El Gobierno decreta el estado de alarma y doblega a los controladores
El sector vuelve a su trabajo pero la normalidad del tr¨¢fico a¨¦reo tardar¨¢ d¨ªas - El colapso hist¨®rico acumula unos 650.000 afectados y 4.300 vuelos cancelados
Los aeropuertos espa?oles amanecieron ayer sin actividad y acompa?ados por veh¨ªculos militares. Torres y centros de control permanec¨ªan desde la noche anterior bajo el mando de cargos del Ej¨¦rcito uniformados. Un plante de los controladores a¨¦reos, masivo y sin precedentes hist¨®ricos, cerr¨® el espacio a¨¦reo espa?ol durante 24 horas. Solo el decreto de estado de alarma que aprob¨® el Gobierno a mediod¨ªa -una medida extrema y tambi¨¦n in¨¦dita en la democracia espa?ola- logr¨® devolver a su labor a los controladores, convertidos en personal militar y bajo la amenaza de ser detenidos por un delito de desobediencia castigado con c¨¢rcel por el c¨®digo penal castrense.
El espacio a¨¦reo se reabri¨® hacia las cuatro de la tarde, pero la actividad tardar¨¢ en regresar a la normalidad tras el colapso.
El decreto invoca una situaci¨®n de "cat¨¢strofe" y "calamidad p¨²blica"
El colectivo cedi¨® ante el riesgo de penas por el C¨®digo Militar
Rubalcaba: "Tiene que quedar muy claro que esto no va a volver a pasar"
"La plantilla ha sido muy castigada el ¨²ltimo a?o", seg¨²n USCA
La imagen de las terminales, dormitorio improvisado para miles de perjudicados en todos los aeropuertos, daba idea de cu¨¢l ser¨¢ el parte de guerra: 4.309 vuelos cancelados desde el viernes y unos 650.000 viajeros varados y soliviantados, a raz¨®n de unos 150 pasajeros por avi¨®n, seg¨²n los datos de las nueve de la noche.
El atestado dejar¨¢ tambi¨¦n una ristra de compa?¨ªas a¨¦reas castigadas por las p¨¦rdidas econ¨®micas y una industria tur¨ªstica enfadada, muy enfadada.
Este puente de la Constituci¨®n ser¨¢ recordado como aquel que reventaron los controladores a¨¦reos con una huelga encubierta y salvaje: los profesionales que deb¨ªan incoporarse a las cinco de la tarde del viernes, empezaban a declararse enfermos. Y esta semana, que en principio deb¨ªa ser solo la fecha clave en que el Gobierno anunci¨® la privatizaci¨®n parcial de los aeropuertos (fue el mi¨¦rcoles, sin ir m¨¢s lejos), quedar¨¢ en los sesos de muchos como aquella en que el Ejecutiv¨® acab¨® por militarizar el control a¨¦reo y decretar por primera vez el estado de alarma. El largo conflicto laboral con los controladores a¨¦reos estall¨® en a?icos.
Un Alfredo P¨¦rez Rubalcaba con aspecto de no haber dormido en toda la noche anunci¨® la decisi¨®n del Consejo de Ministros reunido con car¨¢cter extraordinario. "A las dos de la madrugada informamos que, si no volv¨ªan a la normalidad los aeropuertos, se decretar¨ªa el estado de alarma. No se ha producido esa normalizaci¨®n, pr¨¢cticamente todos los aeropuertos est¨¢n paralizados y publicaremos el decreto dentro de una hora", explic¨® el vicepresidente primero del Gobierno.
Si la militarizaci¨®n decidida el viernes pon¨ªa a los controladores civiles bajo mando castrense, el decreto de ayer pasaba a considerarlos directamente "personal militar" y a ordenar su movilizaci¨®n. Ello se traduce en que, si no prestan su servicio, pueden estar cometiendo un delito de desobediencia tipificado por el C¨®digo Penal Militar y susceptible de pena de prisi¨®n por el que pasar¨ªan a disposici¨®n judicial .
"Este es un conflicto de una coporaci¨®n profesional que ejerce como una especie de monopolio laboral", critic¨® Rubalcaba, y recalc¨® que el Gobierno no iba a aceptar "chantajes" de un colectivo al que tach¨® de "insensato". "Es un grupo de trabajadores que se sabe ¨²nico y aprovecha para defender privilegios", remach¨®.
El estado de alarma se aprob¨® por el periodo m¨¢ximo de 15 d¨ªas que permite la ley. Su pr¨®rroga requerir¨ªa el visto bueno del Congreso, pero su aplicaci¨®n podr¨ªa acortarse si se normaliza la situaci¨®n. El decreto puso negro sobre blanco que el par¨®n de los controladores constituye "una calamidad p¨²blica de enorme magnitud" y que el Gobierno optaba por la declaraci¨®n para "poner fin a la situaci¨®n de cat¨¢strofe p¨²blica existente".
