La prueba del 9
Cuando ETA duda entre dos opciones o est¨¢ dividida sobre ellas, suele elegir las dos a la vez: acompa?ar una movilizaci¨®n por la amnist¨ªa con un atentado la v¨ªspera. O bien: realizar un atraco a mano armada en Francia cuando prepara un comunicado anunciando una tregua. Los encapuchados que el lunes asaltaron una empresa cerca de Lyon tuvieron inter¨¦s en identificarse como miembros de ETA. Lo que significa que o bien ha habido una escisi¨®n o, m¨¢s probablemente, que quer¨ªan dejar constancia de que el posible anuncio de la tregua que le hab¨ªa pedido Batasuna no significa renuncia a la violencia sino, como dicen en sus papeles internos, ocasi¨®n para un proceso de negociaci¨®n de lo que consideran pausas de la misma.
El mensaje de ETA es: tregua para iniciar una negociaci¨®n, s¨ª; abandono de las armas, no
Existe un consenso bastante asentado en que las treguas ya no sirven; que lo ¨²nico que vale es la retirada definitiva. Pero lo ¨²nico que vale ?para qu¨¦? Cuando lo dice Rubalcaba parece referirse a que ser¨ªa condici¨®n para la vuelta de Batasuna a la legalidad. Ese partido a?adi¨® a la petici¨®n de tregua de los amigos del mediador Currin una menci¨®n a que la misma se considerar¨ªa "expresi¨®n de la voluntad de abandono definitivo" de la violencia. Pero ?qu¨¦ tiene que ocurrir para pasar de la tregua (temporal por definici¨®n) a la disoluci¨®n? Seg¨²n Rufi Etxebarria, el comunicado que esperan de ETA bastar¨ªa para abrir paso a la legalizaci¨®n del nuevo partido y el paso siguiente ser¨ªa la constituci¨®n de una mesa de partidos para negociar una "soluci¨®n definitiva al conflicto pol¨ªtico vasco".
Hace casi una d¨¦cada, un te¨®rico del conflicto defini¨® la campa?a de asesinatos de concejales y otros cargos socialistas y populares que sigui¨® a la ruptura de la tregua de Lizarra como "una propuesta extrema de negociaci¨®n". Ese ha sido el objetivo m¨¢s constante de ETA en los ¨²ltimos 30 a?os: forzar mediante la violencia y la amenaza de usarla una negociaci¨®n en la que, a cambio de un cese m¨¢s o menos duradero de los atentados, los dem¨¢s partidos aceptaran sus propuestas de cambio del marco pol¨ªtico.
El pulso planteado entre ETA y Batasuna ha llevado al brazo pol¨ªtico a exigir de la vanguardia militar que se someta a su inter¨¦s por recuperar la legalidad, y abandone las armas. A la vista est¨¢ que quienes las tienen no est¨¢n por la labor; pero si no atienden los requerimientos, corren el riesgo de quedarse sin pueblo al que salvar: que Batasuna elija salvarse sola antes que hundirse con ETA. Para ello tendr¨¢ que hacer algo m¨¢s que presentar unos estatutos en los que se exprese el rechazo a "todas las violencias", como siguen diciendo sus portavoces (Txelui Moreno, P¨²blico, 12-12-2010). Los tribunales ya dieron por probada la existencia de una vinculaci¨®n no solo ideol¨®gica de Batasuna (su c¨²pula) con ETA. Por tanto, la carga de la prueba para derogar su ilegalizaci¨®n corresponde a Batasuna, que es la que tiene que demostrar que esa vinculaci¨®n ya no existe.
As¨ª lo proclaman ahora los dirigentes de Batasuna, pero la credibilidad de su desmarque no depende tanto de la contundencia de las palabras como de lo que est¨¦n dispuestos a hacer en favor de la desaparici¨®n del brazo armado. Como ha dicho un grupo de presos disidentes, de poco sirve hablar de treguas permanentes si no se ha tomado la decisi¨®n definitiva de dejarlo. Para que tal cosa ocurra, la principal contribuci¨®n de Batasuna ser¨ªa desligarse de esa negociaci¨®n, demostrando que es capaz de defender sus ideas por lo que valen y no por el respaldo que le preste una banda armada que ataca a los que no las comparten o acatan.
Mientras exista ETA, la credibilidad que reclama Batasuna depender¨¢ sustancialmente de esa renuncia, que dejar¨ªa sin objetivo la prolongaci¨®n de la lucha armada. Y del mismo modo que los tribunales consideraron a Batasuna componente necesario de la estrategia terrorista, su negativa a cooperar en la recogida de los frutos de la violencia ser¨ªa su principal aval para recobrar la legalidad.
Un dato importante es que el PNV rechaza esa mesa de negociaci¨®n pol¨ªtica, lo que deja suspendida del aire la propuesta de la izquierda abertzale, a la que se opondr¨ªan 69 de los 75 miembros del actual Parlamento vasco. Si Otegi y compa?¨ªa imitasen a Urkullu, ser¨ªa ETA la que se quedar¨ªa sin suelo bajo los pies. Algunos pron¨®sticos indican que el comunicado de ETA llegar¨¢ de todas formas antes del d¨ªa 8; pero la prueba de fuego de la voluntad de Batasuna de competir en igualdad de condiciones, sin el respaldo de las pistolas, depende de lo que, con o sin tregua, haga a partir del d¨ªa 9.
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