"En Olot debemos de tener alg¨²n problema"
Consternaci¨®n en la localidad tras el asesinato m¨²ltiple de hoy y los 11 muertos que confes¨® el celador
"Debemos de tener alg¨²n problema en este pueblo. No estamos bien, cada d¨ªa matan a alguien",dice Mercedes Gil, de 54 a?os. A esta peque?a ciudad de 35.000 habitantes en la que los paseantes se saludan indistintamente por el nombre de pila o por el apellido familiar le cuesta digerir quince muertes conocidas en apenas dos meses. "No levantamos cabeza, no salimos de una para entrar en otra", insiste Gil desde la barra del ¨²nico bar con vistas a la entidad bancaria en la que Pere Puig, un alba?il de 57 a?os, ha matado a dos personas pasadas las nueve de la ma?ana. Minutos antes, hab¨ªa matado a otras dos en el pol¨ªgono La Canya, un arrabal situado a las afueras de la misma localidad. Y las ¨²ltimas semanas, Gil y el resto de habitantes del municipio ha seguido convulsionado las confesiones del celador Joan Vila Dilm¨¦. En ellas, este empleado de una residencia geri¨¢trica se ha inculpado de haber matado al menos a11 ancianos a lo largo de los ¨²ltimos dos a?os. Todos los curiosos y empleados que trabajan junto a la entidad bancaria han recordado hoy que el geri¨¢trico donde el celador mat¨® a esos ancianos dista apenas unos 500 metros de la sucursal bancaria en la que acababan de morir dos personas.
"La gente est¨¢ muy quemada, con tanto crimen empezamos a sentirnos avergonzados de hablar de Olot. All¨¢ donde vas, solo te recuerdan por asesinatos y desgracias", lamenta Ram¨®n Mas, transportista olotense. "Tengo que insistir y ponerme serio para que dejen de llamarme 'el celador'", ilustra como muestra de su hartazgo.
El secuestro de Olot
La concatenaci¨®n de homicidios estos ¨²ltimos meses ha llevado a los ciudadanos a remontarse a la d¨¦ca de 1990, cuando la localidad se hizo famosa por otro acto criminal que se antoj¨® casi interminable: Mar¨ªa ?ngels Feliu fue raptada el 20 de noviembre de 1992 en el aparcamiento de su casa por tres encapuchados para extorsionar a su familia. Ten¨ªa 35 a?os y tres hijos peque?os. Permaneci¨® en manos de sus captores 492 d¨ªas hasta que fue liberada el 27 de marzo de 2004 por uno de sus captores.
"Desde lo del secuestro que el nombre de Olot no supone nada bueno. Nos echaron un mal de ojo y no hay forma de superarlo", se castiga en el mercado pr¨®ximo a la entidad bancaria donde han fallecido dos personas Fernando Garc¨ªa, pescadero de 47 a?os. "Estamos gafados, es una desgracia enorme", se ensa?a. Como la mayor¨ªa de ciudadanos de Olot, tiene sus motivos: conoc¨ªa desde hace a?os las dos personas muertas a balazos en la sucursal. Por el nombre de pila.
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