La nueva patronal
La elecci¨®n de Rosell debe permitir a la CEOE recuperar la iniciativa en el debate econ¨®mico
El nuevo presidente de la Confederaci¨®n Espa?ola de Organizaciones Empresariales (CEOE), Joan Rosell, tiene una ardua tarea por delante. La patronal acaba de sufrir una merma importante en su prestigio debido a la desafortunada presidencia de Gerardo D¨ªaz Ferr¨¢n, y se enfrenta, adem¨¢s, a un periodo dif¨ªcil de negociaci¨®n sociolaboral en el que ser¨¢ necesario saber con claridad cu¨¢les son las propuestas empresariales. Del discurso de investidura de Rosell, apenas pueden entresacarse m¨¢s que buenos deseos y objetivos generales, como "reacreditar" la econom¨ªa de libre mercado (desacreditada, todo hay que decirlo, por la incompetencia o la irresponsabilidad de los bancos estadounidenses en primer lugar), ampliar las bases del di¨¢logo social y renovar los ¨®rganos de representaci¨®n de la patronal, que falta les hace.
Aceptada la pertinencia de tales prop¨®sitos, incluida la urgente simplificaci¨®n organizativa, lo cierto es que el principal desaf¨ªo para la CEOE es recuperar una presencia p¨²blica relevante en el debate sobre la crisis econ¨®mica y en la negociaci¨®n de las reformas que est¨¢n en marcha, desde la laboral hasta la del sistema de pensiones o los aspectos m¨¢s pol¨¦micos de la Ley de Econom¨ªa Sostenible. La patronal ha perdido iniciativa, influencia y capacidad de hacer o¨ªr su voz durante los ¨²ltimos a?os, quiz¨¢ como consecuencia de la desgraciada aventura empresarial de D¨ªaz Ferr¨¢n; y bien que se ha notado durante la negociaci¨®n de la reforma laboral, por ejemplo. Esa influencia se consigue no solo exponiendo la visi¨®n propia del empresariado sobre la crisis, sino tambi¨¦n (y sobre todo) garantizando la independencia de criterio de la patronal respecto a los partidos pol¨ªticos. Rosell tiene la oportunidad de desvincular a la CEOE de la dependencia de algunas facciones del PP, evidente durante la etapa del presidente anterior.
La patronal tiene una responsabilidad decisiva en la negociaci¨®n laboral. Tal responsabilidad le exige que sea capaz de llegar a acuerdos con los sindicatos que despejen la tarea reformista del Gobierno; no basta con encastillarse en posiciones extremas, que en el caso de la CEOE implica aceptar tan solo las posiciones m¨¢s duras de la reforma laboral. Cuidado con los fundamentalismos, porque las empresas han aprendido las ventajas del pragmatismo. Los "puentes de entendimiento" que quiere tender Rosell tienen que permitir un di¨¢logo constante con el Gobierno y con los sindicatos.
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