La Fiscal¨ªa de Madrid, adem¨¢s, acord¨® citar a declarar a partir del jueves a aquellos controladores que abandonaron sus puestos de trabajo para valorar si los hechos pudieran ser constitutivos del delito de sedici¨®n. Las fiscal¨ªas de Catalu?a y Valencia tambi¨¦n abrieron diligencias. AENA expedientar¨¢ a los controladores que hayan faltado sin justificaci¨®n y otras entidades y de particulares perjudicados anunciaron denuncias.
Acci¨®n y reacci¨®n. Con el decreto, los trabajadores que se hab¨ªan dado de baja, empezaron a sanar. Los controladores se pusieron manos a la obra en el turno de la tarde, pero la actividad comenz¨® a cuentagotas y no fue hasta las 19.00 de la tarde cuando, por ejemplo en el caso de Madrid, Barajas oper¨® al total de su capacidad. Hasta las 21.00 pudieron volar 241 aviones en toda la red de aeropuertos. Las compa?¨ªas a¨¦reas, que hab¨ªan cancelado la mayor parte de los vuelos, empezaron a anunciar que retomaban las conexiones a partir de hoy.
Horas despu¨¦s, Rubalcaba fue rotundo: "Tiene que quedar claro que esto no va a volver a pasar". Y garantiz¨® que no habr¨ªa incidentes "ni en Navidades ni despu¨¦s".
La actividad normal, no obstante, tardar¨¢ en reestablecerse unas 48 horas, ya que una vez abierto el espacio a¨¦reo hab¨ªa que reprogramar las conexiones de forma coordinada con Eurocontrol, el organismo europeo que gestiona el tr¨¢fico a¨¦reo .
Y es que el trasiego internacional de los aviones es un puzzle de mil piezas, con miles de vuelos programados y permisos de despegue y aterrizaje calculados al mil¨ªmetro, y el viernes salt¨® por los aires. Recomponerlo es una tarea may¨²scula. Pura filigrana.
Las aerol¨ªneas deben recolocar o devolver el dinero de los billetes a los afectados, adem¨¢s de asistirles con alojamiento y comida durante las esperas, con lo que las p¨¦rdidas econ¨®micas se presumen abultadas. Los hoteles y restaurantes hu¨¦rfanos de los turistas que pensaban llegar en avi¨®n en este puente tambi¨¦n echan cuentas con des¨¢nimo, pero aventurar cifras es un brindis al sol.
Merche Canalejo, una de las controladoras que el viernes abandon¨® su puesto pidi¨® ayer "un mill¨®n de disculpas" a los ciudadanos porque les da una "pena horrorosa", pero recalc¨® a Efe que su colectivo no es el "origen del problema", sino las condiciones de "esclavitud" en las que desempe?an su trabajo. El sueldo medio de los controladores ha bajado de 350.000 a 200.000 euros con las medidas del Gobierno.
El sindicato que representa a Merche y al 90% del gremio, el USCA, asegur¨® ayer que result¨® "dif¨ªcil conseguir convencer a una plantilla muy castigada a lo largo del ¨²ltimo a?o", en palabras de su portavoz, C¨¦sar Cabo.
A su juicio, los controladores han sido objeto de "otra provocaci¨®n en forma de decreto ley en la v¨ªspera de uno de los puentes m¨¢s importantes del a?o", lo que, en su opini¨®n, "no fue casual".
El tel¨®n de fondo del conflicto es la batalla que Gobierno y controladores tienen abierto desde hace m¨¢s de un a?o por el recorte de sus condiciones laborales: el Gobierno aprob¨® en febrero una ley por la que la jornada laboral ordinaria pasaba de 1.200 horas anuales (m¨¢s 600 extraordinarias) a 1.670, entre otras medidas. Al bajar las horas adicionales y por tanto peor pagadas, se produce la reducci¨®n de sueldo citada. La mecha que encedi¨® el caos el viernes es el decreto que determina que en ese c¨®mputo de horas no se incluyen "los permisos sindicales, las imaginarias
[guardias localizadas] y las licencias y ausencias por incapacidad laboral".
El conflicto es tambi¨¦n herencia de a?os en los que la partida la hab¨ªan ganado los controladores. Ayer, cuando el gremio hab¨ªa vuelto al tajo, el ministro de Fomento, Jos¨¦ Blanco, lanz¨® su mensaje: "No les puede salir gratis".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.