del Athletic: "Siempre nos engatusaban y acab¨¢bamos perdiendo".
Despu¨¦s de tres a?os en el infierno de la Segunda Divisi¨®n en el que ha vivido una Real Sociedad asfixiada, agobiada y amenazada de desaparici¨®n por sus malas cabezas (desde Astiazaran hasta Badiola), las cosas no han cambiado nada. Tres a?os sin derbi no han alterado la actitud emocional y, presuntamente, intelectual de lo que algunos siguen empe?ados pol¨ªticamente en llamar la "fiesta del f¨²tbol vasco". El derbi vasco merecer¨ªa un an¨¢lisis, no estudio, psicol¨®gico, no vaya a ser que cualquier universidad rec¨®ndita y sin pedigr¨ª resuelva que el occipital derecho de los vizca¨ªnos les impide asumir la ansiedad del derbi y que el occipital izquierdo de los guipuzcoanos les impulsa a decidir que es el partido del a?o.
Lo cierto es que cada cual, m¨¢s all¨¢ de las palabras y la escueta dial¨¦ctica de los protagonistas, sabe que se juegan dos semanas movidas, la anterior y la posterior al partido, sobre todo tres a?os despu¨¦s, digan lo que digan dirigentes, futbolistas y aficionados. Quienes m¨¢s hablan de que es un partido m¨¢s es porque temen la derrota como a un nublado y quienes apelan a la victoria como lo m¨¢s importante es porque sue?an con su minuto de gloria.
De momento, el resucitado derbi vasco ha nacido con fiestas y saba?ones. Anoeta celebrar¨¢ el 25 aniversario de la exhibici¨®n de la ikurri?a que portaron ambos equipos en Atocha. Iribar y Kortabarria fueron los abanderados de un acto simb¨®lico que ahora se quiere rememorar. Antes se ha venido celebrando el d¨ªa del euskera y algunas formaciones animan la kalejira (pasacalles) de hermandad de ambas aficiones desde la Parte Vieja hasta Anoeta. Tres a?os despu¨¦s, todo sigue igual en la intrahistoria de la presunta fiesta del f¨²tbol vasco, plagada de acusaciones mutuas de malos tratos, desconsideraciones y lamentos coordinados puntualmente.
M¨¢s all¨¢ de la filosof¨ªa est¨¢ la realidad. Para el Athletic, no ha sido una buena semana. Primero fue la sanci¨®n por alcoholemia de su futbolista Castillo (que viajaba a las cinco de la ma?ana en compa?¨ªa del realista Elustondo). Despu¨¦s, el intento de agresi¨®n al presidente y directivos por parte de un grupo de socios enervados por las 160 entradas puestas a la venta de las 600 que envi¨® la Real. Fiesta en San Sebasti¨¢n que recupera el pulso de una Liga que ha vivido en su ausencia la eclosi¨®n de la selecci¨®n, tambi¨¦n en Euskadi, desde el s¨®tano de la Segunda Divisi¨®n.
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