Deliciosa obra imperfecta
Quienes en el terreno literario encuentran seductora la atm¨®sfera de los romances centroeuropeos de principios del siglo XX, cuyos usos amorosos presentan ya hoy para nosotros cierto elemento de exotismo, con sus ceremonias y rituales sociales complicados y sutiles, con su aguda conciencia de la jerarqu¨ªa social, en los que no puede faltar ni un militar que se aburre ni un alto funcionario imperial, y donde la represi¨®n, los tab¨²es, el pudor y el sentido del honor reprimen tanto como exacerba y exaspera el erotismo, en fin, aquellos lectores para quienes esta clase de idilios no constituye todav¨ªa una lengua muerta, rematada a martillazos por Bloch en la primera entrega de Los son¨¢mbulos, y que S¨¢ndor Marai p¨®stumamente ha resucitado y puesto otra vez de moda, encontrar¨¢n que Primavera mort¨ªfera, la novela que hizo resonar por primera vez el nombre de Lajos Zilahy (1891-1976, huido de la Hungr¨ªa comunista, autor humanista, tuvo una distinguida presencia en las bibliotecas de nuestros padres, o m¨¢s bien de nuestras madres, en los a?os cincuenta y sesenta) es una pura delicia. O m¨¢s bien una delicia con impurezas, porque presenta algunas incongruencias psicol¨®gicas e ingenuidades argumentales. Pero ?cu¨¢ntas veces una obra imperfecta no ha resultado inolvidable (o casi)? ?Y c¨®mo no apreciar la energ¨ªa narrativa del autor, la plasticidad de los detalles, el pulso narrativo sin vacilaciones y esa atm¨®sfera de valses del emperador y amaneceres desesperados que sorprenden al joven h¨¦roe vestido a¨²n con el frac de anoche? Un joven terrateniente, rico, hu¨¦rfano, que se ha mudado a Budapest e ingresado en el Ministerio de Finanzas, en fin, un joven de vida f¨¢cil y brillante porvenir, se encierra en su cuarto de hotel para escribirle a un amigo la carta en la que le explica c¨®mo ha llegado a la horrible situaci¨®n en que no le queda m¨¢s remedio que quitarse la vida. Los motivos son de ¨ªndole rom¨¢ntica: enamorado de la encantadora Edit, hija de un general que va a ser nombrado ministro, ¨¦sta le corresponde hasta que un buen d¨ªa le rechaza, de repente y sin m¨¢s explicaciones. El joven se consuela en los brazos de Jozsa, menos hechicera y de m¨¢s baja alcurnia, pero m¨¢s generosa y buena que Edit. Pero a ¨¦l este remedio no le satisface, juega, pierde, se arruina, se asoma al abismo. Jozsa se ofrece a salvarle, pero entonces reaparece Edit, dando explicaciones de su espantada y ofreci¨¦ndose tambi¨¦n a salvarle. Las cosas se han puesto de tal modo que elegir a una equivale a destruir a la otra. ?Qu¨¦ hacer, dios m¨ªo, qu¨¦ hacer? (como dice la ¨²ltima frase de La dama del perrito).
Primavera mort¨ªfera
Lajos Zilahy
Traducci¨®n de Anne Mayo Herczig
El Funambulista. Madrid, 2010
210 p¨¢ginas. 15 euros
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