Radiograf¨ªa de una ocupaci¨®n
Una ONG israel¨ª afirma que el expolio a los palestinos prima sobre la seguridad
Israel ocupa Cisjordania desde hace 43 a?os. Ha habido fases de gran violencia, como durante la segunda Intifada (2000-2005), y fases m¨¢s o menos apacibles, como la actual. Los Acuerdos de Oslo, la autonom¨ªa de la Autoridad Palestina y la desaparici¨®n del terrorismo a gran escala han cimentado la idea de una ocupaci¨®n benigna. No lo es. La ONG Breaking the Silence, fundada en 2004 por ex soldados israel¨ªes deseosos de denunciar lo que ellos mismos hab¨ªan hecho, ha recopilado testimonios an¨®nimos de 101 ex soldados en un libro que constituye una radiograf¨ªa de la ocupaci¨®n.
"La versi¨®n oficial afirma que la actividad del Ej¨¦rcito en los territorios [ocupados] est¨¢ fundamentalmente dirigida a garantizar la seguridad de los ciudadanos israel¨ªes; los testimonios, en cambio, describen una actitud ofensiva que incluye expropiaciones de territorio, un control creciente sobre la poblaci¨®n civil y el uso sistem¨¢tico del miedo", se se?ala en la introducci¨®n del libro.
El Ej¨¦rcito utiliza el miedo contra civiles por sistema, seg¨²n Breaking the Silence
"Nosotros cometimos algunas de las cosas que denunciamos", declara Yehuda Shaul, antiguo jefe de patrulla en Hebr¨®n y fundador de Breaking the Silence. "Queremos que se sepa lo que ocurre al otro lado, romper la ignorancia voluntaria de la sociedad israel¨ª. Habr¨¢ quien utilice nuestras denuncias para atacar a Israel, pero nuestro prop¨®sito consiste en reforzar los fundamentos morales de este pa¨ªs", a?ade.
La radiograf¨ªa de la ocupaci¨®n se refiere a aspectos militares y muestra cuatro ejes de actuaci¨®n: Sikkul (prevenci¨®n del terrorismo), Hafradah (separaci¨®n), Mirkam hayyim (preservaci¨®n del tejido social palestino) y Akhifat hok (aplicaci¨®n de la ley). Esos ejes se supon¨ªan bienintencionados. Los testimonios revelan que se hace de ellos un uso perverso.
La "prevenci¨®n del terrorismo" se traduce, dice Breaking the Silence, "en que todos los palestinos, hombres y mujeres, son sospechosos y constituyen una amenaza; la intimidaci¨®n reduce las posibilidades de que se enfrenten a las fuerzas de seguridad y, por tanto, previene el terrorismo".
Un ejemplo de "prevenci¨®n", y hay decenas, es el aportado por un ex soldado de la Brigada Kfir, destinado a la zona de Nablus en 2009. La inteligencia militar hab¨ªa dado orden de registrar 60 casas palestinas en un pueblo. "Fuimos casa por casa, a las dos de la madrugada, la gente estaba aterrorizada, hab¨ªa ni?as que por el miedo se orinaban encima", dice el testimonio. Otras frases: "A los hombres de entre 16 y 29 a?os se les esposa y se vendan sus ojos". "Un soldado rob¨® 20 shekels [cuatro euros]". "Uno se quej¨® de que no hab¨ªa nada para robar, solo hab¨ªa podido llevarse rotuladores". "No encontramos armas y confiscamos cuchillos de cocina".
Otro aspecto de la "prevenci¨®n" consiste en recordar a la poblaci¨®n la presencia constante del Ej¨¦rcito. Un ex paracaidista, destinado en Nablus en 2003, recuerda que a las tres de la madrugada lanzaban granadas detonadoras: "Nos dec¨ªan [los oficiales] que si hab¨ªa terroristas, el ruido les har¨ªa escapar. En realidad, el mensaje era que mientras hubiera terrorismo convertir¨ªamos la vida de la poblaci¨®n en un infierno".
La "separaci¨®n" se refiere, supuestamente, a israel¨ªes y palestinos. Los testimonios reflejan que, adem¨¢s, se separa a unos palestinos de otros para facilitar el control militar y se separa a los palestinos de sus tierras para obligarlos a concentrarse en ciudades. Muchos de los campos forzosamente abandonados acaban en manos de colonos. Breaking the Silence asegura que la "separaci¨®n" no est¨¢ dirigida a una eventual retirada israel¨ª, "sino al control y anexi¨®n de territorio".
Otra de las l¨ªneas de actuaci¨®n, la te¨®ricamente encaminada a preservar el tejido social palestino, ha acabado consistiendo en una intromisi¨®n constante. Para saber qui¨¦n puede ser peligroso se practica el mapping, traducible como "cartograf¨ªa". Lo describe un ex artillero destinado en Hebr¨®n en 2003: "Entras en una casa y pides a todos el carn¨¦. Lo registras todo, vac¨ªas los armarios y te vas. Cuando ascend¨ª a oficial comprend¨ª para qu¨¦ serv¨ªa eso: recogemos informaci¨®n para los servicios de inteligencia, que as¨ª saben c¨®mo es por dentro cada casa y qui¨¦n vive en ella".
El ¨²ltimo eje es la aplicaci¨®n de la ley, distinta para los palestinos -sometidos a leyes otomanas o jordanas y, por encima de todo, a la justicia militar- y para los colonos, sometidos a la justicia ordinaria israel¨ª. El Ej¨¦rcito carece de autoridad sobre los colonos. En una conversaci¨®n con este corresponsal, un alto oficial del Ej¨¦rcito israel¨ª coment¨® que algunos colonos le parec¨ªan "tan peligrosos como los terroristas ¨¢rabes".
En el libro se recogen historias como la de un soldado destinado en Hebr¨®n en 2008. Seg¨²n el militar, a los colonos les gustaba pasear cada shabat por el mercado palestino. Los soldados ten¨ªan que "esterilizar" las calles (evacuarlas); de vez en cuando, un colono insultaba, escup¨ªa o daba un bofet¨®n a un palestino, y la patrulla se llevaba al palestino para "evitar fricciones". "Era lo m¨¢s degradante", comenta el soldado.
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