Perdidos
Dicen los astr¨®nomos que el nuestro es un universo de bolsillo. Una peque?a magnitud del infinito. Nuestro pa¨ªs es una peque?a comunidad perpleja dentro de ese bolsillo, con menos especificidades de las que nos gustar¨ªan, y con una crisis econ¨®mica y un comportamiento pol¨ªtico que ha virado tambi¨¦n al centro derecha como en buena parte del mundo democr¨¢tico. La izquierda catalana va a la deriva acompa?ada de la mayor¨ªa de sus socios planetarios e impulsada por sus errores particulares.
La izquierda super¨® el neandertal con la socialdemocracia, pero esta necesita una puesta a punto para hacer frente a los desaf¨ªos de la peor crisis econ¨®mica tras la II Guerra Mundial y la adaptaci¨®n a la globalizaci¨®n de la econom¨ªa y de la comunicaci¨®n.
Los cambios sociales han sido m¨¢s r¨¢pidos que la adaptaci¨®n de la izquierda, que ha perdido conexi¨®n con los ciudadanos
Las transformaciones sociales han sido m¨¢s r¨¢pidas que la adaptaci¨®n pol¨ªtica de la izquierda, que ha perdido conexi¨®n con los ciudadanos. La clase obrera dej¨® hace mucho tiempo de ser su fil¨®n electoral y las clases medias desertan cuando no perciben respuestas a sus incertidumbres y sus miedos crecientes.
En un mundo que se transforma apareciendo m¨¢s peque?o pero m¨¢s hostil, los electores son cada vez m¨¢s flexibles, menos ideol¨®gicos y valoran peor los dogmatismos. Mientras tanto, la izquierda mantiene ideas y estructuras que les bloquean la adaptaci¨®n a los tiempos y a la clientela electoral.
La socialdemocracia catalana, como la de otros pa¨ªses europeos, tambi¨¦n ha regalado a la derecha las pol¨ªticas de seguridad e inmigraci¨®n y ha permitido que se le identifique como incapaces de liderar el crecimiento econ¨®mico. Hurtar el debate solo permite que otros lo hagan suyo.
La socialdemocracia, ya sea en Catalu?a, en Espa?a, en Francia o en Gran Breta?a, tiene que establecer unas nuevas relaciones con el mercado. Si no quiere quedar fuera de la alternancia pol¨ªtica, la izquierda tendr¨¢ que reformular su idea de la dimensi¨®n del Estado. La izquierda debe cuadrar el c¨ªrculo demostrando a la vez respeto por el mercado y la defensa de unos servicios p¨²blicos adaptados a unas arcas p¨²blicas vac¨ªas. Tiene que aceptar y defender la reforma del Estado del bienestar para hacerlo m¨¢s peque?o y m¨¢s eficiente, lo que solo conseguir¨¢ restableciendo las prioridades. No habr¨¢ Estado del bienestar sin reforma y sin situar como principal prioridad que el ascensor social funcione. Para ello tiene que crecer la econom¨ªa y restablecer las prioridades de gasto social con la educaci¨®n como m¨¢xima prioridad y la sanidad universal como un valor extraordinario que preservar.
Si la socialdemocracia contin¨²a fuera de juego, ser¨¢ la derecha la que lidere la salida de una crisis producida en gran medida por las pol¨ªticas de sus sectores m¨¢s extremos. Se diluir¨¢ su capacidad de influencia en el ¨¢mbito mundial del comercio o la regulaci¨®n financiera y oir¨¢ impotente c¨®mo la derecha se erige en defensora de las pol¨ªticas sociales por las que no ha apostado.
La izquierda sufre tambi¨¦n por su rigidez. Por la falta de flexibilidad para liberar ideas, personas y premiar la iniciativa. La misma rigidez ideol¨®gica y de funcionamiento de los partidos tradicionales impide que emerjan nuevos liderazgos s¨®lidos porque se premia la obediencia, el silencio y la adhesi¨®n al l¨ªder. Se confunde el miedo a disentir con la disciplina.
Los socialistas catalanes tienen por delante un debate intenso sobre ideas, personas, el tipo de organizaci¨®n y el grado de profesionalizaci¨®n que les permita renovarse y ofrecer un proyecto cre¨ªble a los ciudadanos. El bucle de la discusi¨®n sobre su grupo en Madrid no es irrelevante aunque la cuesti¨®n de fondo es su verdadera capacidad de influir ideol¨®gicamente en el PSOE. Por lo que respecta a un liderazgo s¨®lido, el PSC sabe que no se improvisa, ni se impone. Deber¨¢n buscar a alguien capaz de tener ideas y ejecutarlas. Alguien capaz de crear equipos y liderarlos con prestigio intelectual, capacidad de trabajo y de comunicaci¨®n. Deber¨¢n saber destapar a tiempo la olla a presi¨®n.
Esther Vera es periodista.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.