El alba?il de Olot pretend¨ªa matar a otros dos empleados de la caja
Uno se salv¨® porque hab¨ªa ido a desayunar y otro por estar en el primer piso
El alba?il Pere Puig, de 57 a?os, que el mi¨¦rcoles mat¨® con un rifle a cuatro personas en Olot, pretend¨ªa hacer a¨²n m¨¢s grande la tragedia. Adem¨¢s de a sus dos jefes (padre e hijo), al subdirector y a una trabajadora de la entidad bancaria Caja de Ahorros Mediterr¨¢neo (CAM), Puig buscaba al director de la sucursal y a otro trabajador de la entidad, seg¨²n fuentes cercanas a la investigaci¨®n. Iba pertrechado con una escopeta y munici¨®n suficiente para cometer dos cr¨ªmenes m¨¢s.
A las nueve de la ma?ana, Puig entr¨® en el bar La Cuina de l'Anna, en el municipio de La Canya, apunt¨® a la cabeza del que hab¨ªa sido su jefe durante m¨¢s de 20 a?os, Joan Tubert, de 61 a?os, y le mat¨®. Luego apunt¨® a su hijo, ?ngel Tubert, de 35 a?os. Y tambi¨¦n le mat¨®. Un hombre que estaba sentado entre el padre y el hijo qued¨® cubierto de sangre. El alba?il despu¨¦s cogi¨® su Suzuki aparcado en la puerta y condujo hasta la sucursal de la CAM, cargando su escopeta. Dej¨® el veh¨ªculo en medio de la calle con los cuatro intermitentes y entr¨® al grito de "?Esto es un atraco!". "?Pero qu¨¦ atraco, Pere?", le reprocharon los trabajadores, que le conoc¨ªan. El hombre ten¨ªa una cuenta bancaria con un saldo que no llegaba a los 10 euros y una tarjeta de cr¨¦dito con una deuda de m¨¢s de 4.000.
La peque?a ciudad se paraliz¨® en homenaje a los cuatro asesinados
Puig respondi¨® con tres tiros: uno intimidatorio, otro que mat¨® a Rafael Turr¨® y un tercero que impact¨® en la cabeza de Anna Pujol. El hombre busc¨® a un tercer trabajador, que en ese momento se salv¨® porque rondaba por el primer piso. El director de la sucursal estaba tambi¨¦n entre sus objetivos. El m¨¢ximo responsable de la entidad justo hab¨ªa salido a desayunar. Eso le salv¨® de Puig, que el mi¨¦rcoles se levant¨® con la determinaci¨®n de asesinar a aquellos que, a su entender, le estaban amargando la vida.
El municipio se volc¨® ayer con las familias de las v¨ªctimas del alba?il. Al mediod¨ªa, negocios, f¨¢bricas, hospitales, entidades bancarias... la peque?a ciudad, de unos 35.000 habitantes, ech¨® el cierre casi al completo para dedicar dos minutos de silencio y mostrar su repulsi¨®n ante la matanza. "Olot est¨¢ completamente consternada", constat¨® el alcalde, Llu¨ªs Sacrest, en la puerta del Ayuntamiento, flanqueado por el equipo municipal, amigos y compa?eros de las v¨ªctimas, que ocultaban su rostro con gafas de sol.
Medio millar de personas le escuchaban, silenciosos. "Nuestra gente se conoce, se saluda, comparte muchos espacios de relaci¨®n, en el barrio, en el trabajo, haciendo deporte", sigui¨®, emocionado. La mayor¨ªa de los reunidos conoc¨ªan a Joan, a ?ngel, a Rafael y a Anna. Pero tambi¨¦n a Pere. Igual que conoc¨ªan al celador Joan Vila que pocas semanas antes hab¨ªa llevado la muerte al pueblo al confesar el asesinato de 11 ancianos en la residencia La Caritat. "Es una desgraciada coincidencia", acert¨® a decir el alcalde.
En ese mismo momento, frente a la entidad bancaria, seis velas y un ramo de rosas rend¨ªan tributo a las v¨ªctimas, y un centenar de personas guardaban silencio, cabizbajos. Los coches que en ese momento circulaban por la calle, una de las m¨¢s concurridas del pueblo, se paraban para sumarse al duelo. El mercado dej¨® de vender. Las puertas del hospital de Sant Jaume se llenaron de trabajadores.
Pere Puig ha sido el causante de la consternaci¨®n. Su excusa ante los Mossos d'Esquadra para la masacre es que le iban a echar del trabajo y que sus compa?eros se burlaban de ¨¦l. Y que encima, en la caja, le reclamaban una deuda que ¨¦l no reconoce. Su abogada, N¨²ria Mas¨®, ha pedido que unos psic¨®logos le examinen. Est¨¢ previsto que hoy a las once de la ma?ana Pere le d¨¦ una explicaci¨®n al titular del Juzgado de Instrucci¨®n n¨²mero 2 de Olot.
Ruta negra en el tanatorio
Cientos de ciudadanos recorrieron ayer las salas contiguas de la funeraria de Olot que acogieron los cad¨¢veres de los cuatro asesinados a balazos el pasado mi¨¦rcoles en la localidad. "Me he despedido de todos, all¨ª est¨¢n, uno detr¨¢s de otro", lament¨® Manel Comes, que como la mayor¨ªa, conoc¨ªa a todas las v¨ªctimas.
Los visitantes acced¨ªan aparentemente enteros al peque?o edificio de una planta, para desmoronarse durante un largo itinerario de p¨¦sames y llantos con los que acompa?aron a las familias afectadas. El angosto pasillo del local, donde se api?aron viudas, viudos y hu¨¦rfanos de los distintos fallecidos, fue un lamento de consuelo imposible. "Lo m¨¢s duro que he visto nunca", se?al¨® un empleado.
La coincidencia ayud¨® a las v¨ªctimas, necesitadas de apoyo ante el desastre. "Compartir la p¨¦rdida ayuda, pero en cierta manera todav¨ªa esperamos que alguien llame para aclarar que todo es una broma macabra", explic¨® Fernando, cu?ado de uno de los fallecidos.
Los cuatro asesinados ser¨¢n enterrados hoy a distintas horas. "Nos hemos organizado porque muchos querr¨¢n ir a varios funerales", a?adi¨® el familiar.
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