Clinton acusa a donantes saud¨ªes de financiar el terrorismo
Los informes de las embajadas dan cuenta del fracaso de los pa¨ªses ¨¢rabes para bloquear el apoyo econ¨®mico a los grupos extremistas
"Los donantes en Arabia Saud¨ª constituyen la fuente m¨¢s significativa de financiaci¨®n de los grupos terroristas sun¨ªes en todo el mundo", asegura un despacho diplom¨¢tico enviado hace un a?o por la Secretar¨ªa de Estado a sus embajadas en Riad, Abu Dabi, Kuwait, Islamabad y Doha. El texto, uno de los m¨¢s claros exponentes de la preocupaci¨®n de EE UU por el dinero del terrorismo, les pide que recaben la cooperaci¨®n de esos Gobiernos para poner coto a la recaudaci¨®n de fondos para Al Qaeda y los talibanes. Pero en los 1.110 cables que tocan el asunto se vislumbra que las prioridades de algunos de sus aliados van por otros derroteros. Las menciones al progreso llevado a cabo por estos no logran eclipsar la frustraci¨®n estadounidense por la lentitud de sus avances.
Los radicales recaudan millones de d¨®lares "en la peregrinaci¨®n a La Meca y el Ramad¨¢n"
"La droga no es la mayor fuente de ingresos de los talibanes, sino los donativos del Golfo"
A Washington le preocupa que el continuo flujo de dinero al que tienen acceso los terroristas est¨¢ minando su esfuerzo de estabilizaci¨®n en Afganist¨¢n, adem¨¢s de costando vidas a sus tropas, las de sus aliados y a numerosos civiles. Por ello, explica el documento, el representante especial para Afganist¨¢n y Pakist¨¢n, Richard Holbrooke, ha establecido en coordinaci¨®n con el Departamento del Tesoro una fuerza de trabajo sobre financiaci¨®n ilegal, con el objetivo de comunicar mejor las prioridades en ese campo y generar la voluntad pol¨ªtica para ese combate entre los aliados.
"Aunque Arabia Saud¨ª se toma muy en serio la amenaza del terrorismo interno, ha sido un continuo reto convencer a los funcionarios saud¨ªes para que aborden la financiaci¨®n terrorista que emana de Arabia Saud¨ª como prioridad estrat¨¦gica", constata el despacho, que lleva la firma de Hillary Clinton. Ese pa¨ªs, asegura, "contin¨²a siendo una base de apoyo cr¨ªtico para Al Qaeda, los talibanes, Lashkar-e-Tayba y otros grupos terroristas, incluido Ham¨¢s, que probablemente recaudan millones de d¨®lares anualmente de fuentes saud¨ªes, a menudo durante el hach [la peregrinaci¨®n a La Meca] y el Ramad¨¢n".
Los saud¨ªes admiten "la dificultad de controlar la recaudaci¨®n durante el hach", en una visita a Riad del vicesecretario adjunto del Tesoro Daniel Glaser, en junio de 2009. Pero tambi¨¦n alertan contra los riesgos de imponer restricciones a las instituciones ben¨¦ficas, porque son organizaciones "profundamente arraigadas en la cultura saud¨ª". Adem¨¢s, se quejan de que la prohibici¨®n de transferir fondos fuera del pa¨ªs que les impusieron en 2005 est¨¢ beneficiando a Ir¨¢n. "Los iran¨ªes han ocupado el hueco que ha dejado la asistencia caritativa saud¨ª, lo que aumenta la influencia iran¨ª en pa¨ªses como L¨ªbano, Pakist¨¢n, Siria, Yemen y Nigeria", asegura un responsable del Ministerio del Interior.
Las referencias al resto de los pa¨ªses a los que se env¨ªa el despacho no les dejan en mejor situaci¨®n. Kuwait es "el ¨²nico pa¨ªs del Consejo de Cooperaci¨®n del Golfo (CCG) que no ha criminalizado la financiaci¨®n del terrorismo". La colaboraci¨®n de Qatar se califica como "la peor de la regi¨®n". En el caso de Emiratos ?rabes Unidos, su "d¨¦bil normativa de vigilancia le hace vulnerable al abuso por parte de los financieros terroristas y redes de apoyo".
