"La Marina se peg¨® un tiro en el pie al echarme por gay"
"Fue un insulto. Me qued¨¦ perdido durante una temporada de mi vida". Stephen Benjamin, que ahora tiene 27 a?os y vive en Atlanta, se hab¨ªa labrado una prometedora carrera como traductor de ¨¢rabe en la Marina. Era lo que su patria necesitaba: soldados que hablaran el idioma mayoritario de Irak, un pa¨ªs que estaba sumido en una convulsa guerra de la que a EE UU le estaba resultando complicado salir. Y aun as¨ª, el Pent¨¢gono le expuls¨®. Solo por una raz¨®n. Porque era homosexual.
Unos inspectores encontraron en un ordenador conversaciones privadas que revelaban que era gay y le delataron ante sus superiores. El 23 de marzo de 2007 fue despojado de su uniforme. En la misma situaci¨®n que Stephen se han visto, en los pasados 17 a?os, 13.000 soldados, desterrados del Ej¨¦rcito porque alguien descubri¨® su orientaci¨®n sexual y les delat¨®. Pero esta situaci¨®n tiene los d¨ªas contados. El s¨¢bado, el Senado norteamericano revoc¨®, a petici¨®n del presidente Barack Obama, la ley que prohib¨ªa a los gais servir abiertamente en las fuerzas armadas. Ahora le corresponde al Pent¨¢gono elaborar un plan de transici¨®n, que comenzar¨¢ a implementar en 2011. Un informe publicado el mes pasado ya revel¨® que a dos tercios de los soldados les es indiferente si su compa?ero de batall¨®n es homosexual.
Era traductor de ¨¢rabe y el Pent¨¢gono no lograba contratar a gente con su perfil
La ley la aprob¨® el Congreso de EE UU, con el apoyo de Bill Clinton, en 1993. Obama, como presidente, convirti¨® su derogaci¨®n en una prioridad. Tras la revocaci¨®n, envi¨® una carta abierta a los norteamericanos en la que afirmaba: "Los gais y lesbianas de uniforme, valerosos americanos que luchan por nuestra libertad, ya no tienen que ocultar qui¨¦nes son. La lucha por los derechos civiles sigue viva". El comandante en jefe de las fuerzas armadas reconoc¨ªa as¨ª el calvario que han vivido miles de soldados expulsados por sus preferencias de g¨¦nero.
El caso de Stephen fue, si cabe, m¨¢s sangrante, porque evidenci¨® la gran contradicci¨®n en la que incurr¨ªa el Pent¨¢gono: necesitaba desesperadamente soldados que hablaran ¨¢rabe, pero se permit¨ªa el lujo de expulsar a Stephen y otros 60 traductores. "Cuando me notificaron mi expulsi¨®n, me di cuenta de que la Marina se estaba pegando un tiro en el pie, expulsando a alguien que realmente le hac¨ªa mucha falta", explica.
?Era eso patriotismo? En 2001, el a?o de los brutales atentados contra EE UU, solo la mitad de los puestos de traductores de ¨¢rabe en el Ej¨¦rcito hab¨ªan sido ocupados. El Pent¨¢gono era incapaz de encontrar a j¨®venes patriotas que hablaran, adem¨¢s, aquel idioma. La Comisi¨®n de Investigaci¨®n de los atentados revel¨® que numerosos documentos clasificados, que hubieran impedido los ataques, se quedaron sin traducir porque nadie que los tuvo delante hablaba ¨¢rabe.
Stephen trabajaba en Fort Gordon, en Georgia, traduciendo para soldados en combate. Estaba preparado para ir al frente en Irak y, si hac¨ªa falta, dar la vida por su patria. En ese momento, lleg¨® la inspecci¨®n. "Podr¨ªa haber mentido. Podr¨ªa haber puesto mi firma en un documento que dijera que no era gay. Pero yo no miento", explica. Era l¨®gico. Aunque la ley estaba en vigor desde 1993, en los ¨²ltimos a?os se cumpl¨ªa de forma bastante err¨¢tica. En 2001 hab¨ªan sido expulsados 1.200 soldados. En 2006, 620.
Stephen considera su infortunio casi una cuesti¨®n de casualidad. "Alguna gente en mi unidad sab¨ªa que era gay. Y no pasaba nada. Desde hac¨ªa tiempo, sab¨ªamos que a la gran mayor¨ªa de soldados les daba igual la sexualidad de sus compa?eros. Que te descubrieran era una loter¨ªa. Por eso la ley era m¨¢s injusta y cruel", explica.
Los 13.000 soldados que fueron expulsados a lo largo de los 17 a?os de la ley contra los gais, conocida como Don't ask, don't tell (en ingl¨¦s, No preguntes, no lo cuentes) tendr¨¢n el a?o que viene la opci¨®n de pedir la readmisi¨®n en las filas del Ej¨¦rcito. Stephen, de momento, no la contempla. Ha pasado p¨¢gina. "Esto me pas¨® hace ya cuatro a?os. He rehecho mi vida. Pero estoy muy contento por lo que el presidente Obama ha logrado".
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