La Xunta privatiza el control del ganado contra el criterio veterinario
Los veterinarios critican que ganaderos y empresas puedan identificar a los animales
Despu¨¦s de 12 a?os de f¨¦rreo control, impuesto tras la crisis de las vacas locas a finales de los noventa, el proceso de identificaci¨®n de ganado bovino, ovino y caprino, asistido desde 2008 por veterinarios de la empresa p¨²blica Seaga, se abre a empresas privadas o queda bajo responsabilidad del ganadero, encargado tambi¨¦n de comunicar, por tel¨¦fono o a trav¨¦s de un portal web de Medio Rural, los datos de sus animales. Un nuevo decreto, en vigor desde principios de la semana pasada, acerca el sistema gallego al del resto de las comunidades espa?olas y sustituye la verificaci¨®n del profesional en la explotaci¨®n por el autocontrol del ganadero.
"Ahora parece que no es un servicio tan imprescindible y que lo puede hacer cualquiera", se queja Quino Pisonero, veterinario de Seaga con 12 a?os a sus espaldas visitando las explotaciones de la comarca de Melide. "Al final, acabas conociendo no solo a los ganaderos, tambi¨¦n el nombre de las vacas", explica.
Una docena de entidades tiene permiso para prestar el servicio
Medio Rural prev¨¦ ahorrar cinco millones al a?o con el nuevo sistema
No es un chascarillo: los veterinarios de Seaga, ordenador en mano, eran hasta hace unos d¨ªas los responsables exclusivos de colocar en cada una de las orejas del animal un crotal, la chapa identificativa de la res y de la explotaci¨®n en la que nac¨ªa, as¨ª como de cubrir, siempre in situ, los datos del ternero y de su madre. Con la nueva norma, esos datos, reflejados en el Documento de Identificaci¨®n Bovina (DIB) -que acompa?a al animal durante toda su vida- le ser¨¢n enviados al ganadero por correo postal despu¨¦s de que este comunique por tel¨¦fono o por medio de una web -la Oficina Agraria Virtual- ya operativa, el n¨²mero de crotal aplicado al becerro.
Una segunda v¨ªa permite al propietario de la granja delegar el tr¨¢mite en "entidades identificadoras", que por primera vez podr¨¢n ser empresas privadas y cooperativas que se den de alta para realizar y cobrar el servicio, pero tambi¨¦n particulares. Doce de estas entidades -entre ellas la Federaci¨®n de Razas Aut¨®ctonas de Galicia, o Africor Lugo- ya pueden desempe?ar esta labor tras recibir el visto bueno de Medio Rural.
Ninguna de las dos v¨ªas, la que conf¨ªa en el autocontrol del ganadero y la que abre el servicio a empresas privadas, satisface a los veterinarios, convencidos de que se aparta al profesional de la vigilancia sanitaria. "No se especifica con qu¨¦ tipo de medios deben contar las entidades, ni qu¨¦ formaci¨®n deben tener", se queja Mar¨ªa Jes¨²s Garc¨ªa, miembro del comit¨¦ de empresa de Seaga.
El Decreto 183/2010 que fija los cambios con respecto a la normativa de 1998 obliga a las entidades postulantes a "contar con los medios t¨¦cnicos" y "el personal t¨¦cnico necesario", pero no hace referencia a ninguna titulaci¨®n concreta. "Necesitamos un control profesional, que es siempre un control veterinario", reclama Ux¨ªo Rei, presidente del Consello Galego de Colexios Veterinarios, que ha presentando alegaciones al texto precisamente por la vaguedad con la que se acota el perfil profesional de los identificadores. Organizaciones como el Sindicato Labrego Galego recomiendan a sus afiliados no elegir este ¨²ltimo sistema. En todo caso, sea cual sea la v¨ªa elegida, la Administraci¨®n debe disponer de los datos de los animales en 20 d¨ªas de plazo desde el nacimiento.
La privatizaci¨®n del servicio ha abierto varios frentes entre Medio Rural y los veterinarios, tanto los de Seaga -directamente afectados por el cambio, que los deja en la calle- como por los agrupados en los colegios profesionales. La conseller¨ªa de Samuel Ju¨¢rez apela a "la evoluci¨®n de la ganader¨ªa gallega y al desarrollo de las nuevas tecnolog¨ªas" para justificar el nuevo modelo. El sistema reci¨¦n estrenado permitir¨¢ ahorrar, seg¨²n c¨¢lculos de Medio Rural, cinco millones de euros al a?o.
