Canciones gratis para todos
Al despertar, ya no era un ciudadano y, en consecuencia, no ten¨ªa derechos. Me fui a mirar al espejo, para ver si adem¨¢s me hab¨ªa convertido en una cucaracha como la de Kafka, pero no: por fuera continuaba siendo el mismo, lo cual representaba el problema de que para sobrevivir seguir¨ªa necesitando comprar comida y tener dinero con el que pagarla. Encend¨ª el ordenador por comprobar si aquello, en cualquier caso, era una pesadilla o la realidad, e inmediatamente comprob¨¦ el n¨²mero de descargas que la gente hab¨ªa hecho de mi trabajo sin pagar por ¨¦l y le¨ª esa carta de la organizaci¨®n Facua-Consumidores en Acci¨®n contra la ley Sinde, en la que le piden a la Comisi¨®n de Econom¨ªa del Congreso que no se apruebe "una norma elaborada contra los intereses de los ciudadanos". O sea, que como los intereses de esos ciudadanos consisten en disfrutar gratis de mi trabajo y del de otros como yo, que tambi¨¦n escriben novelas o canciones, pues queda claro que para ellos la cultura y sus profesionales no valen nada, que hay que atarles la etiqueta de cero euros en el dedo gordo del pie, como a los cad¨¢veres de la morgue, y que no deben de recibir una sola moneda a cambio de su trabajo, como s¨ª lo hacen el fontanero, el dependiente de la tienda de ultramarinos, el electricista, el conductor del autob¨²s, la azafata o la empleada del banco. ?Se han fijado en que con las letras de "consumidores" se puede escribir la palabra "sumidero"?. Y por ah¨ª se va todo.
Lo peor no son los c¨ªnicos sino que haya tanta gente usando disculpas para justificar el atraco
"Todos los salteadores creen que son Robin Hood", me dice Juan Urbano, mientras tomamos un caf¨¦ que habr¨¢ que pagar, y bastante caro, antes de salir del bar, para que los camareros, los representantes y dem¨¢s sigan pudiendo recibir sus sueldos y saldar sus facturas y sus hipotecas, "pero lo que resulta poco habitual es que la polic¨ªa, en lugar de detenerlos, mire para otra parte, y eso es justo lo que ocurre. A m¨ª la verdad es que ver a la oposici¨®n en pleno tumbar la ley contra las descargas ilegales me dio la medida de esa gente y me hizo extra?arme de que fueran tan peque?os: ?C¨®mo es que no miden tres hect¨¢reas cada uno? Porque es incre¨ªble que en un metro y pico les quepa tanta hipocres¨ªa". Le doy la raz¨®n y mientras esperamos el autob¨²s, donde tambi¨¦n van a pedirnos un billete a la entrada, le digo: "S¨ª, y lo peor no son los c¨ªnicos sino que haya tanta gente aplaudi¨¦ndolos y usando mil y una disculpas para justificar el atraco; los internautas asegurando que lo hacen por amor al arte y para castigar a las prepotentes compa?¨ªas discogr¨¢ficas, como si la justicia consistiera en saltar de un barco pirata a otro; y los pol¨ªticos, como de costumbre, entreg¨¢ndose a la ret¨®rica y al miedo, porque solo son capaces de tomar medidas impopulares cuando es para subir los impuestos y abaratar los despidos".
?bamos a comprar nuestros regalos de Navidad y lo ten¨ªamos dif¨ªcil, porque casi todas las tiendas de discos que hab¨ªa hace poco en Madrid est¨¢n cerradas o desabastecidas. ?bamos a comprar algunas pel¨ªculas, pero tampoco es f¨¢cil encontrar d¨®nde, porque los videoclubes est¨¢n en v¨ªas de extinci¨®n, dado que los aficionados al s¨¦ptimo arte prefieren baj¨¢rselas de internet o compr¨¢rselas a los manteros. El a?o que viene seguramente tampoco quedar¨¢n librer¨ªas. Tambi¨¦n fuimos a comprar algunos alimentos para Nochebuena, y estaban por las nubes, un 60% m¨¢s caros que hace una semana, lo cual nos dej¨® las carteras con eco. Para terminar, Juan Urbano y yo fuimos a pagar nuestra tasa de basura impuesta por el Ayuntamiento de Madrid, 112 euros m¨¢s otros cinco con sesenta por haber excedido el plazo del abono unos d¨ªas, es decir, en total 117,60. ?A qui¨¦n se le ocurre que la cultura sea gratis y los desperdicios se paguen a precio de oro? Al Partido Popular, por ejemplo, que ahora baila alrededor de la ministra Sinde y cuando gane las elecciones har¨¢ una ley de propiedad intelectual a la Sarkozy que muchos se merecer¨¢n.
?Saben qu¨¦ es lo que nunca le tiene un ladr¨®n a las cosas que roba? Respeto. Est¨¢ tan claro que no s¨¦ c¨®mo puede haber quienes no lo entiendan.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.