Y luego est¨¢ el agujero negro de Pakist¨¢n. "El ISI [el servicio secreto paquistan¨ª] contin¨²a manteniendo lazos con un amplio espectro de organizaciones extremistas, en particular los talibanes, Lashkar-e-Tayba y otras", que "explotan la extensa red de instituciones ben¨¦ficas, ONG y escuelas cor¨¢nicas del pa¨ªs", recuerda el cable. En ¨¦l se vuelve a mencionar un asunto que ha sido objeto de varios mensajes anteriores: que Islamabad cierra los ojos a la actividad del citado grupo y de su l¨ªder, Hafiz Saeed, contraviniendo la resoluci¨®n 1267 de la ONU, que los vincula con el terrorismo. Tambi¨¦n instruye a los diplom¨¢ticos para que pidan a sus interlocutores que act¨²en "contra la red de Haqqani, que est¨¢ canalizando armas y hombres a trav¨¦s de la frontera para combatir a las fuerzas estadounidenses y de la coalici¨®n en Afganist¨¢n".
Los documentos secretos a los que ha tenido acceso EL PA?S aseguran tras cada visita de altos funcionarios estadounidenses que los responsables de los distintos pa¨ªses prometen cooperar. Pero el problema no es de falta de voluntad, sino de diferencias de percepci¨®n.
"Los funcionarios de seguridad de EAU consideran que los talibanes pueden obtener apoyo de la numerosa poblaci¨®n past¨²n que reside en el pa¨ªs", escribe el embajador Richard Olson al dar cuenta de la reuni¨®n que Howard Mendelsohn, un enviado del Departamento del Tesoro, mantuvo a mediados de diciembre de 2009 con responsables emirat¨ªes. Los saud¨ªes, por su parte, atribuyen la financiaci¨®n de los talibanes a los ingresos del narcotr¨¢fico, tal como varios cargos de Interior le explican a Holbrooke durante una visita en mayo de 2009.
"La DEA [la agencia antidroga de EE UU] estima que al menos 2.000 millones de d¨®lares procedentes del tr¨¢fico de drogas han transitado por EAU en los tres a?os precedentes", se?ala un despacho enviado por Olson a principios de septiembre del mismo a?o. No obstante, Holbrooke y el resto de los funcionarios estadounidenses insisten en que "los beneficios de la droga no son la principal fuente de ingresos de los talibanes, sino m¨¢s bien los donativos privados procedentes del Golfo". A¨²n as¨ª, la Secretar¨ªa de Estado estudia el eventual v¨ªnculo ¨¦tnico y env¨ªa un detallado cuestionario sobre las comunidades afgana y paquistan¨ª en EAU, al que la Embajada en Abu Dabi contesta con generalidades y escasa concreci¨®n, reconociendo desconocer si esos emigrantes admiran a los talibanes u otros extremistas de sus pa¨ªses.
El propio Olson admite en otro despacho que la numerosa comunidad inmigrante del subcontinente genera un significativo flujo financiero legal que, dada la falta de restricciones al movimiento de capitales y la costumbre local de utilizar grandes vol¨²menes de efectivo, complica la tarea de identificar transacciones il¨ªcitas. "Las autoridades de EAU se declaran comprometidas con la lucha contra la financiaci¨®n terrorista. El marco legal existe, pero su capacidad para identificar e investigar sin pistas previas es limitada", concluye. La magnitud de la tarea se comprende al saber que, seg¨²n estimaciones del Banco de Pakist¨¢n, ese pa¨ªs recibe de sus emigrantes el doble de lo que se documenta, tal como recoge un cable de la Embajada en Islamabad del pasado febrero.
Adem¨¢s, aunque saud¨ªes y emirat¨ªes comparten la preocupaci¨®n estadounidense ante Al Qaeda o los talibanes, consideraciones de pol¨ªtica interna y regional les llevan a enfatizar otras amenazas que para Washington resultan menos urgentes. As¨ª, por ejemplo, Riad expresa su inquietud por "los fondos que la comunidad chi¨ª saud¨ª env¨ªa a Hezbol¨¢" y la creciente influencia iran¨ª. "Ir¨¢n es un importante contribuyente a las actividades terroristas en muchos lugares, incluidos Yemen, ?frica del Norte y Am¨¦rica Latina", le asegura el general Saad al Yabri a Holbrooke. Los funcionarios emirat¨ªes a?aden que "Ir¨¢n apoya a los talibanes con dinero y armas, les ayuda a pasar drogas y facilita sus movimientos y los de Al Qaeda".
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