En enero de 2011 expiran definitivamente los contratos de los veterinarios de Seaga, que hasta entonces est¨¢n llamados a seguir con su trabajo habitual. A partir del a?o que viene, la identificaci¨®n de las reses s¨®lo ser¨¢ posible con el nuevo sistema. La conseller¨ªa inform¨® del cambio a los ganaderos por carta, antes de que se publicase el decreto que lo regulaba. En la misiva, el departamento de Ju¨¢rez insist¨ªa en el car¨¢cter "m¨¢s econ¨®mico" del nuevo modelo. "No supone un cambio en las obligaciones de identificaci¨®n animal ni para productores ni para la Administraci¨®n", explican portavoces de la Direcci¨®n Xeral de Producci¨®n Agropecuaria.
La normativa aprobada a finales de los noventa para tratar de frenar la expansi¨®n de la encefalopat¨ªa espongiforme bovina impon¨ªa al ganadero el pago de una tasa social de 2,6 euros por cada crotal, 3,6 si hab¨ªa que sustituirlo por uno perdido. Con la privatizaci¨®n del servicio, este precio queda en el aire. "Los problemas los van a tener los ganaderos que vivan en lugares aislados y que elijan vincularse a una de estas entidades", augura Garc¨ªa, "porque son los lugares a los que es m¨¢s caro llegar".
El perfil sociodemogr¨¢fico de los criadores de ganado es otro de los inconvenientes del nuevo sistema que se?alan los veterinarios. Aunque los ganaderos pueden escoger indistintamente comunicar los datos de sus reses por tel¨¦fono o Internet, desconf¨ªan de un sistema que aleja a los supervisores de las cuadras. "?La telef¨®nica es una forma de verificar?", se pregunta Rei.
Badiola: "Era un modelo ejemplar en Espa?a"
M¨¢s del 90% de los animales decomisados en los mataderos gallegos provienen de otras comunidades aut¨®nomas. El dato que manejan los colegios de veterinarios lo confirma Jos¨¦ Manuel Becerra, portavoz de Carnicosa, uno de los mataderos m¨¢s grandes de Galicia, ubicado en A Coru?a. Si la identificaci¨®n de la res presenta alg¨²n tipo de deficiencia y no se soluciona en el plazo de dos d¨ªas h¨¢biles, el animal no podr¨¢ ser sacrificado. Este tipo de problemas, asegura Becerra, es "dif¨ªcilmente subsanable". La informaci¨®n que se pierde en el camino raramente se recupera.
A los veterinarios les preocupa no solo la voluntad de enga?ar de los ganaderos -"no estamos llamando delincuente a nadie", avisa Garc¨ªa- sino tambi¨¦n los errores achacados a despistes, desconocimiento o desidia. Si la vaca sacrificada tiene m¨¢s de un a?o -y es, por lo tanto, "material especificado de riesgo"-, debe someterse a an¨¢lisis su cr¨¢neo y m¨¦dula espinal. "Si un ganadero falsea una fecha al identificar al animal, puede pasarse por alto un an¨¢lisis que es necesario", explica.
"La seguridad de la carne estaba totalmente garantizada. Galicia era puntera en control sanitario desde hace muchos a?os", apunta Ana L¨®pez Pombo, presidenta del Colexio de Veterinarios de Lugo. Lo mismo defiende Juan Jos¨¦ Badiola, presidente del Consejo General de Colegios Veterinarios y m¨¢xima autoridad sobre la enfermedad de las vacas locas. "La carne gallega hab¨ªa logrado un gran prestigio. El gallego era un modelo ejemplar en Espa?a, uno de los mejores, si no el mejor", defiende Badiola, que a principios de octubre arremet¨ªa contra el "autocontrol" en un art¨ªculo de la revista Informaci¨®n Veterinaria.
El nuevo decreto acerca el control de ganado bovino, caprino y ovino al equino, regulado en 2008. Son veterinarios libres, mediante convenios con la Xunta, los que identifican a estos animales, la mayor¨ªa en r¨¦gimen extensivo en montes comunales. Las tarifas var¨ªan seg¨²n la empresa y la distancia recorrida por el profesional. En los lugares apartados llegan a los 40 euros. "Pocos est¨¢n identificados", avisa Garc¨ªa.
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